El sistema eléctrico español está a punto de cerrar el año menos contaminante de sus historias. Las emisiones de CO2 provocadas por la producción de electricidad registrarán un fuerte descenso en el conjunto de 2019 y caerán a su menor nivel desde que hay registros, gracias al declive de la generación con centrales de carbón y el mayor peso de las energías renovables.
El sistema eléctrico ha soltado a la atmósfera entre enero y noviembre -últimos datos oficiales de Red Eléctrica de España (REE)- un total de 46,6 millones de toneladas equivalentes de CO2, lo que supone ya un fuerte descenso del 21% en relación al mismo periodo del año pasado.
Según las estimaciones de los expertos, en el conjunto de 2019, cuando se sumen los datos de diciembre, las emisiones de la generación eléctrica se situarán en el entorno de los 51 o 52 millones de toneladas equivalentes de CO2, con cerca de un 20% menos que en todo el año pasado y que supone el mínimo histórico de la serie estadística.
Los registros detallados de REE, operador del sistema eléctrico y gestor de la red de alta tensión, alcanzan hasta el ejercicio 2007, y aquel año se superaron los 110 millones de toneladas de CO2. Desde entonces, la horquilla en que ha oscilado de manera permanente ha sido entre los 60 y los 80 millones de toneladas de CO2. Nunca antes, como este año, se ha estado tan cerca de ese suelo de 50 millones de toneladas.
El descenso de las emisiones de todo el sector se debe muy fundamentalmente al desplome que se está registrado este año en España de la producción eléctrica con centrales de carbón, el combustible fósil más contaminante. Entre enero y noviembre, la generación con carbón de todo el sistema nacional –incluidos el sistema peninsular y los de Baleares y Canarias- se ha derrumbado más de un 65%. Este mes de diciembre incluso se ha registrado el primer día desde que hay registros en que la España peninsular ha producido toda su electricidad sin nada de carbón.
Un parón de la producción con carbón que está provocado por el cierre de varias centrales térmicas y, sobre todo, por el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 (en el entorno de los 25 euros, el triple que hace apenas dos años). El carbón está siendo sustituido en el mix de generación eléctrica por las centrales de gas natural -que emiten CO2, pero mucho menos que el carbón-. Al calor del abaratamiento del precio del gas natural, las centrales de ciclo combinado han disparado en lo que va de año su producción un 90%.
En paralelo, a las puertas de un nuevo boom de renovables, las energías verdes también han elevado su nivel de generación. La eólica acumula hasta noviembre un incremento de la producción de más del 8% y la fotovoltaica crece un 18%.
En lo que va de año, las centrales nucleares, las de gas natural y los parques eólicos se mantienen prácticamente en un empate técnico como tecnologías que más electricidad suministra al sistema. Las tres estaban en los once primeros meses entre los 51 y los 54 gigavatios hora (GWh) de generación acumulada.
Avalancha de cierre de centrales
Las centrales de carbón han entrado en un imparable declive en España. Iberdrola ya anunció hace dos años el inicio de los trámites para cerrar sus dos últimas centrales térmicas en Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). Naturgy, tras clausurar la de Anllares, confirmó a principios de este años la clausura de las plantas de Meirama (A Coruña), Narcea (Asturias) y La Robla (León).
Y Endesa ya tenía previsto cerrar el próximo año las centrales de Compostilla (León) y Andorra (Teruel), pero también ha decidido adelantar la clausura de aquí a 2022 de sus dos últimas centrales, las de Litoral (Almería) y As Pontes (A Coruña). Endesa, en paralelo, pretende iniciar el cierre de dos de los grupos de Es Murterar, en Mallorca, y los dos restantes seguirán hasta que funcione plenamente el segundo cable eléctrico que conectará la isla con la Península.
Tras la avalancha de cierres, en principio, la Península se va a quedar sólo con tres centrales de carbón operativos de la quincena que estaban operativas el pasado año. EDP pretende mantener operativa las centrales de Aboño y Soto de la Ribera, ambas en Asturias, y Viesgo seguirá produciendo con la planta de Los Barrios, en Cádiz.
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