La afiliación media a la Seguridad Social alcanzó un récord histórico en el mes de junio. Un total de 19.517.697 millones de personas figuraban como cotizantes en el sexto mes del año, una cifra nunca vista desde julio de 2007, antes de la crisis.
Se trata de dígitos que han llevado al secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, a afirmar que "España está saliendo de la crisis en términos de afiliación, pero no de salarios", dando la idea de que la generación de empleo está dejando de ser un problema, no así las condiciones en las que se crea. Que el triunfalismo que evoca este récord histórico se debe tomar con mesura.
Pero no solo por la cuestión salarial a la que aludía Granado, sino por otra serie de datos que se pueden observar en las tripas de las estadísticas de empleo, y que han aflorado especialmente en esta de junio. Luces, sombras y claroscuros tras una cifra de empleo por lo demás inapelable.
Récord en plena desaceleración
Está fuera de duda que el empleo se desacelera, al paso de una economía que creció un 0,6% en el segundo trimestre del año, una décima menos que los tres meses previos, según las proyecciones del Banco de España. Los datos de mayo ya mostraban este cierto agotamiento, pero en el mes de junio la afiliación a la Seguridad Social ha crecido en 75.584 personas, un 0,4% más. Se trata del ritmo más lento de creación de empleo en un mes de junio desde 2015, años en los que ha sido manifiesta la pujanza del turismo.
No obstante, el empleo sigue creciendo a un ritmo del 2,7%, superior al avance del PIB en el primer trimestre (2,4%) y previsiblemente en el segundo si se confirma la desaceleración de la actividad que pronostica el banco emisor.
El cualquier caso, el Gobierno considera que esta ralentización no debe ser causa de alarma, sino que se entiende que es consecuencia lógica de la maduración del ciclo económico.
En este sentido, en Seguridad Social lo que están mirando en este momento, no es el avance en sí de la afiliación, si no su comparativa con la población activa, de forma que se pueda seguir reduciendo el desempleo y aumentando la tasa de ocupación. De momento, las estadísticas reman a su favor, puesto que la población activa bajó un 0,1% en el primer trimestre, influida por el progresivo envejecimiento de la población.
El efecto llamada a los parados
Ahora bien, puede ser que estas buenas cifras de empleo, pese a la desaceleración, lleven a un efecto llamada de desempleados que habían sucumbido en años anteriores a otro efecto, el deseánimo. Según la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas, ha asegurado que "hay más confianza en el éxito en la búsqueda de empleo, sobre todo entre las mujeres".
En este sentido, el Gobierno trata de positivar otro dato. Y es que el desempleo cayó en 63.805 personas en junio (-2,07%), su menor descenso en este mes desde 2009, y además subió incluso en casi 9.000 personas en términos desestacionalizados.
De acuerdo con las tesis del Ejecutivo, esta menor absorción del desempleo responde a que más personas se registran en las oficinas de empleo con la perspectiva de que, ahora sí, encontrarán un puesto de trabajo. Esto, por otro lado, también empujaría al alza la población activa (mediante una reactivación de personas que ahora aparecen en los registros como inactivos).
¿Menor calidad del empleo?
Esto desde una perspectiva a corto plazo, porque si se ponen las luces largas, lo que resulta es que, si bien el mercado laboral sigue mostrando una gran fortaleza, la calidad del empleo que se crea y las cifras de desempleo siguen siendo una tanto desalentadoras.
Por un lado, en el sexto mes del año se realizaron 2.009.011 contratos, de entrada casi un 2,3% menos que en junio de 2018, de los que 174.159 fueron contratos indefinidos, el 8,67% del total, con un descenso del 9,7% respecto al mismo mes del año pasado.
En este punto, el Gobierno sostiene que esa caída responde a un mero efecto estadístico. Concretamente, a la supresión del contrato indefinido de apoyo a emprendedores, una de las medidas 'estrella' de la reforma laboral de 2012, que decayó por imperativo legal una vez la tasa de paro se situó por debajo del 15%.
Según las mediciones del Ministerio de Trabajo, si se descuenta esta cuestión, el empleo indefinido habría crecido un 4,7% en el mes de junio.
En paralelo, sin embargo, en junio se efectuaron más de 1,8 millones de contratos temporales, solo un 1,5% menos, lo que ha llevado a Valdeolivas a admitir que el actual mercado laboral adolece de una mayor rotación que obligará a adoptar medidas del lado de los incentivos a la contratación indefinida, la lucha contra el fraude en el empleo y las modalidades de contratación.
Lo que es un dato inapelable es que continúa el retroceso de la contratación a tiempo parcial, entre la que se encuentra aquella que no es voluntaria. Del total de contratos indefinidos realizados en junio, los contratos a tiempo completo sumaron 103.531, un 8,9% menos que en igual mes de 2018, en tanto que los contratos indefinidos a tiempo parcial totalizaron 70.628, con un retroceso interanual del 10,9%.
Un millón de parados más
Del otro, tras el descenso de junio, el cuarto consecutivo, el volumen total de parados se situó en 3.015.686 desempleados, su nivel más bajo desde noviembre de 2008. Sin embargo, si se compara con el mes de julio de 2007, ese en el que se logró la última mayor cifra de afiliación, el número de desempleados era más de un millón inferior (1.970.388 personas) y la tasa de paro prácticamente la mitad.
Esta diferencia podría explicarse en parte por el menor efecto desánimo entre la población, pero lo cierto es que el mercado laboral es a día de hoy más grande y permite asumir mayores cifras de empleo y también de parados. La población activa es a día de hoy casi medio millón de personas más extensa que en julio de 2007 y el reto es ampliar las oportunidades de empleo a todos aquellos que lo demandan.
La precariedad de los maestros
Otra de las realidades menos positivas que reflejan los registros del Ministerio de Trabajo se refiere al descenso del empleo en la educación por el habitual despido de maestros interinos al finalizar el curso, para su posterior contratación tras el verano. La afiliación en la educación cayó un 5,4% en tasa intermensual dentro del Régimen General, pero si hay un dato que muestra más claramente esta realidad es el del número de bajas que se produjeron el 21 de junio, el último día del curso escolar. Nada menos que 191.963, la mayor cifra en un solo día del mes de junio.
Esta cuestión no se le escapa a Trabajo que, en cambio, asegura que ha tratado de maniobrar para evitar que se produzcan estos despidos masivos de empleados en la educación todos los veranos, pero que se ha topado con varias sentencias en contra desde el ámbito europeo, por lo que ha desistido de continuar con las campañas emprendidas.
Cal y arena para las mujeres
Con todo, hay una serie de datos que arrojan luz (y algunas sombras aún), como son las cifras de empleo de mujeres y jóvenes, la recuperación de la proporción de cotizantes por pensionista y el aumento de la tasa de cobertura de los desempleados.
En primer lugar, la afiliación de las mujeres se encuentra en cifras hitóricamente altas, con más de nueve millones, después de haber crecido más de un 3% interanual, a un ritmo más elevado que el de los hombres. Se trata de una buena noticia que rompe con la teoría de que el empleo masculino cae más en las recesiones y crece más que el femenino en las recuperaciones al estar más extendido entre las actividades más cíclicas.
Sin embargo, en el caso del desempleo, este desciende más rápido entre los hombres (prácticamente el doble, un 5,97%), lo que también podría explicarse por ese menor efecto desánimo entre las mujeres, que les lleva a apuntarse con más asiduidad a las listas de demandantes de empleo. Ahora bien, el trabajo a tiempo parcial sigue siendo un terreno pisado sobre todo por mujeres, lo que refleja que las desigualdades en términos de género persisten.
Más cotizantes por pensionista
Otro de los datos a tener en cuenta es la ratio de cotizantes por pensionista, que se sitúa en 2,32, el mejor dato desde 2012. Esta proporción muestra que, con el incremento de la afiliación, ha aumentado también la base de cotizantes que tienen que aportar a la Seguridad Social para pagar las pensiones actuales de los beneficiarios.
Además, sumando trabajadores y desempleados (que también cotizan), la cifra supera ya los 20,5 millones de personas, pero con más peso de los trabajadores y menos de los desempleados. En paralelo, el hecho de que haya más afiliados y con mejores salarios ha provocado que los ingresos por cotizaciones se hayan disparado un 7,91%, a un ritmo superior al de los propios cotizantes. No obstante, este ritmo es muy insuficiente para cerrar en el corto plazo el agujero de las pensiones, que ronda los 18.000 millones de euros.
Más cobertura para parados
Por último, otro dato positivo: la tasa de cobertura de las prestaciones para desempleados vuelve a situarse en el 60%, cuatro décimas más que en junio de 2018. Fuentes de Trabajo explican que responde a la recuperación del subsidio para mayores de 52 años y a que con la recuperación del empleo, un mayor número de trabajadores ha recuperado el derecho a la cobertura por desempleo, incluso en algunos casos personas que habían agotado su paro durante lo peor de la crisis.
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