En las cifras presentadas este martes por Banco Santander, la alegría hablaba distintos idiomas. El banco podía exhibir la fortaleza de su negocio en Brasil, su principal mercado, que tras crecer un 18% en el primer semestre de 2019 representa ya un 29% del total de sus beneficios.
Más contundente se mostraba el crecimiento registrado en Estados Unidos, una región en la que ha impulsado sus ganancias más de un 90% en dos años (un 30% sólo en el último ejercicio) y que, junto a la expansión del 12% del beneficio en México, le permiten concentrar ya el 17% de sus beneficios en Norteamérica, frente al 14% que representaba un año antes.
Y también en Europa se podían apreciar resultados notables como los de Portugal, que aumenta un 14% su resultado en el primer semestre del año, o, incluso, en España, que pese a un entorno "muy difícil" -como reconoció el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez- vio mejorar su resultado hasta un junio un 5%.
Pero entre tantas cifras positivas, la bandera de Reino Unido se mostraba como la puerta hacia el gran resbalón del banco. Y no es la primera vez. Santander cerró el primer semestre de 2019 con un beneficio ordinario atribuido en Reino Unido de 582 millones de euros. Este resultado representa un descenso, excluido el efecto divisa, del 13% respecto al resultado cosechado un año antes en este periodo. Y ya entonces las cuentas mostraban un descenso del 14% frente al año anterior.
Las cifras están afectadas por un cambio de perímetro, pero el retroceso del negocio resulta indiscutible
Tomando como referencia la primera mitad del año, las cuentas de Santander en Reino Unido acumulan cuatro años consecutivos a la baja. En total, en ese periodo, sus beneficios en el gigante insular europeo se han reducido más de un 43%, desde los 1.029 millones que obtuvo en ese mismo periodo en 2015, justo antes de que la dinámica del Brexit tomara el control de la situación económica en la isla.
Es cierto que las cifras de entonces y ahora no son totalmente comparables, ya que el banco ha ejecutado recientemente un cambio de perímetro, extrayendo de la división de Reino Unido una serie de negocios a causa de los cambios regulatorios en el país, que han obligado a segregar las actividades minoristas de las de banca de inversión.
En cualquier caso, en la adaptación de las cuentas del primer semestre de 2018 a esos nuevos segmentos de negocio, el banco ha rebajado sus ganancias en Reino Unido en 27 millones de euros, lo que apenas representa un 4% del total. Asumiendo que en 2015 estos negocios tuvieran un peso muy superior, por ejemplo del triple, aún así Santander habría visto reducirse su beneficio en el país en sus actividades principales en más de un tercio.
La entidad tampoco esconde que la situación del negocio en Reino Unido no es favorable. Este martes, el consejero delegado del banco, José Antonio Álvarez, explicaba que la entidad se está enfrentando a una importante presión competitiva en sus mercados principales en el país, como es el hipotecario, lo que estaría afectando a los márgenes, a pesar de que el banco está siendo capaz de mantener los volúmenes.
Esta misma versión fue defendida en Londres por el consejero delegado de Santander UK, Nathan Bostock, durante la presentación de las cuentas de la filial británica. "Estos son tiempos inciertos, y hubo un impacto en nuestra rentabilidad por una caída de los ingresos debido al mercado hipotecario altamente competitivo del Reino Unido", señaló el directivo.
El banco lleva varios trimestres aduciendo esta creciente competencia en el mercado hipotecario, junto a los costes de proyectos regulatorios y de riesgos, así como inversiones estratégicas y de transformación digital, para justificar el continuo retroceso de sus ganancias en el país. Tampoco han pasado por alto las incertidumbres generadas por el Brexit y que, en cierta medida, ya han dejado su huella en la evolución de la economía británica.
"Con el tema pendiente del Brexit es lógico que la evolución del negocio muestre debilidad, al fin y al cabo el Brexit está teniendo implicaciones macro negativas. Y no hay que olvidar que el negocio de un banco está ligado al crecimiento económico. De hecho el banco está llevando a cabo planes de eficiencia para adaptarse al nuevo entorno y dinámica del negocio", observa Nuria Álvarez, analista de Renta 4. El consejero delegado de Santander insistía este martes en su esperanza en que la ruptura entre Reino Unido y Europa se produzca "con el mayor grado de acuerdo posible".
El peso de Reino Unido en los beneficios de Santander ha caído del 21% en 2015 a tan sólo el 11% en la actualidad
En ese complejo escenario, Santander presume de estar logrando un aumento de su número de clientes vinculados (un 6% en particulares y un 7% en empresas, en el último año), al tiempo que aumentan los depósitos de la clientela (un 2% interanual).
Pero estas buenas nuevas quedan eclipsadas por hechos como que el margen de intereses, las comisiones netas o el margen bruto hayan registrado en el segundo trimestre de 2019 su peor evolución en, al menos, el último año y medio. En la presentación ante analistas, el banco dio a entender que no espera una mejora ostensible del negocio en Reino Unido en el corto plazo.
Ante esta situación, el banco ha recurrido a un proceso de ajuste y reestructuración que le ha permitido bajar los costes de explotación del 4,9% en el último trimestre, lo que unido a una reducción de las dotaciones ha resultado en que, pese a todo lo dicho anteriormente, el beneficio ordinario atribuido del grupo en Reino Unido haya crecido un 28,7%, respecto a los tres primeros meses del año.
Consolidar esa mejora será el reto de Santander para un negocio que sigue siendo fundamental en la estructura del grupo -es el mayor mercado en préstamos y anticipos a la clientela, y el segundo mayor en recursos de la clientela-, pero cuya importancia ha ido menguando de forma imparable en los últimos años.
El que fue durante años la gran apuesta de Emilio Botín por hacer de Santander un gigante internacional de las finanzas y el que dio a la actual presidenta, Ana Botín, su gran experiencia de gestión antes de asumir las riendas del grupo, llegó a suponer en 2015 un 21% del total del beneficio ordinario, una cifra que hoy ha menguado a tan sólo el 11%.
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