Lleva arrumbado allí desde hace una década. Varado en uno de los extremos del aeropuerto de Valencia. Un antiguo gigante de los cielos, un jumbo Boeing 747, que se quedó aparcado en mitad de la crisis económica cuando quebró la compañía aérea propietaria, la muy efímera Pronair.
El sueño de Pronair, una aventura aérea emprendida por un constructor murciano –Isidoro Romero, dueño del grupo Pronain-, apenas duró tres años. Arrancó en 2007 con dos pequeños aviones McDonnell Douglas 87 para lanzar vuelos chárter, dio un salto de gigante comprando a Air France dos colosos 747 para el transporte de carga entre Valencia y China, y en 2009 la aerolínea ya echaba el cierre.
Uno de los jumbo de Pronair aterrizó en 2009 en el aeropuerto de Manises para no volver a despegar. Una avería en un motor –primero- y las deudas y posterior quiebra del grupo –como puntilla- dejaron el avión tirado en Valencia. Y allí sigue, luciendo los colores de la extinta aerolínea y cada vez más herrumbroso.
Ese gigantesco Boeing 747 se ha convertido en el figurado buque insignia de la colosal flota de aviones abandonados que se reparten por los aeropuertos de media España. Una quincena de aeropuertos son actualmente parking involuntario de un total de 71 aparatos, según confirman a El Independiente fuentes de Aena, el gestor de la red aeroportuaria nacional. Una cifra que oscila, arriba o abajo, cada pocos meses. Hace poco más de un año la lista de aeronaves varadas rozaba el centenar.
Quince aeropuertos con ‘aviones fantasma’
Son dos los grandes cementerios de España: el propio aeropuerto de Valencia, donde además del jumbo de Pronair yacen otros 23 aviones más, y el pequeño aeródromo madrileño de Cuatro Vientos, en que se encuentran otros 19 aviones más sin noticias de sus dueños.
Desde Aena se explica que la inusual acumulación de aparatos abandonados en estos dos aeropuertos es consecuencia de la tradicional alta concentración de aviación ligera, lo que “ha propiciado que cuenten con mayor volumen de aeronaves con diversas casuísticas y susceptibles de declararse en situación de abandono”.
Los aeropuertos de Valencia y Madrid-Cuatro Vientos concentran más de la mitad de los aparatos
En el caso de Manises hace años allí operaban varias escuelas de pilotos, un aeroclub y había una alta actividad de vuelos privados de empresas. En Madrid-Cuatro Vientos es actualmente cuando la práctica totalidad de sus operaciones son de escuelas de vuelo y de formación de pilotos y tripulantes, así como empresa de trabajos aéreos, de mantenimiento, de manejo de drones y también de servicios del Estado (de la Policía a la Dirección General de Tráfico).
Los aviones arrumbados se reparten por otra decena larga de aeródromos. En los de Málaga, Sevilla, Córdoba y Tenerife Norte hay cuatro aviones varados en cada uno de ellos; en el de Salamanca son tres; en el de Alicante-Elche, dos; y Madrid-Barajas, Menorca, Ibiza, Zaragoza, Badajoz y Granada-Jaén cuentan con un aparato tirado sin que nadie lo reclame.
El largo proceso legal para moverlos
Hace más de un lustro un juez ya intentó subastar el jumbo de Pronair que yace en Valencia. Lo puso en venta por algo más de 2 millones para atender parte de las deudas que arrastraba la quebrada compañía. No hubo suerte. Ahora la que intenta volver a subastar el aparato es la propia Aena, la gestora del aeropuerto y que lleva una década obligada proporcionar aparcamiento gratuito a la aeronave.
Sólo tras publicar tres anuncios en el BOE y pasar un año sin que el dueño los reclame, Aena puede subastarlos
Tras años en que nadie se hace cargo de los aviones y, por consiguiente, nadie paga los gastos de estacionamiento, cuando empieza a ser evidente que la aeronave ha quedado desatendida, entonces arranca el larguísimo proceso legal para declarar formalmente en situación de abandono los aparatos.
Aena publicó el mes pasado un anuncio en el Boletín Oficial del Estado (BOE) con el que emprendía ese proceso para declarar abandonados el 747 de Pronair y los otros 23 aviones pequeños tirados en el aeropuerto valenciana. Otros anuncios similares se han ido acumulando por decenas en las páginas del BOE en los meses previos, en los años previos.
Para cumplir con la garantista y estricta legislación vigente, el gestor aeroportuario debe publicar tres anuncios en el boletín estatal en meses consecutivos para buscar a los propietarios de los aviones. Tras la publicación de los tres reclamos públicos, y “transcurrido el plazo de un año desde la fecha de la tercera publicación sin que concurra reclamación del propietario, se estimará la presunción legal de abandono” del avión, según establece la Ley de Navegación Aérea.
Sólo entonces, transcurrido un año de los anuncios y tras años y años aparcados en los aeropuertos, Aena podrá abrir un proceso de venta pública en subasta para desprenderse de los aviones, y el importe obtenido quedará en beneficio de las arcas del Estado.
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