España necesitará más de 40.000 millones de euros en los próximos 10 años para hacer que sus edificios, muchos de ellos con varias décadas de vida, sean más eficientes enérgicamente y capaces de reducir su consumo sin perder, por ejemplo, calidad en la luz o el calor que da a sus inquilinos, según recoge un informe elaborado por Greenward Partners.
El estudio remarca el “potencial” de los edificios eficientes enérgicamente. “Es la más barata y la que tiene menos coste”, explica Eduardo Brunet, CEO de Greenward Partners. Una conclusión que contrasta con la situación actual: tres de cada cuatro edificios en la Unión Europea (UE) son ineficientes.
Una gran parte de las viviendas españolas (55%) ‘nacieron’ antes de la década de los 80; otras, más veteranas, superan ya los 50 años de vida (más del 20%). En concreto, cuatro de cada cinco edificios, lo que equivale a un 82 %, son ineficientes. Hablamos de edificios inadaptados que tienen filtraciones de aire y que carecen, por ejemplo, de energía solar fotovoltaica, sistemas de reutilización de aguas residuales o de biomasa o geotermia, así como de calderas de alta eficiencia y de un aislamiento térmico tanto en la fachada como en el suelo y la cubierta.
En el estudio, que citan cifras del Ministerio para la Transición Ecológica, aseguran que el presupuesto total para financiar la eficiencia energética de España en los próximos diez años es de 85.000 millones de euros, de los que 40.191 irían sólo a los edificios.
Cambios que tardan en llegar
Los cambios sostenibles en nuestros edificios se enfrentan a varios obstáculos. Según Greenward, la eficiencia energética no es una prioridad ni para los ciudadanos ni para las empresas y existe una sensación de incertidumbre de que realmente se ahorre con estos cambios. Además, los altos costes de capital inicial de sus equipos, generalmente más caros que otros menos eficientes, desaniman a unos propietarios.
El largo retorno de la inversión inicial también puede echar para atrás. A pesar de que se trata de unos ahorros económicos estables y predecibles, el capital inicial invertido es importante y pueden pasar varios años hasta que se recupera la inversión. Otros obstáculos tienen que ver con la posible reforma integral del edificio. Por un lado, en este tipo de obras participa una gran cantidad de proveedores, que tendrán que organizarse entre ellos; por el otro, tampoco interesa cerrar temporalmente el edificio mientras duren los trabajos. Los inquilinos, por su parte, no tienen motivos para financiar las mejoras de un edificio que no les pertenece, según el informe.
El alto capital inicial o la incertidumbre de que se materialicen los ahorros son obstáculos para llevar a cabo proyectos de eficiencia energética
Greenward considera también que la regulación bancaria "excesiva" que sufren las entidades financieras es un obstáculo para satisfacer las necesidades de eficiencia. Unas exigencias, explican, que impone a este sector unos requisitos de capital para la inversión y que les obliga a obtener mejores retornos. De hecho, los largos plazos de retorno pueden disuadir a los inversores.
Todo ello, remarca el estudio, explica que a día de hoy existan pocos proveedores de productos enfocados a la eficiencia energética. En los últimos años sí se han diseñado instrumentos para resolver todas las adversidades, pero su éxito aún es "discreto".
La empresa que ha elaborado el estudio apunta en la dirección de fórmulas que otorgan al inversor un rol más propio de gestor energético que de financiador. Se trata de la factura eléctrica 'on-bill', acuerdos de financiación con la empresa eléctrica y que permiten el rembolso a través de la factura del suministro; o los esquemas 'on-tax', en los que se establece una tasa que se paga a través del impuesto de la propiedad. También destacan los instrumentos de financiación respaldados por ahorros energéticos.
El informe recoge también la propia solución que ofrece Greenwald para hacer eficientes los edificios: el Préstamo para la Activación de Capital Ecológico en Edificios (e-PACE). Unos préstamos con plazos de entre 20 y 25 años que tienen el objetivo de que el propietario del edificio recupere la inversión gracias al ahorro energético logrado por los techos solares o las calefacciones eficientes. Según Brunet, permite que los dueños no tengan que poner "ni un euro por anticipado y se pueda quedar una parte de los ahorros que genera cada año". "Le metemos dinero en el bolsillo por hacer una inversión que aumenta el valor del edificio y que además tiene un impacto medioambiental de primer orden", ha indicado.
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