Si algo caracteriza al tejido empresarial español es el predominio de las pequeñas y medianas empresas (pymes). Muchas de las cuales, además, son empresas familiares que asumen retos como la internacionalización con recursos humanos limitados combinando la gestión empresarial, la propiedad y la familia. Tres ámbitos que, aunque son los mismos en toda empresa familiar, tienen respuestas diferentes para cada una de ellas con un objetivo: garantizar su continuidad.
Así lo creen en Vaciero, donde celebran 25 años asesorando a este tipo de compañías bajo un lema: “Solo la gestión de la singularidad puede llevar a un asesoramiento que favorezca al crecimiento o mantenimiento de la empresa”.
Con todo, las pymes españolas todavía tienen que dar el salto definitivo al extranjero. Esta es una de las conclusiones del evento Gestión y rentabilidad de la empresa familiar dentro del marco de Conversaciones con El Independiente, celebrado en la sede madrileña de Vaciero.
Que la internacionalización está relacionada con el tamaño de la empresa es algo que tienen claro en el Instituto de Empresa Familiar (IEF). De hecho, según explicó Esteban Sastre, Director de Economía y Empresa del IEF, “las empresas que forman parte del IEF que son más grandes, tienen un porcentaje de internacionalización mucho más elevada”. Concidió Mario de Gandarillas, socio del área de empresa familiar de Vaciero que afirmó que “la internacionalización está vinculada al tamaño”.
Inés Juste, presidenta del Grupo Juste, añadió que “cuanto más pequeño eres, menos capacidad tienes para competir fuera o exportar. Es una pescadilla que se muerde la cola”.
Sin embargo, existe la oportunidad de hacer crecer esas empresas, una decisión que según De Gandarillas no se toma porque “el empresario emprendedor es muy individualista”. “Cuando atiendes a dos o tres familias que comparten intereses y tienen problemas de tamaño y les propones crear una estructura más grande, el empresario familiar te dice que no”, relató.
Y es que la idea del “gran empresario”, del personalismo en la empresa familiar, es una idea que atrae a muchos empresarios: “Dicen que prefieren tener una empresa que factura un millón y tener el 100% y no crecer a 10 millones aunque tengan el 33%”.
Juste, por su parte, cree que hubo un antes y un después con la crisis financiera y rompió una lanza a favor de las empresas españolas: “La crisis nos ha hecho más humildes a todos y demostró que la empresa familiar española es capaz de salir fuera e internacionalizarse de verdad”.
Tamaño y financiación
El tamaño de las empresas familiares se erigió durante el debate como uno de los dilemas principales para empresarios y asesores. Y es que, la internacionalización no es la única de las dificultades, por eso “mejorar el tamaño de las empresas” es una de las principales preocupaciones del IEF.
Alemania parece el ejemplo a seguir. “La media de trabajadores en empresas familiares es de cuatro o cinco; cuando lo comparas con Alemania, que es entorno al 10, te das cuenta que tenemos un problema”, explica Sastre. Un problema porque afecta a la productividad y si el tejido empresarial está formado en su mayoría por pymes, “hace que la productividad global sea más pequeña.
Además, “una empresa pequeña tiene más problemas para acceder a la financiación”, advirtió De Gandarillas. Aunque la crisis también cambió el paradigma en términos de acceder a la financiación.
La presidenta del Grupo Juste afirmó que “la crisis nos ha enseñado a las empresas que no podemos tener tanta dependencia de financiación bancaria”. En este sentido, subrayó el trabajo realizado por asociaciones empresariales para acceder a otras vías de financiación, como el capital riesgo o los fondos. Pero pese a estas otras opciones, Inés Juste reconoció que “el sistema bancario es indispensable” aunque en ocasiones se haya “abusado de las garantías personales”.
La apertura del capital se planteó como otra de las opciones aunque según el socio de Vaciero, “es una de las decisiones más complicadas junto con la de tener que echar a alguien de la familia”. Para Inés Juste, hay que tener claro “para qué metes a un externo en el capital y a quién metes… hay que estar abierto a que te cuenten experiencias”.
En este punto, Juste defendió que la “profesionalización de la pyme” no pasa por incorporar siempre a gente externa. “Creo que lo que nos sigue faltando es el rigor y la meritocracia y si alguien asume un puesto pues que valga para ese puesto: si apuestas por la profesionalización apuestas por los mejores profesionales que te puedas permitir sean tus hijos o no”, declaró.
Hiperregulación
Pero no toda la responsabilidad sobre el crecimiento recae del lado empresarial. La hiperregulación -coincidieron los ponentes- es un escollo para el desarrollo de la actividad de las pymes. “No ayuda el hecho de tener 17 regulaciones sanitarias. La hiperregulación ayuda más a autónomos que a empresas”, aseguró Sastre.
“Cuanto más pequeño eres, menos capacidad tienes para competir fuera o exportar"
El motivo, según Sastre, es que la regulación fragmentada contribuye a que los autónomos puedan buscar mercados más pequeños en los que ofrecer un producto o servicio diferenciado. “Es una oportunidad para que las empresas crezcan”, consideró.
Para la presidenta del Grupo Juste, “no tiene sentido la hiperregulación en un país tan pequeño como España”. Por eso, pidió “un marco regulatorio” estable que permita a las compañías “trabajar” sin dedicar tanto tiempo a temas “burocráticos”.
Continuidad, la palabra clave
“No conozco una empresa que esté preocupada por su futuro si no está pendiente de su continuidad”, afirmó Mario de Gandarillas. Y es que, según el socio del área de empresa familiar de Vaciero, ante la definición de empresa familiar “toda la literatura está orientada a la continuidad”.
Una preocupación que evoluciona según la generación que dirija la empresa. “En primera y segunda generación lo de que la familia esté al servicio de la empresa es muy difícil de encontrar”. Según el experto, “entre cuarta y quinta generación es más habitual”.
No conozco una empresa que esté preocupada por su futuro si no está pendiente de su continuidad
En este sentido, desde Vaciero consideran que la labor está en ayudar a las empresas a resolver los problemas que eviten su continuidad así como que la familia esté comprometida con el proyecto empresarial.
Una decisión que ha aplicado el Grupo Juste: “la familia está al servicio de la empresa”, afirmó su presidenta durante el encuentro. ¿Cómo se consigue? Para Inés Juste la clave está en mantener el equilibrio entre “la gestión y la rentabilidad y la familia y el corazón”. Para conseguirlo, “la familia tiene que tener claro que su vocación es permanecer”.
Como conclusión, los ponentes abrieron la puerta a la digitalización y al talento para que las pymes españolas sigan creciendo. “A la pyme más le vale aprender en qué consiste trabajar con Amazon que renegar”, señaló Sastre. “Al final es una forma fantástica de exportar”, añadió De Garandillas.
Con Amazon o no, el futuro de las pymes pasa por la digitalización de los procesos para estar a la vanguardia de la economía española. Una economía que debe parte de su bienestar a la empresa familiar.
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