El sector empresarial exportador vive con un ojo puesto desde hace muchos meses en lo que ocurre en el Reino Unido, donde el fantasma del Brexit duro podría manifestarse próximamente. La ministra de Economía, Nadia Calviño, afirmaba recientemente que el Gobierno está preparado para abordar el peor de los escenarios –si hiciera falta- y advertía de los efectos negativos que podría tener esta decisión de los británicos para industrias como la manufacturera, que podría tener que afrontar recortes millonarios como consecuencia de las posibles políticas proteccionistas que se adopten como consecuencia de la evolución de los acontecimientos políticos.
Hace unas horas, se publicaba el Índice General de Producción Industrial y se apreciaba que la actividad se ha incrementado el 2,9% con respecto al año anterior, es decir, pese a que en el horizonte existe esta amenaza, todavía no es el momento de encender la voz de alarma en el sector productivo español, pese a estar sometido a los vientos desestabilizadores del exterior y a la incertidumbre política.
Así lo afirman desde SERCOBE, la patronal de los bienes de equipo, desde donde apelan a observar los peligros que se ciernen sobre la economía española y europea con cautela, pero sin caer en el catastrofismo. Eso sí, reconocen que un Brexit sin acuerdo con Bruselas y el posible establecimiento de barreras arancelarias podría tener un impacto de 3.000 millones de euros anuales en la actividad industrial española.
Desde esta organización empresarial inciden en que el 60% de sus exportaciones tienen Europa como destino y, por tanto, cualquier alteración del actual statu quo del comercio europeo tendría un reflejo sobre la actividad industrial española. Especialmente si afecta a grandes economías, como la británica.
Hay que tener en cuenta que las exportaciones alcanzaron su récord durante el primer semestre, con 147.408 millones de euros, si bien su crecimiento (1,7%) fue el menor del último lustro. Por otra parte, Bruselas fijó el pasado julio en el 2,3% el crecimiento de la economía española y, aunque se advierte una desaceleración en las principales economías de la Unión Europea, parece que la economía española se ha resentido en una menor medida, inciden desde esta patronal.
Asuntos que inquietan
Sea como fuere, tanto desde CEOE como desde una de las organizaciones empresariales más ‘horizontales’ de la economía española –toca desde el sector de la automoción hasta el energético- reconocen que se pueden apreciar una serie de peligros en la mirilla que pueden afectar al libre comercio y, por tanto, condicionar seriamente las exportaciones.
Estos son, evidentemente, la caída de las economías de la Eurozona, en especial, la de Alemania; así como las políticas proteccionistas que pueden establecerse como consecuencia de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. También se plantea como una amenaza la inestabilidad de economías como la Argentina, que pudiera tener efecto en una parte del tejido productivo español.
Hace unas horas, el Círculo de Empresarios presentaba un estudio –basado en la opinión de 400 empresarios- en la que el 68% de los encuestados reconocía su preocupación por la ralentización económica de la UE, el 65% por el brexit y el 62% por la posibilidad de que se establezcan más aranceles como consecuencia de las tensiones comerciales internacionales.
Asimismo, reconocían como prioritario “el diseño de una política económica que tenga como objetivos impulsar la competitividad, corregir los problemas estructurales y adaptar la economía española al reto demográfico y a la transformación digital”.
El estudio recoge simplemente la opinión de quienes están a pie de campo, pero estas sensaciones están en consonancia con las que ha transmitido la CEOE durante los últimos meses, que afirman que la economía crece, pero temen que la toma de decisiones desacertadas pueda hacerlo zozobrar.
Inestabilidad política
Hace una semana, tras conocer las 370 medidas que el PSOE había presentado a Podemos para tratar de que convencer al partido de Pablo Iglesias para que apoye la investidura de Pedro Sánchez, fuentes de la patronal expresaban su preocupación por algunos de los puntos del programa, entre ellos, los relativos al incremento del Impuesto de Sociedades o la creación de una tasa que grave las transacciones financieras.
Tanto para la CEOE como para la citada patronal industrial, cualquier medida que pueda disminuir el margen de maniobra de los bancos y encarecer la financiación de las empresas resulta peligrosa en un momento de desaceleración económica.
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