El petróleo se cuenta ya entre las principales víctimas del brote de coronavirus que afecta a China y, poco a poco, se va extendiendo a cada vez más países. Los temores a que la situación acabe provocando un frenazo del crecimiento en el gigante asiático con efectos globales representa un nuevo lastre a los precios del crudo, que se sitúan este lunes en sus niveles más bajos desde diciembre de 2018.
El barril de Brent caía este lunes a media jornada algo más de un 3% hasta situarse por debajo de los 55 dólares por barril. En sólo un mes, ha visto esfumarse un 20% de su valor, liquidando por completo el impulso que generaron a inicios de año las tensiones entre Estados Unidos e Irán, que hicieron temer por problemas de abastecimiento de crudo.
El precio del crudo ha restado más de un 20% de su valor en el último mes
Ahora, la situación es la contraria y los augurios de que la economía china se desacelerará en este primer trimestre a tasas de crecimiento inferiores al 5% hace temer que el mercado se desequilibre por el lado de la oferta. "Claramente, las restricciones de viaje y el cierre prolongado de grandes partes del sector industrial chino han pesado sobre la demanda de petróleo", apuntan los analistas de ING.
Y, en la misma línea, desde la agencia Fitch resaltan que "el brote de coronavirus podría frenar el crecimiento de la demanda de petróleo si continúa extendiéndose, lo que llevaría a un excedente de producción extendido a medida que la producción crezca en Brasil, Noruega y los Estados Unidos".
La propia agencia aclara que "la magnitud del excedente dependerá de la duración del brote y de la capacidad de los países de la OPEP (más sus aliados) para ajustar los niveles de producción, si es necesario".
En este sentido, desde la OPEP se ha empezado a deslizar la posibilidad de aprobar un recorte adicional de los niveles de producción para detener el derrumbe de los precios. Fuentes cercanas a la organización, liderada de facto por Arabia Saudí, han traslado la opción de extender los recortes actuales hasta final de año e incluso restringir aún más las cuotas de producción.
Ni siquiera los recortes de producción en Libia han logrado aplacar los temores a una caída de la demanda
Ni siquiera los problemas de producción que se están registrando en Libia en las últimas semanas y que han supuesto la salida del mercado de en torno a un millón de barriles diarios de petróleo -alrededor del 1% de la demanda mundial- han sido capaces hasta la fecha de compensar las preocupaciones generadas por el posible impacto económico del coronavirus.
Las caídas de precios eran extensivas también al petróleo West Texas -de referencia en Estados Unidos-, que restaba algo más del 2% y llegaba a cotizar por momentos por debajo de los 50 dólares por barril.
Generalmente el descenso de los precios del petróleo es considerado un estímulo para la economía global, al producir un ahorro en consumidores y empresas que, sobre el papel, es favorable para el consumo y la inversión.
Sin embargo, un descenso brusco y profundo puede generar graves desequilibrios en los mercados, al comprometer la situación de determinados países e industrias de relevancia, como ya se comprobó a inicios de 2016.
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