Un gigante de la bolsa española vive sus horas más bajas en más de dos décadas. Telefónica languidece a un ritmo acelerado sobre el parqué sin conseguir recuperar el favor de un mercado que le ha dado la espalda desde hace años. Aunque la operadora presidida por José María Álvarez Pallete pudo aprovechar el pasado viernes el rebote experimentado por el mercado español para recuperar algo más de un 1%, la ganancia apenas le sirve para alejarse de sus niveles más bajos desde 1997.
La que en 2007 se convirtió en la primera empresa española en superar los 100.000 millones de euros de capitalización, presenta a día de hoy un valor en bolsa de poco más de 31.000 millones, que apenas le vale para mantenerse como el cuarto mayor valor del Ibex. Como si los grandes avances de las telecomunicaciones a lo largo de las dos últimas décadas hubieran pasado en balde para el grupo, Telefónica ha borrado de su valoración todo lo obtenido en los años de la burbuja puntocom, el auge de la telefonía móvil o la extensión del Internet de banda ancha.
El descalabro de la compañía se ha acelerado a raíz de la presentación de sus resultados semestrales, en los que el grupo publicó un incremento de su resultado operativo antes de amortizaciones (oibda) de apenas el 1,1%, con un deterioro de los márgenes. En las diecisiete sesiones transcurridas desde entonces, Telefónica sólo ha logrado terminar en positivo en tres ocasiones, restando cerca de un 17,5% de su valor en el periodo. "Se trata de una compañía que lleva varios años con cifras estables o cayendo, en un sector que no crece y los inversores prefieren apostar por negocios con mayor potencial", explica Iván San Félix, analista de Renta 4.
Sus cuentas acumulan años de estancamiento y sus ingresos actuales son inferiores a los que registraba ya en 2006
Lo cierto es que Telefónica no está sola en este vía crucis bursátil. De hecho, en el último año, su evolución en bolsa ha sido semejante o, incluso, mejor, que la de sus principales competidores -valga de ejemplo la difícil situación de Vodafone-, con la única excepción de Deutsche Telekom. Las operadoras han tenido que hacer frente a un complejo escenario, en el que el crecimiento aparece cada vez más limitado, la competencia en precios es feroz, las necesidades de inversión son muy exigentes y la regulación ha ido cercenando algunas vías de ingresos importantes.
Todo eso no ha hecho sino agravar las dificultades que viene arrastrando Telefónica desde hace mucho tiempo y que le han llevado a perder casi un 54% de su valor en los últimos cuatro años. Si el estancamiento de su negocio -la cifra reportada este año es inferior a la que ya registraba en 2006- ha supuesto un problema de calado para el grupo, el peso de su onerosa deuda ha sido durante años una losa que ha hecho mella en la confianza del mercado.
En los últimos años, sin embargo, la operadora española ha sido capaz de reducir de forma ostensible sus niveles de deuda, hasta conducirla a ratios más manejables. Pero los problemas para el grupo no han terminado ahí, sino que también ha tenido que enfrentar dificultades en los que fueron algunos de sus principales mercados, como Venezuela o Argentina, así como a la depreciación de divisas como el real brasileño, clave en su cuenta de resultados. Los problemas en México, donde el grupo parece que se plantea ya incluso su salida, han sido otro lastre para su evolución.
Y ni mucho menos España ha estado exenta de problemas. En éste, su mercado principal, Telefónica ha centrado su apuesta en los últimos tiempos en las ofertas convergentes (telefonía móvil, fija, conexión a Internet y televisión), tratando de incentivarla con contenidos atractivos, como fútbol o series, que no sólo le permitan competir con sus rivales tradicionales, sino también con las nuevas firmas de contenidos audiovisuales, como Netflix o HBO, lo que requiere importantes inversiones.
"Telefónica no solo tiene que defenderse de rivales como Vodafone u Orange, también de Netflix, Amazon o HBO que permiten al usuario 'construir' su propia oferta de ocio. Y lo hacen con precios agresivos ya que, al ser compañías internacionales, tienen más mercados para recuperar sus costes", explican en Bankinter.
Los expertos ven pocas palancas de crecimiento a corto plazo y advierten de que la competencia puede intensificarse
Los analistas de la entidad advierten además de que el grupo podría enfrentarse en los próximos ejercicios a una intensificación de la competencia. "Creemos que los cambios directivos en Euskaltel vaticinan una guerra de precios en 2020. ¿La razón? Que Euskaltel planea expandirse en el resto de España. Dudamos que lo haga sin ofrecer menores precios", apuntan.
Todo esto depara un escenario lleno de retos y vacío de oportunidades a corto plazo. "Se habla mucho del 5G, pero esta es una tecnología cuyos resultados no se esperan hasta dentro de unos cuantos años y ya veremos qué impacto tiene, pero dudo que sea una palanca de crecimiento como las que ha disfrutado el sector en momentos anteriores con el desarrollo de la telefonía móvil o el auge de Internet", observa San Félix.
Con todo, entre los analistas impera la idea de que el escepticismo de los inversores ha ido demasiado lejos. "Telefónica es una compañía con una capacidad de generación de caja destacada y un dividendo muy atractivo", considera el analista de Renta 4, quien llama la atención sobre el hecho de que las últimas desinversiones realizadas por la operadora española se han cerrado a unos múltiplos bastante más elevados de como valoran los inversores el sector. "Hay una desconexión clara entre la realidad del negocio y la valoración del mercado", opina.
La prueba más evidente de esto parecen arrojarla los analistas que cubren el valor y que, según los datos recopilados por Bloomberg, consideran que Telefónica vale de media un 42% más que su precio actual. Sólo dos de los 33 analistas que cubren el valor aconsejan vender sus acciones.
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