La tensión internacional desatada por los incendios que están destruyendo la Amazonía, donde se concentra cerca del 15 % de la agropecuaria brasileña, deja en el aire la aprobación del acuerdo entre la UE y el Mercosur y abre dudas sobre el futuro de las exportaciones del país por el temor de algunos sectores a un boicot.
"Puede que, más allá de los efectos en el comercio bilateral o la imposición de barreras por parte de las autoridades, los consumidores y empresas alrededor del mundo impongan un boicot informal a los productos brasileños, por el tema del consumo verde y consciente", dijo a EFE el economista Mauro Rochlin, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
Para Rochlin, la cuestión ambiental "antes era algo secundario, pero ahora tomó una dimensión tan grande" que se ha convertido en una pieza crucial para ese acuerdo.
Las intensas llamas que consumen parte de uno de los santuarios ecológicos del planeta han desatado críticas de la comunidad internacional y han puesto en jaque el tratado comercial negociado durante dos décadas entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, bloque conformado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Más de 120.000 millones en juego
El acuerdo alcanzado a finales de junio, que está en proceso de ratificación en el Parlamento Europeo y por sus respectivos gobiernos, implicaría a 773 millones de ciudadanos de los dos bloques, un comercio de bienes de 88.000 millones de euros y de servicios de 35.000 millones.
Pero ante las críticas al mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, por su actitud laxa frente a la protección del medio ambiente, el acuerdo podría no ser ratificado después de que los Ejecutivos de Francia e Irlanda se posicionaron contra su ratificación.
Un boicot de la UE a Mercosur 'complicaría' a sectores clave en Brasil y provocaría un 'efecto cascada' internacional
El vicepresidente de la Sociedad Rural Brasileña, Pedro de Camargo, resaltó a EFE que la preocupación por un posible boicot es "mucho mayor" que una inminente imposición de barreras comerciales por la comunidad internacional.
Camargo explicó que la imposición de aranceles por parte de la UE -que compra cerca del 15 % de toda la soja producida en Brasil- "complicaría" el sector agropecuario y tendría un "efecto cascada", ya que otros países podrían seguir a Europa.
Sin embargo, considera "improbable" que la UE imponga esas barreras a los productos brasileños, pues -adujo- la producción agrícola y pecuaria del gigante sudamericano obedecen a un "riguroso" código forestal y trabaja "dentro de la ley".
Brasil es el segundo mayor productor de alimentos
Actualmente, según datos oficiales, Brasil es el mayor exportador mundial de azúcar, café, soja y zumo de naranja y el segundo mayor productor de alimentos del planeta, por detrás solo de Estados Unidos.
El sector de la agricultura y la ganadería responde a más del 20 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país. El gigante sudamericano lidera igualmente las exportaciones en el mercado cárnico.
La mayor economía de Sudamérica cerró 2018 con un récord de 1,64 millones de toneladas de carne bovina embarcadas al exterior, lo que generó unos ingresos de 6.570 millones de dólares para el país.
Alrededor del 15 % de toda la producción agropecuaria está concentrada en la Amazonía brasileña, región conformada por 9 estados distribuidos por las regiones norte, noreste y centro-oeste del país y que responde por el 8 % del PIB nacional. Su extensión equivale a dos veces Argentina.
El problema del Amazonas
Para Camargo, "lo que pasa y siempre ha pasado es que la Amazonía sufre con la acción de madereros ilegales, de actividad minera ilegal. Este es el gran problema y es lo que lastra nuestra imagen en el extranjero".
Datos oficiales muestran que la deforestación en la región alcanzó los 2.254,8 kilómetros cuadrados el pasado julio, un aumento del 278 % respecto al mismo periodo de 2018.
Asimismo, estudios realizados por el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Ipam, por sus siglas en portugués), apuntan a que el 80% de la deforestación ilegal en la selva tropical se produce a raíz de la acción de madereros, mineros e individuos que toman tierras de manera ilícita para el cultivo agrícola.
Para el coordinador de políticas públicas de Greenpeace, Márcio Astrini, Brasil ha "generado un problema" que "afectará" tanto el cierre de acuerdos comerciales como la economía nacional. "En caso de que esa crisis de comercio internacional realmente se consolide, habrá más desempleados, más recesión y un agravamiento de la crisis económica en Brasil", sintetizó Astrini.
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