Endesa registró un beneficio neto de sólo 171 millones de euros el año pasado, lo que supone un desplome del 88% en relación al ejercicio anterior. Y, sin embargo, 2019 ha sido un ejercicio relativamente bueno para el negocio de la eléctrica.
La compañía, controlada por la italiana Enel, ha ejecutado un deterioro contable multimillonario para reflejar en sus cuentas el cierre adelantado de sus centrales de carbón en España y de los recortes aprobados por el Gobierno a la retribución especial que recibirá por sus plantas en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla durante los próximos seis años.
Endesa ha recogido en sus resultados un deterioro contable de sus activos de generación eléctrica de 1.873 millones de euros euros (1.469 millones de euros de las centrales de carbón y 404 millones de las centrales extrapeninsulares), con un impacto en el resultado neto de 1.409 millones de euros.
La compañía comandada por José Bogas subraya que este deterioro contable no tiene impacto en su beneficio neto ordinario, que ascendió a 1.562 millones de euros al cierre del año, con un 3% más. Y, por ende, los ajustes contables tampoco afectarán a la retribución a los accionistas a través del dividendo.
La política de dividendos de la compañía para los ejercicios 2018-2020 establece que el dividendo ordinario por acción que se acuerde repartir con cargo a esos ejercicios será igual al 100% del beneficio ordinario neto atribuido a la sociedad dominante en las cuentas anuales consolidadas del grupo encabezado por la misma. Por ello, este deterioro por el valor de los activos de carbón no tendrá impacto en el dividendo con cargo a los resultados de 2019.
Endesa ya había confirmado el cierre este año de todas sus centrales de carbón, menos las de As Pontes (A Coruña) y Litoral (Almería). En estas dos instalaciones la compañía ejecutó inversiones millonarias para ajustarse a los nuevos requisitos ambientales impuestos por Bruselas. A pesar de ello, la eléctrica ha decidido adelantar el cierre también de estas dos centrales y ya ha activado el procedimiento administrativo para proceder a su clausura.
La compañía eléctrica explica que la menor demanda eléctrica en España, el incremento en el precio de los derechos de CO2, la caída significativa del precio del gas y el incremento de la producción renovable hacen que las centrales de carbón peninsulares “hayan sufrido una importante falta de competitividad que les ha excluido del mercado”. Y “ante la clara ausencia de perspectivas de mejora en el futuro”, el grupo se decantó por acelerar su cierre.
Endesa ha conseguido elevar un 6% el resultado bruto de explotación (ebitda), hasta los 3.841 millones. Por negocios, el ebitda del mercado liberalizado repuntó el 22 % (1.475 millones) apoyado en la aportación de la filial de renovables, entre otros factores; en tanto que el del regulado bajó el 2 % (2.362 millones) por el descenso en los territorios no peninsulares.
Los ingresos bajaron ligeramente (-0,2 %) y sumaron 20.158 millones, en tanto que el flujo de caja operativo arrojó el saldo récord de 3.181 millones de euros, el 31 % más que en 2018, gracias a los mayores resultados del ejercicio y a la mejora muy relevante del capital circulante.
La deuda neta aumentó en 607 millones y al cierre del ejercicio era de 6.377 millones, por el impacto de la entrada en vigor de las nuevas normas contables sobre alquileres (NIIF 16), las inversiones en renovables (+211 %) y el pago del dividendo.
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