La relevancia de Brasil para Santander está fuera de toda duda. El gigante latinoamericano se ha convertido en el motor principal del beneficio del banco, generando durante los nueve primeros meses de 2019 unas ganancias de 767 millones de euros, un 29% del total del grupo (tres puntos más de lo que representaba al cierre de 2018), en un año en el que la debilidad de Reino Unido y los costes de reestructuración en España han ajado sus cuentas.
Pero Brasil también ha sido en este periodo, uno de los grandes estiletes de la rentabilidad -con un ROTE cercano al 22%- y uno de los impulsores fundamentales del crecimiento de la cartera crediticia.
Con estos datos, el presidente de Santander Brasil, Sergio Rial, se animó a augurar recientemente que "el Santander va a tener (en 2019) el mejor año de su historia en Brasil". Y también el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, mostró, en la presentación de los resultados del tercer trimestre, su optimismo sobre la evolución del mercado brasileño, evidenciando que las preocupaciones por la debilidad económica del país han quedado en el pasado.
Así, firmas como Alantra o UBS han señalado recientemente a la fortaleza del negocio brasileño como uno de los principales puntos a destacar de la entidad que dirige Ana Botín.
La caída de los tipos de interés en el país ha beneficiado los volúmenes pero a costa de los márgenes
Y esto a pesar de que los márgenes en el país se han visto afectados por la situación de los tipos de interés, después de que el Banco Central de Brasil haya recortado el precio del dinero desde un 13,75% al cierre de 2016 a un históricamente bajo 5% en la actualidad. En esas circunstancias, la propia entidad reportaba una caída de la rentabilidad de la inversión en el país a sus niveles más bajos en varios años y un estrechamiento del spread sobre el coste de los depósitos a mínimos en casi dos años.
Desde el propio Santander reconocían que en estas circunstancias es factible que los márgenes del negocio en Brasil se sigan estrechando en los próximos trimestres. Pero, como subrayan los analistas de UBS, la buena evolución de las comisiones y la gestión de costes realizada por el banco deberían permitir más que compensar este efecto.
Sin embargo, no todas las visiones son tan favorables sobre la evolución de Santander en su principal mercado. Desde Bankinter, donde han recortado su recomendación sobre la entidad de comprar a mantener, resaltaban tras los resultados la pérdida de tracción de la actividad comercial en el país, reflejado en una ralentización interanual de la tasa de crecimiento de los márgenes o en una ligera contracción de la cartera crediticia.
Además, el analista del banco, Rafael Alonso también incide sobre el repunte de la morosidad de Santander en el país, que se situó al cierre del tercer trimestre en 5,33%, la cifra más elevada desde junio de 2017. Desde inicios de año esta cifra se ha incrementado en ocho puntos, siendo junto a Polonia el mercado que peor desempeño ha mostrado en esta métrica, sólo por detrás de Argentina. Sólo España presenta una tasa superior.
Desde la entidad, sin embargo, restaban importancia a esta evolución. Durante la presentación de las cuentas del grupo, el director financiero, José García Cantera, hablaba de repuntes leves y puntuales que no afectan a la tendencia positiva del crédito en Brasil.
La cartera crediticia de Santander en Brasil se ha elevado un 11,2% en un año y representa un 8% del total
Lo cierto es que esta ligera alza de la morosidad se ha producido en un momento de impulso de la cartera crediticia de Santander en Brasil. La cartera de préstamos y anticipos a la clientela en el gigante latinoamericano se situaba a cierre de septiembre en los 72.302 millones de euros, un 11,2% más que un año antes (un 8% si se deja al margen el efecto divisa). En su informe, el banco resalta las tasas de crecimiento de los préstamos a particulares y al consumo, que rondan en ambos casos el 16% interanual.
En este periodo, alguno de los principales rivales del banco español en Brasil, como Itaú o Bradesco, también han registrado incrementos de doble dígito de sus carteras crediticias. Este impulso de los préstamos no se ha traducido, en términos generales, en un repunte general de la morosidad, según las cifras reportadas por el Banco Central de Brasil.
Además, si se cumplen los pronósticos que apuntan a que Brasil alcanzará en 2020 sus mejores cifras de crecimiento económico desde 2013 la calidad del crédito en el país debería verse apuntalada.
En cualquier caso, la economía brasileña ha mostrado en los últimos años una elevada sensibilidad a la coyuntura internacional, lo que, en un entorno de elevada incertidumbre global como el actual sitúa cualquier pronóstico entre interrogantes.
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