Repsol registra unos números rojos récord por los ajustes contables ligados a su plan para su reconversión total para ser una compañía más verde y tener cero emisiones netas en 2050. El grupo energético –la petrolera es cada vez más compañía eléctrica también- sufrió unas pérdidas históricas de 3.816 millones de euros en 2019 impulsadas por las multimillonarias provisiones.
El ajuste contable para asumir la devaluación prevista de los precios del petróleo y el gas por los objetivos climáticos del Acuerdo de París alcanza los 4.849 millones en provisiones en las cuentas de Repsol. Y a ello se suma otra dotación de 837 millones de euros tras el revés sufrido en un laudo parcial en el litigio que mantiene con la china Sinopec. Dos factores que han lastrado los resultados en un 2019 ya venía marcado por un contexto de precios del crudo y del gas a la baja y de menores márgenes internacionales en los negocios industriales, según reconoce la propia compañía.
El resultado neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios de la firma, alcanzó los 2.042 millones de euros el año pasado, un 13% menos que en 2018. Una caída inferior a las de las principales empresas del sector, y que refleja un entorno marcado por una cotización media del crudo Brent (64,2 dólares por barril) y del Texas americano (57 dólares por barril) un 10% y 12% inferiores, respectivamente, y con un descenso del precio medio del gas Henry Hub del 16%.
Con este escenario adverso, la petrolera presidida por Antonio Brufau ha sido capaz de aumentar su flujo de caja operativo un 8%, hasta los 5.837 millones de euros. Esta capacidad de generación de caja permite al grupo avanzar en su compromiso con el cambio climático y, al mismo tiempo, mantener la política de retribución a sus accionistas.
De hecho, a pesar de las pérdidas récord, Repsol quiere mimar al accionista. El consejo de la petrolera propondrá a la próxima junta de accionistas una reducción del capital equivalente al 5% mediante la amortización de títulos propios con el objetivo de elevar la rentabilidad del accionista.
Con la amortización la compañía consigue que el precio de cada uno de los títulos suba y además cada uno de los accionistas eleva proporcionalmente su participación en el grupo. La operación propuesta por la dirección implica de facto el reparto del valor de ese 5% del capital entre todos los accionistas, y que ronda los 1.000 millones de euros.
Una recompra que se suma a la mejora acordada para el dividendo que, con un incremento anualizado del 8% respecto a 2017, alcanzará un euro bruto por acción en 2020 bajo esa fórmula de 'scrip dividend' y la reducción de capital correspondiente para evitar cualquier dilución.
Por áreas de negocio, el 'Upstream' (Exploración y Producción) obtuvo un resultado de 1.050 millones de euros en el ejercicio, un 20% menos debido a ese entorno a la baja de precios, mientras que la producción se situó en 709.000 barriles equivalentes de petróleo diarios, alineada con la visión estratégica del grupo priorizar la creación de valor.
El grupo destacó que para alcanzar los objetivos de descarbonización que se ha fijado, en 'Upstream' orientará su portafolio al cumplimiento del Acuerdo de París, y "priorizará la generación de valor sobre el crecimiento de la producción, manteniendo como eje estratégico del negocio la flexibilidad, poniendo el foco en la rotación y mejora de la cartera de activos y en la generación de caja".
La compañía dirigida por Josu Jon Imaz mantendrá el equilibrio entre las reservas de gas y petróleo, "con una visión del gas como energía para la transición energética, y teniendo en cuenta también el papel activo que el petróleo debe jugar en un mundo más descarbonizado". Además, para evaluar cada una de las decisiones futuras de exploración o producción, Repsol asume una curva de precios del petróleo y del gas compatible con el Acuerdo de París.
Por su parte, resultado del área de 'Downstream' (Refino, Química, Marketing, Lubricantes, GLP, Trading y Gas y Repsol Electricidad y Gas) fue de 1.456 millones de euros en 2019, ligeramente inferiores a los 1.583 millones de euros del año anterior. Una pata de la compañía cada vez más marcada por el crecimiento en el negocio de electricidad y gas, superando el millón de clientes, al tiempo que incorporó nuevos activos de generación renovable.
Repsol se ha consolidado como un actor relevante en la generación de electricidad baja en emisiones (en este apartado el grupo incluye no sólo renovables, también sus centrales de gas natural) en la Península Ibérica, con una capacidad total instalada de 2.952 megavatios (MW) y planes en marcha que añadirán 1.185 MW.
Además, la compañía incrementó hasta los 7.500 MW su objetivo de capacidad de generación de electricidad baja en carbono para 2025, lo que supone 3.000 MW adicionales respecto a su anterior meta. A esto se suma el inicio de la expansión en otros mercados para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables.
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