El director general del Tesoro, Carlos San Basilio, calificó este lunes de "año muy especial" el 2019 vivido por el Tesoro Público español. No es para menos; un ejercicio iniciado bajo la previsión de que los costes de la deuda pública se incrementarían después de varios años a la baja ha terminado por arrojar unas cifras históricamente bajas.
El organismo encargado de la financiación del Estado ha cerrado sus emisiones de 2019 con un coste de la deuda emitida del 0,23%, muy por debajo del 0,64% registrado el año anterior. De este modo, el Tesoro ha podido poner el broche final al ejercicio con un ahorro de 2.371 millones de euros respecto a los cálculos a inicios de año.
Lo cierto es que la deuda pública lleva muchos años arrojando alegrías a las arcas del Estado español. Desde que en el verano de 2012 se logró dejar atrás -con el rescate a la banca y, sobre todo, la actuación del BCE- la amenaza de rescate financiero del país, España ha visto caer vertiginosamente los costes que debía asumir para obtener financiación en los mercados. Así, si el coste medio de la deuda se elevó en 2011 por encima del 4% hoy se sitúa en apenas un 2,19%.
La caída de la deuda desde que el BCE empezó a comprar bonos ha supuesto un ahorro en torno a los 40.000 millones de euros
Este descenso se ha visto impulsado en los últimos años por el recorte de los tipos de interés en la Eurozona y el programa de compra de deuda (QE) puesto en marcha por el BCE en 2015. Ese año, el coste medio de la deuda pública española se situó en el 3,1%, lo que representaba un ahorro de alrededor de 3.182 millones de euros respecto al coste que hubiese supuesto mantener los tipos de la deuda en los niveles del año anterior.
Ya desde 2016, el coste medio de la deuda pública española en circulación se situó por debajo de la barrera histórica del 3%. Y en los años sucesivos ha ido marcando nuevos mínimos históricos, ofreciendo un margen financiero nada despreciable para el erario público.
En total, en los últimos cuatro años el Estado ha asumido un coste aproximado en intereses de la deuda de 96.578 millones de euros. Esta factura ascendería a 135.698 millones si a la deuda de cada ejercicio se aplicaran los costes previos al inicio del QE del BCE. De este modo, las arcas públicas han experimentado en sólo cuatro años un ahorro cercano a los 39.120 millones de euros.
Por poner en contexto, esta cifra representa algo más del doble de lo presupuestado para desempleo por el Gobierno en los presupuestos de 2019, que finalmente no obtuvieron la aprobación del Congreso de los Diputados. Sin embargo, la cantidad ahorrada empequeñece si se compara con el que es el principal agujero de las cuentas públicas españolas.
Los 39.120 millones ahorrados en los últimos cuatro años por la rebaja de los costes de la deuda apenas cubrirían cuatro meses de factura de las pensiones, que se sitúa actualmente por encima de los 9.735 millones de euros mensuales.
El ahorro en los costes de la deuda ha sido uno de los principales apoyos con los que han contado los gobiernos españoles en los últimos años para impulsar la mejora de la economía española al tiempo que se reducía el déficit público. Sin embargo, tras años de mejora en este terreno, es generalizada la percepción de que el margen ya es escaso.
El coste de las pensiones se ha elevado un 16,4% en cuatro años y se espera que siga creciendo en los próximos ejercicios
La pérdida de fuerza desde el lado de la deuda, que se une a la progresiva desaceleración de la economía nacional, azuza las alertas de que España ha dejado pasar los mejores años del ciclo sin poner soluciones a los problemas estructurales que amenazan la solvencia de sus finanzas. Y entre estos, la cuestión de las pensiones se erige como la más acuciante.
El progresivo envejecimiento de la población representa todo un desafío para la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social, que se ve golpeada también por las cuantías cada vez más elevadas de las nuevas pensiones y la elevada tasa de desempleo en España, que reduce las contribuciones al sistema.
En los últimos cuatro años, el coste mensual de las pensiones en España se ha elevado un 16,4%, elevando a la Seguridad Social a cubrir los costes mediante deuda, al tiempo que la llamada "hucha de las pensiones" se ha ido vaciando para hacer frente a las obligaciones. Y la expectativa es que la cifra se siga elevando en los próximos años, a un ritmo que podría acelerarse conforme se vaya produciendo la jubilación de las generaciones del baby boom.
Una situación para la que el Estado puede confiar poco en seguir contando con el respaldo de unos costes de la deuda a la baja y que en cualquier caso apenas le ofrecerán margen para hacer frente a un gasto cuya financiación se antoja fundamental para el futuro de las cuentas públicas.
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