En el mundo anglosajón lo llaman the invisible work force (la fuerza de trabajo invisible) porque cuando se apagan las luces de los edificios y se encienden las luces de la ciudad, allí aparecen las personas que se encargan de limpiar las oficinas, los hospitales o los aeropuertos. Una mano de obra silenciosa que en España crece año a año con la recuperación, pero de la que poco se sabe porque esos 'duendes' que limpian las mesas a menudo ya se han ido cuando hay que encender el ordenador.
Tal es el desconocimiento, que este segmento de actividad cada vez presenta mayores niveles de absentismo, por encima de la media, como si una epidemia se hubiera extendido entre sus trabajadoras (es un empleo muy feminizado), sin que las empresas y sus organizaciones acierten a saber a ciencia cierta por qué.
Las compañías de limpieza de edificios y locales, que facturan 9.700 millones de euros al año, han consultado a las mutuas de accidentes de trabajo, que dicen no poseer datos suficientes para saber por qué aumenta tanto la ausencia de estas trabajadoras en su puesto de trabajo por motivos de salud.
El sector dice haber recurrido al Portal de la Transparencia para recabar la información de la Seguridad Social y lamenta que aún no ha recibido respuesta. Los códigos de baja en cada uno de estos procesos deben quedar plasmado en alguna parte, se dicen, pero prácticamente solo les queda acudir a los servicios de salud para pedir esa información.
Las empresas están haciendo ya sus propias prospecciones, analizando con esmero los datos de puertas para dentro, para ponerlas en común. Pero quizás el mayor misterio es por qué las bajas se inician sobre todo los lunes.
En torno a ello, la patronal de las empresas de limpieza de edificios Aspel ha elaborado su propia teoría, pero admite que, siendo un tema tan preocupante, que va a más y que cuesta al año más de 500 millones de euros a las empresas y a la Seguridad Social --242 millones a las empresas que deben reemplazar al trabajador de baja y 267 millones al sistema, por las prestaciones en los procesos superiores a 15 días--, solo se pueden arrojar de momento conjeturas.
Las bajas crecen en la limpieza
Valga como ejemplo lo que está ocurriendo en el sector, que la acumulación de bajas fue tan elevada durante el año 2018 que equivaldrían a que unas 27.107 trabajadoras no hubieran ido trabajar en todo el año. Y eso, con todo, no es lo que más preocupa a las empresas.
El problema es que se trata del 6,19% de todos los empleados protegidos, casi el doble que la ratio de 2013, cuando empezó a crecer sin visos de parar al ritmo de la recuperación económica. Y no solo eso, cuatro de cada diez bajas superaron los 15 días de duración en 2018, y de ellas un 75%, más de 20 días.
De resultas, la duración media de las bajas en el sector de la limpieza alcanzó los 54,6 días en 2018, frente a los 40,3 días del total de los sectores, algo que añade más misterio a la cuestión puesto que esta diferencia es constante desde 2009, primer año del que se disponen datos.
El sector insiste en que no se puede saber con certeza por qué, pese a que es una realidad que se repite al observar los datos de incidencia media mensual del absentismo por cada 1.000 trabajadores. En la limpieza es del 34,6, frente al 23,4 del resto de sectores. De nuevo, esta incidencia ha crecido un 11% en 2018.
La explicación
Los datos ofrecen de entrada una explicación. El hecho de que el absentismo se haya disparado con la recuperación, en toda la economía y en el sector de la limpieza en particular invita a pensar que la confianza en el empleo hace a los trabajadores perder el miedo a ser despedidos si se cogen una baja.
La duda sería entonces si cuando el absentismo estaba en mínimos era porque los trabajadores eran más proclives a ir a trabajar incluso enfermos para conservar su empleo, o si ahora lo son más a fingir enfermedades para no ir a trabajar sin miedo a represalias.
Sea como fuere, lo cierto es que en todo momento los índices de absentismo son mayores entre los trabajadores con un empleo indefinido que entre aquellos con un trabajo temporal.
Como muestra, la duración de las bajas entre los trabajadores con contrato temporal ha descendido progresivamente desde 2015, mientras que se han incrementado en el caso de los indefinidos. A día de hoy, los primeros están de baja 40,8 días de media, frente a los 60,7 días de los fijos. Y esto, en un sector en el que el absentismo se ha convertido en un problema económico de primera magnitud, podría ser un incentivo a contratar más bajo la modalidad temporal.
La dependencia
Sin embargo, este argumento, con tener muchos visos de verdad, no sería suficiente para explicar por qué se ha incrementado tanto el absentismo entre el personal de limpieza. Para entender mejor la situación hay que tener en cuenta que se trata de un sector en el que existe un amplio nivel de empleo a tiempo parcial, que supera el 60%.
Estos datos tiene relación con que un total de 358.200 personas trabajaron a tiempo parcial en 2018 para poder atender a familiares dependientes, una cifra que supera en un 28,8% los registros de 2017, según la Encuesta de Población Activa (EPA).
Son dígitos que muestran la creciente necesidad de cuidados de una parte de la población, como es el caso de los mayores, y también los problemas de muchas familias para conciliar cuando nace un hijo. Además, la estadística muestra que la mayor parte de estas personas son mujeres, con un total de 344.800 –el 96% del total– como viene siendo habitual dentro del empleo a tiempo parcial.
Pero lo más llamativo es que casi un 57% de estas declaró en la encuesta de la EPA que no hay servicios sociales adecuados para la atención a personas dependientes, ya sean niños, adultos, enfermos o personas con discapacidad. Eso o que no pueden costearselos. Estos datos se compadecen con un sector de la limpieza en el que los salarios son bajos en relación a la media.
Por ello, la propia Aspel cree que lo que está ocurriendo es que, en este contexto, muchas personas acuden a su médico de cabecera de confianza para que les firme una baja ante la necesidad de cuidar a un familiar o por cualquier otra necesidad en el ámbito doméstico. No obstante, la organización insiste en que se trata solo de una hipótesis a raíz de una serie de indicios.
Y aún así, esto tampoco da una respuesta a por qué casi un tercio de las bajas se inician los lunes.
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