A la banca el dinero de sus clientes le supone un problema. Tanto, que en el mercado se viene debatiendo desde hace ya varios meses la posibilidad de cobrarles por el dinero que depositan en sus cuentas. La medida podría tener su lógica: las entidades tienen que pagar un 0,4% al BCE por el exceso de capital en sus balances y todo parece indicar que ese coste se incrementará a partir del próximo septiembre, si el banco central aprueba una nueva rebaja de los tipos. ¿Pueden asumir este coste sin trasladárselo al cliente?
Lo cierto es que, pese al ruido, la mayor parte de los bancos españoles descarta de forma tajante esta posibilidad, que, sin embargo, empieza a abrirse paso en países como Suiza. "Cobrar a los clientes particulares lo veo imposible, porque se llevarían su dinero", señalan desde una entidad cotizada española, donde añaden, no obstante, otra posibilidad: "Otra cosa es que se restrinja la entrada de dinero de los clientes, que directamente lo rechaces".
Lo anómalo del escenario actual lleva a situaciones en las que el éxito comercial de un banco puede llegar a suponerle un contratiempo. Así lo explicaba recientemente el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, cuando señalaba que el buen hacer de la entidad -que elevó un 6,2% los recursos de clientes durante el primer semestre- "no contribuye a corto plazo al resultado, al contrario, tiene un impacto negativo".
CaixaBank ha extendido hasta final de agosto una promoción por la que paga un 5% durante dos años
Teniendo en cuenta esto, puede parecer un contrasentido que la entidad haya lanzado recientemente una promoción -que ha extendido hasta final de agosto- por la que ofrece rentabilidades de hasta el 5% durante dos años a aquellos clientes que trasladen su nómina (siempre que supere los 2.000 euros al mes) y realicen una serie de operaciones (d0miciliación de recibos, pagos con tarjeta) con el banco.
Pero CaixaBank no es la única entidad española que cuenta con reclamos de este tipo. Desde hace años, Bankinter e Ibercaja presentan ofertas similares, con rentabilidades también del 5%, para captar las nóminas de nuevos clientes, que deben cumplir una serie de condiciones de vinculación para obtener la recompensa.
Aunque en todos estos casos, la remuneración está limitada en tiempo y en cantidades (tienen un máximo de dinero remunerado de entre 5.000 y 6.000 euros), no cabe duda de que estos tipos están muy por encima de un mercado en el que actualmente la remuneración media de los depósitos a la vista o a plazos de un año se sitúa en un ínfimo 0,04%.
Y sin embargo, en un entorno de abundante liquidez y escasez de alternativas -por los recelos que genera la mayor parte de los mercados financieros-, el volumen de fondos de los hogares españoles hacia estos productos bancarios se sitúa en niveles récord y crece a ritmos próximos a los 200 millones de euros al día.
Ante esa situación, entidades como las ya mencionadas o Santander, con su cuenta 1,2,3; Abanca y Unicaja, que ofrecen dinero en efectivo; y Sabadell y Openbank, que garantizan una serie de descuentos, se hallan inmersas, entre otras, en atraerse esos fondos. Pero, eso sí, garantizando unos mínimos de vinculación, que es donde están poniendo el foco las entidades.
El volumen de depósitos en España está en cotas récord y crece a ritmo de 200 millones al día
Durante la reciente presentación de resultados del primer semestre, la mayor parte de los bancos recalcaron el crecimiento de los clientes vinculados, con más énfasis que el incremento total. Una entidad como Santander, que publicó un incremento del 11% de los particulares con vinculación, se ha marcado el objetivo de elevar del 35 al 40% el porcentaje de clientes vinculados en Europa.
Con esta estrategia, los bancos tratan de convertir esos sobrantes de liquidez ociosa, que, por efecto de los tipos negativos, representa una carga para sus cuentas, en dinero activo, capaz de generarles unas comisiones esenciales para mantener a flote su negocio. La domiciliación de recibos o, en mayor medida, el uso de las tarjetas son vías a través de los que las entidades tratan de rascar unos ingresos que en ningún caso sobran en el complejo escenario actual.
Además, para las entidades, hacerse con las nóminas de sus clientes supone también una fuente esencial de información para el desarrollo de otras vías de negocio, como las del crédito al consumo. Recientemente, entidades como Bankia, Bankinter o Liberbank han reportado crecimientos de doble dígito en este tipo de préstamos, que ofrecen unos márgenes de rentabilidad muy superiores al tradicional crédito hipotecario.
Pese a las advertencias lanzadas por el Banco de España sobre el excesivo crecimiento de estos préstamos, que podrían llegar a suponer un riesgo para la calidad del balance de las entidades, los grandes bancos se defienden señalando que suelen centrar esta actividad en sus propios clientes, de los que ya tienen un conocimiento amplio sobre sus capacidades de pago, lo que limitaría los riesgos de estas operaciones.
En muchos casos, las entidades ofrecen a los clientes la posibilidad de acceder a créditos preconcedidos sólo una vez que hayan mantenido su nómina durante un tiempo determinado.
Es todo esto lo que da el sentido al esfuerzo de entidades como CaixaBank por seguir acaparando recursos de sus clientes pese a que, en primera instancia, no le resulte rentable. Pues como el propio Gortázar aclaraba, aunque el impacto inicial sea negativo, "estamos convencidos de que dará sus resultados a medio y largo plazo". Siempre, por supuesto, que lleguen con la vinculación necesaria.
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