Cada vez son más los mensajes que apuntan en la misma dirección: la banca tiene un problema de capital que debe subsanar. Aunque el conjunto del sector presenta unos niveles de capitalización claramente por encima de las exigencias regulatorias, el hecho de que sus cifras se mantengan por debajo de la media europea es visto con inquietud en algunos ámbitos financieros. Este mismo lunes fue la agencia Moody's la que advirtió de la mayor debilidad relativa del sector financiero español ante un hipotético shock económico, subrayando sus bajos niveles y la baja calidad de su capital.
Ante estas circunstancias, el Banco de España ha hecho en los últimos tiempos una serie de llamamientos urgiendo a las entidades a mejorar sus colchones de capital para subsanar ese desfase frente a Europa. Y una de las cuestiones en las que ha fijado su atención el supervisor es en los dividendos que pagan los bancos españoles, al considerar que suponen una salida de dinero que podría ser destinado a reforzar el capital. Así, recientemente la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, animaba a las entidades a ser "discretas" con estos pagos.
Lo cierto es que, pese a estas advertencias, el mercado sigue descontando que los bancos españoles mantendrán en los próximos ejercicios una tendencia creciente en su retribución al accionista, que se mantiene entre la más atractiva del sector en Europa. Según los datos recopilados por Factset, las firmas de análisis que cubren a los bancos españoles prevén que durante los próximos tres ejercicios las ocho entidades cotizadas distribuirán entre sus accionistas una cantidad cercana a los 24.250 millones de euros.
Los expertos prevén un crecimiento de la remuneración al accionista del 17,5% en sólo dos años
En concreto, las proyecciones apuntan a que los dividendos del sector con cargo a sus resultados de 2019 se situarán en torno a los 7.380 millones de euros, crecerán un 10,9% hasta los 8.189 millones de euros en 2020 y alcanzarán los 8.675 millones al año siguiente.
Lógicamente, la mayor parte de este monto lo abonarán los tres grandes bancos españoles, que se espera que realicen pagos en este trienio por encima de los 20.000 millones de euros. Santander protagonizaría los repartos más cuantiosos, superiores a los 11.500 millones; BBVA abonará cerca de 5.670 millones; y CaixaBank distribuirá unos 3.230 millones.
Fuentes del sector consideran que los recientes llamamientos del supervisor para limitar el pago de dividendos representan, en cierto modo, una contradicción. En un momento de baja rentabilidad del negocio, afectado por la política de tipos negativos y una intensa competencia, los dividendos son una de las pocas bazas que pueden exhibir los bancos para atraer a los inversores y tener así la posibilidad de captar fondos en los mercados a costes relativamente asequibles.
En cualquier caso, la intensidad de las advertencias sobre estos pagos han llevado al sector a plantearse alternativas. Y en ese contexto ha vuelto a resurgir como una opción el pago de dividendos en acciones (el scrip dividend), una opción a la que muchos bancos y empresas recurrieron durante la crisis y que en los últimos años parecía destinado a la desaparición. Esta fórmula de pago tiene la ventaja para el pagador de reducir la salida de caja al retribuir al inversor. Pero para el accionista puede resultar menos atractiva, ya que supone una ampliación del número de acciones y, por ende, una dilución de su participación. Además, la negativa evolución de la banca en bolsa en los últimos años ha restado rentabilidad a estos pagos.
Con todo, en el sector la opción de retomar este tipo de pagos parece más viva que nunca. Santander, precisamente, fue el primero en dar un paso en este sentido. La entidad que preside Ana Botín anunció en 2018 su intención de poner fin a la fórmula del scrip dividend, pero el pasado febrero se desdijo señalando que mantendrá abierta para los accionistas la posibilidad de recibir sus pagos en títulos.
El Banco de España ha invitado a los bancos a replantearse un regreso a la fórmula del 'scrip dividend'
El cambio de tendencia fue constatado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en su último informe anual, correspondiente a 2018 y publicado el pasado mes de junio. En el mismo, el organismo supervisor de los mercados observaba un repunte de las operaciones -y sus cantidades- de ampliación de capital por scrip dividend, después de tres años de caídas. "Ante un escenario de menores perspectivas de crecimiento, es posible que las compañías estén optando por reducir de nuevo la remuneración en efectivo en beneficio del pago en acciones con el objetivo de retener en el balance mayores recursos financieros de cara al futuro", apuntaba entonces la institución que dirige Sebastián Albella.
La propia Delgado también animaba la pasada semana al sector a valorar un refuerzo del papel del pago en acciones. "Esta política permite aunar la necesaria retribución del capital con la generación orgánica del mismo", señalaba la subgobernadora, alentando al sector a actuar con menos rigidez a la hora de abordar la retribución de sus accionistas.
Aunque en el sector algunas voces consideran que si el Banco de España quiere limitar los dividendos debería hacerlo regulando estos de forma tajante, el organismo supervisor parece preferir por el momento la opción de que sean las propias entidades las que establezcan sus propias limitaciones en función de sus necesidades particulares.
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