El mito de las dos Españas tiene su reflejo también en el turismo patrio. La España turística vive el negocio partida en dos, con los destinos vacacionales de sol y playa y los destinos urbanos cada cual con sus propias características diferenciales y con un diferente tipo de clientela mayoritaria que hace que en ocasiones la evolución del negocio vaya en direcciones contrarias.
El turismo español es diverso, y no todos los negocios y no en todos los destinos se sufre igual un parón de la demanda y no en todos va siempre igual de bien en pleno boom. Durante años, en pleno aluvión de llegadas de viajeros extranjeros, los destinos de sol y playa volcados con el cliente internacional han visto cómo sus registros no dejaban de crecer. Y durante mucho tiempo a las ciudades españolas, normalmente volcadas con el turismo de negocios, les ha costado arrancar y en los años de la crisis sufrieron mucho con fuertes caídas de laactividad.
Ahora la situación se ha dado la vuelta. Las dos Españas turísticas mantienen su evolución divergente, pero con las tendencias intercambiadas. Y es que ahora son la mayoría de los destinos vacacionales los que frenan, como consecuencia del parón de la demanda de los viajeros extranjeros, singularmente la de los alemanes. Y, por el contrario, son las grandes ciudades y la España interior las que presentan un mucho mejor comportamiento. Las dos Españas, pero del revés.
“Hay dos escenarios divergentes en las dos grandes Españas turísticas”, subraya José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, el lobby que agrupa a una treintena de las mayores empresas turísticas que operan en España y que en un reciente informe destaca el cambio de tornas y el crecimiento de ciudades frente al parón en el sol y playa.
Dos escenarios que se reflejan en las caídas en lo que va de año de las pernoctaciones de turistas extranjeros en el litoral (con descensos del 6,4% en la costa de Cataluña, del 6,6% en los destinos de playa de la Comunidad Valencia, del 9,1% en Murcia, del 2,9% en la costa andaluza y del 3,2% en Canarias), mientras que crecen en las ciudades y los destinos de interior (+8,6%) y en la España verde (+8,9%).
Además, según el informe de Exceltur, en lo que va de 2019 la recuperación de la demanda de los viajeros españoles se ha consolidado, lo que ha reforzado la buena marcha del negocio turístico en la España interior y destinos urbanos. Y esta buena marcha del consumo de los españoles hace que crezca la actividad en destinos de sol y playa en los que el turista nacional tiene fuerza. Pero no es suficiente.
“La demanda española crece en la mayor parte de destinos de sol y playa [con 400.000 mil pernoctaciones más, un 3,6% más en el segundo trimestre del año], salvo en Baleares. A pesar de ello y debido a la relevancia del turismo extranjero en buen parte de los destinos vacacionales, este aumento no ha sido suficiente en estos meses de inicio de temporada de verano para compensar la notable caída de la demanda extranjera [un 2,7% menos, con una caída de 980.000 pernoctaciones], especialmente intensa en los destinos de Canarias, en las zonas costeras catalanas, en la Costa Blanca y en la Costa del Sol”, explica Exceltur en su último informe.
Y es que hay destinos de playa en que los viajeros extranjeros concentran más de la mitad del negocio como en el litoral catalán y el andaluz, y otros en que suponen el 85% de toda la actividad, como en Canarias y Baleares. Y en todos ellos, un parón de la demanda extranjera hace temblar los cimientos del sector. De todo el sector nacional, porque el segmento vacacional sigue siendo el motor de nuestro turismo. “El sol y playa es aún hoy la gran fábrica del turismo español, concentrando un 60% de todo el negocio, de toda la actividad”, sentencia Zoreda.
De cara al verano, el momento en que buena parte del sector se juega el año, las expectativas siguen siendo muy diferentes. Los hoteles de costa prevén mayoritariamente o reducir ventas (39%) o a lo sumo mantenerlas (34%), y también recortar beneficios (50,7%) o mantenerlos (31,5%). Pero los hoteles urbanos son mucho más optimistas y un 47% augura una mejora de ingresos este verano y un 40% prevé que también mejorarán los beneficios.
“Barcelona, Madrid y Valencia, junto a los destinos de interior (las dos Castillas y Navarra), litoral catalán, Asutrias y Galicia presentan las mejores perspectivas”, subraya Exceltur en su estudio con encuetas a miles de empresas turísticas de todos los subsectores y de todas las regiones. Por el contrario, “Canarias y Baleares descuentan caídas generalizadas de los resultados” durante el verano.
El fin del aluvión de turistas ‘prestados’
La demanda extranjera hacia el sol y playa renquea, según los grandes grupos turísticos continentales, una de las consecuencias fundamentales es la recuperación de destinos rivales como Turquía y Egipto, a los que los touroperadores internacionales han empezado a desviar viajeros europeos tras años de caída por la inestabilidad y la inseguridad.
En lo que va de año Egipto ha disparado un 45,7% las llegadas de turistas extranjeros y Turquía ha elevado sus registros de viajeros internacionales un 11,3%. “El turismo español se levanta el velo que ha hecho que en los últimos cinco o seis años las desgracias nos beneficiaran”, explica Zoreda, sobre la inestabilidad y la inseguridad que hizo que huyeran millones de turistas de los destinos rivales del Mediterráneo.
2018 fue el sexto año consecutivo de España con récord de llegadas de turistas internacionales, con 82,77 millones de viajeros. Una cota –no sólo, pero también- alimentada durante años por el desvío de millones de turistas por la inestabilidad en algunos destinos competidores del Mediterráneo.
Los problemas de otros fueron en beneficio propio. La inestabilidad política en Egipto y Túnez y los atentados terroristas y la intentona golpista en Turquía provocaron un parón de turismo en países que son rivales directos de España en el negocio del sol y playa.
El boom del turismo español arrancó ya en 2011. El estallido de las revueltas de la Primavera árabe en varios países del norte de África, destinos rivales naturales de España en el negocio del sol y playa, provocó el cambio de destino para centenares de miles de turistas extranjeros que huían de la inestabilidad de la zona.
En 2010 España superaba los 52 millones de turistas extranjeros, saltó hasta los 56,6 millones al año siguiente, a los 57,7 millones en 2012, se superaron los 60 millones por primera vez los 60 millones en 2013, se rozaron los 65 millones en 2014, los 68 millones en 2015, los 75,6 millones en 2016, los 81,8 de 2017… así hasta la cota de casi los 82,8 millones del pasado año.
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