Las conversaciones se llevaron con total secretismo. En la sede de Globalia sólo estaban al tanto el núcleo duro de la familia Hidalgo (el presidente y sus tres hijos) y un reducidísimo grupo de ejecutivos de confianza. La inmensa mayoría del comité de dirección del grupo turístico desconocía por completo el movimiento que se preparaba y se enteraron por la prensa en la mañana del lunes.
Globalia, el mayor grupo turístico español, había cerrado un acuerdo para vender el 100% de su buque insignia, la aerolínea Air Europa. En una negociación exprés, resuelta con una celeridad no acostumbrada en este tipo de grandes operaciones, y concluida a las 5:30 de la madrugada del mismo lunes, la familia Hidalgo pactaba por sorpresa la venta de Air Europa a su hasta entonces archirrival Iberia por 1.000 millones de euros.
En el negocio aéreo nadie esperaba esa venta. O al menos nadie esperaba que fuese Iberia el comprador de una compañía que en los mentideros del sector se daba por hecho que tenía colgado el cartel de ‘se vende’ (quizá no la venta total, pero sí parte del capital de la compañía aérea). Pero en unas semanas se produjo un giro total.
Air Europa había sellado ya una alianza con Air France para compartir las operaciones entre Europa y Latinoamérica, en un movimiento que convertiría a ambos grupos en nuevo líder en el negocio clave de las rutas transoceánicas en el Atlántico Sur, desbancando precisamente a Iberia.
Algunas fuentes apuntan que los planes de Air France iban más allá y había propuesto ya a la familia Hidalgo reforzar esa alianza con la compra de una participación (de entre el 20 y el 25%) en el capital de Air Europa. La matriz de Iberia, el grupo IAG –que integra también a Vueling, British Airways, Aer Lingus y LEVEL-, había diseñado un movimiento similar con una alianza con Latam para reforzar su liderazgo en este mercado intercontinental. Pero el acuerdo a punto está de venirse abajo tras la compra de un 20% de Latam por parte de la estadounidense Delta (aliada a su vez de la propia Air France-KLM).
Ante este escenario (la alianza con Latam en el aire y la posibilidad de que Air France se uniera por completo a Air Europa), Iberia emprendió un movimiento defensivo que tenía ejecutar rápidamente. Por sorpresa y sin publicidad alguna, Iberia consigue con la compra crear un gigante aéreo en España y Latinoamérica al sumar las operaciones y la flota de Air Europa y, al tiempo, le roba el socio con el que soñaba su rival Air France.
Con Hidalgo al mando
Ha sido Javier Hidalgo, consejero delegado de Globalia e hijo del fundador Juan José Hidalgo, quien ha dirigido personalmente las negociaciones con Iberia y el que impuso la confidencialidad de los contactos que para su compañía implicaban grandes riesgos si descarrilaban. Y ha sido Javier Hidalgo el que, otra vez, ha conseguido aprovechar las prisas y la necesidad de un rival para vender más caro.
Iberia pagará por su gran rival español 1.000 millones de euros, lo que supone una ratio de 9,2 veces el ebitda registrado por Air Europa el año pasado (de 108,8 millones de euros). Un importe que varias fuentes financieras consideran excesivo para el sector aéreo y que lo justifican como un sobreprecio fruto de la urgencia que tenía Iberia para blindar su liderazgo en Latinoamérica y frenar la expansión que preparaba Air France.
Hace tres años, la familia Hidalgo emprendió unas larguísimas negociaciones que finalmente no cuajaron para vender una parte de Globalia al gigante chino HNA. Entonces, las valoraciones que se manejaban y que se habían pactado entre ambas partes pasaban por que el grupo oriental pagara 750 millones por el 44% de todo el grupo Globalia (que incluye además de Air Europa a otros grandes del sector como Halcón Viajes y Ecuador Viajes, el touroperador Travelplán o la cadena BeLive Hotels).
La experiencia adquirida con Pepephone
No es la primera vez que Javier Hidalgo aprovecha las prisas del comprador para conseguir cerrar una operación en mejores condiciones. Ya lo hizo, según recuerdan ejecutivos del sector de las telecomunicaciones, con la venta de Pepephone al grupo MásMóvil en 2016.
También tras una negociación exprés, entonces la teleco pagó por Pepephone a Hidalgo y su socio Rosauro Varó 158 millones de euros –por encima de lo esperado por el sector- y, de manera independiente, MásMóvil también absorbió Yoigo por 612 millones de euros. Un doble movimiento urgente de la teleco amarilla para crecer y evitar que el fondo Zegona (que hoy controla Euskaltel) se hiciera con ambas compañías.
Hace tres años, Javier Hidalgo arrancó a MásMóvil que se comprometiera a compensar a los dueños de Pepephone con 30 millones si finalmente la compañía no conseguía la financiación y la compra no se producía. Y ahora Hidalgo también ha logrado que Iberia acceda a pagar 40 millones si la compra de Air Europa descarrila por las pegas que pueden poner las autoridades de competencia de los varios países afectados por la unión de las aerolíneas.
Lo que queda del último gigante del turismo
Globalia había conseguido colocarse como el mayor grupo del turismo español, con unos ingresos de casi 3.900 millones de euros el pasado año, y con presencia en el negocio aéreo, el de las agencias de viajes, la touroperación, los hoteles… Una corporación que ha sobrevivido a las sacudidas del sector turístico que habían ido haciendo desaparecer a otros gigantes como Marsans u Orizonia.
Globalia se había quedado, sólo junto a Barceló, como ejemplos de grupos integrados al clásico modo. Hasta ahora. La venta de Air Europa se lleva por delante la fuente de la mitad de los ingresos del grupo (la aerolínea facturó más de 2.100 millones en 2018) y hace desaparecer el buque insignia que vertebraba toda la corporación.
La venta de Air Europa, que en principio se cerrará formalmente en la segunda mitad de 2020, se produce en un momento en que Globalia negocia la unión de sus negocios de agencias de viajes (comandados por Halcón Viajes y Viajes Ecuador) con la división de viajes de Barceló para crear un gigante nacional. En este caso, ambas partes insisten en que no se trata de una venta, sino de una fusión que en principio se repartiría a partes iguales (o casi).
Unos movimientos que dejarán a Globalia, controlada en un 95% por los diferentes miembros de la familia Hidalgo, con 1.000 millones más en caja con los que buscarán singularmente reforzar su posición en el negocio hotelero a través de la cadena BeLive y también lanzarse al nuevo negocio de los AVE privados que se abrirá el próximo año en España. Globalia ha acudido con una participación minoritaria –que puede crecer- junto a Talgo al concurso para entrar a competir con Renfe en el transporte ferroviario.
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