El mercado hipotecario español está viviendo un momento de revolución. La entrada en vigor desde el pasado 17 de junio de la nueva ley que determina el proceso de concesión de hipotecas ha supuesto "un cambio de modelo" al que los distintos actores implicados están tratando de adaptarse de forma acelerada.
Una adaptación que no está siendo sencilla, a juzgar por las impresiones transmitidas desde algunas fuentes financieras, que aseguran haber apreciado cierto freno en la firma de hipotecas ante el "atasco" que se está viviendo en estas primeras semanas de aplicación de la ley en algunas notarías. "Hasta el final de junio se ha notado un frenazo en la firma de hipotecas por la situación que se está viviendo con algunas notarías", confirman desde el sector.
Las dificultades técnicas ya habían sido subrayadas en los días previos a la entrada en vigor de la nueva ley, por los problemas detectad0s en el sistema de conexión a través del que deben compartir información las entidades y los notarios sobre las hipotecas. Estos problemas llevaron al Ministerio de Justicia a establecer un periodo transitorio por el que, hasta el 31 de julio, este sistema puede convivir con los canales tradicionales (en papel o por correo electrónico) de remisión de la información.
Fuentes financieras señalan que los problemas iniciales están remitiendo con el paso de los días
"Aunque se trata de la transposición de una ley europea, en España la normativa se ha aplicado de forma más exigente. Y se ha dado poco tiempo para adaptarse", aseguran fuentes conocedoras de cómo se está implementando la nueva ley, quienes defienden, no obstante, que con el paso de los días estos problemas se están mitigando.
Esa adaptación, en el caso de los notarios, requiere su preparación para adoptar un nuevo rol informativo del notario, que deberá contar con toda la documentación y reunirse con el cliente al menos diez días antes de la firma para revisar las cláusulas del contrato y garantizar así que es consciente de lo que va a firmar. Este proceso implica ya, per se, una prolongación de los plazos.
"Cuando entró en vigor la nueva ley marcaba también unos días de espera que tienes que respetar para que el cliente esté conforme en los documentos que va a firmar y que se haya visto previamente con el notario para que le explique cómo irá la firma por lo que lógicamente el número de firmas podría bajar los primeros días", comentan en un banco nacional, donde además advierten que algunos clientes adelantaron la firma de sus hipotecas en las semanas previas a la entrada de la ley, para evitar verse salpicados por la incertidumbre en torno a la nueva normativa, lo que también estaría contribuyendo a agudizar la percepción de frenazo.
Esta visión es compartida desde otra entidad muy activa en el mercado hipotecario español, donde señalan que en previsión de esa ralentización que podría conllevar la entrada en vigor de la nueva legislación se aceleró la concesión de hipotecas en las semanas previas. Ahora, tras el freno de las primeras semanas, observan que "ya desde esta semana se está viendo una normalización".
Pero, más allá de eso, desde alguna entidad financiera consideran que ha habido ciertos fallos de preparación entre los notarios que han ralentizado aún más el proceso. "La respuesta podía haber sido más ágil por la otra parte", indican desde otra entidad española.
Desde el Consejo General del Notariado, en cambio, aseguran que las impresiones que les están llegando a ellos son de un correcto funcionamiento del nuevo modelo hipotecario y de una notable satisfacción de los clientes y remiten a más adelante, cuando haya datos oficiales, para hacer un juicio de los resultados de la implantación de la nueva ley hipotecaria.
Encarecimiento
En cualquier caso, lo que defienden en el sector es que en ningún caso se está produciendo una caída reseñable en la demanda de hipotecas por parte de los clientes. La nueva ley ha sido concebida para dotar de mayores garantías y seguridad a los clientes y, pese a las críticas iniciales, distintas fuentes financieras se han manifestado a lo largo de los últimos meses convencidas de que acabará redundando en beneficio para todo el mercado.
El sector achaca parte de la subida de los tipos hipotecarias a la creciente demanda de préstamos a tipo fijo
Uno de los asuntos más espinosos sobre la nueva ley ha sido el referente a un posible incremento de los costes de las hipotecas por parte de la banca, para cubrirse ante la pérdida de algunas de las garantías con las que contaba hasta ahora (por ejemplo, tienen que asumir una serie de comisiones que antes se aplicaban al cliente). Esta polémica se ha visto avivada recientemente por un informe del Banco de España en el que detectaba un aumento de los tipos del crédito hipotecario en España.
Fuentes financieras consideran, no obstante, que es demasiado pronto para juzgar si la nueva normativa se traducirá en un encarecimiento de las hipotecas. "Obviamente, la nueva ley conlleva una serie de cambios que incrementan la percepción de riesgo de las entidades a la hora de conceder hipotecas. Pero esta situación puede plasmarse en un encarecimiento del crédito, en un endurecimiento de las condiciones de acceso o en otras medidas", indican, al tiempo que señalan que la feroz competencia existente en el mercado bancario español hace muy difícil que los precios se vayan a elevar de forma muy notoria a corto o medio plazo.
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