El monitor, el teclado, el ratón, otros con el portátil, un café, cuaderno... Hace dos semanas, la oficina dejó de ser el lugar de trabajo de muchos españoles. La crisis del coronavirus empujó a las empresas al teletrabajo, salvo a los supermercados, hospitales y servicios básicos. Un escenario que para muchos es nuevo, utilizando sus casas como despacho, y que abre la incógnita sobre cómo influirá en los hábitos laborales cuando termine la cuarentena.
"Es un ensayo en tiempo real. Nunca habríamos tenido una ocasión para un simulacro tan real de teletrabajo", afirma Javier Blasco, director del Adecco Group Institute. España no es el mejor ejemplo de una cultura del teletrabajo, pero tampoco es el peor. "La de España puede ser igual a la de cualquier otro país de la Unión Europea. Esa cultura va y viene. En la crisis hubo empresas que empezaron a implementarlo, se quedaron sin recursos y lo dejaron", añade.
En 2018, solo un 4,3% de los empleados reconocía trabajar desde casa. Un hábito más común en Finlandia o Países Bajos
En 2018, según el portal Statista, solo un 4,3% de los trabajadores de España afirmaba hacerlo habitualmente desde casa. Casi al mismo nivel que Reino Unido (4,4%), Polonia (4,6%) o Suiza (4,1%); y por debajo de Portugal (6,1%), Francia (6,6%), Finlandia (13,3%) y Países Bajos (14%). Las cifras de Adecco revelan que en el último trimestre de 2019 un 7,9% del total de ocupados teletrabajó al menos de forma ocasional.
Desde que el virus avanzó por España, empresas como Telefónica, Vodafone, BBVA, Santander o Endesa han enviado a empleados a sus casas. El Real Decreto-ley que el Gobierno aprobó el pasado martes para hacer frente a las consecuencias económicas del virus obliga a las compañías a facilitar el teletrabajo siempre que sea posible.
Y es que el marco legal es uno de los tres factores que Javier Blasco considera fundamentales para el éxito del teletrabajo. En España, trabajar desde casa está legislado, principalmente, por el Estatuto de los Trabajadores. A la necesidad de crear "seguridad jurídica", el experto de Adecco enumera otros dos aspectos básicos para la consolidación del teletrabajo tras la pandemia: la tecnología y los departamentos de recursos humanos. "Sí se hace mal genera frustración y la gente se echa para atrás. Sería una pena que esa posibilidad se quede en el camino por no saber poner todas las piezas del puzle".
El futuro de las oficinas
La crisis económica que desatará el coronavirus afectará a "todas y cada una de las empresas del planeta". Lo dice Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista. En el sector del ladrillo ya se han paralizado las operaciones de compraventa y "resulta difícil de imaginar que todo el escenario que estamos viviendo no afecte gravísimamente a los precios". "No hay referentes anteriores por lo que el comportamiento del mercado en 2020 es absolutamente impredecible, aunque sin duda el primer semestre va a ser extraordinariamente malo", recalca Encinar.
En cuanto a los alquileres, la consultora inmobiliaria JLL cree que es probable que el aumento del trabajo a distancia reduzca el uso de las oficinas. A largo plazo, según indica, el brote del Covid-19 probablemente acelerará la adopción del teletrabajo y la inversión en tecnologías de colaboración.
La pandemia probablemente acelerará la adopción del teletrabajo, según JLL
"Vamos a entornos hiperflexibilizados. No es que pierda el sector inmobiliario, es que tiene que cambiar", opina Javier Blasco. El director del Adecco Group Institute cree que las empresas deben aprovechar las opciones que abre el teletrabajo. Por ejemplo, sí resulta que los empleados se benefician de ello las inmobiliarias tendrían que empezar a pensar en casas con un "espacio tranquilo para trabajar". "Veo que hay muchas oportunidades. Si decides alquilar una instalación, a lo mejor dividida puede ser más rentable. Puedo meter más empresas y buscar más nichos de negocio", agrega.
El mercado del alquiler de oficinas tuvo buena salud en 2019. Entre Madrid y Barcelona —según la consultora— se contrataron casi un millón de metros cuadrados, un 14% más que en 2018. Los datos de Belbex recogidos por El Confidencial en noviembre dibujan un Madrid con 28,98 millones de metros cuadrados de inventario de oficinas. De ese total, 14,68 millones de metros cuadrados son de edificios exclusivos de oficinas, 1,65 millones de edificios de la Administración pública y otros 12,84 de inmuebles mixtos o de otros usos.
Merlin Properties, socimi que tiene inquilinos como Endesa o PWC, ya se ha pronunciado sobre cómo puede afectar el teletrabajo a su cartera de edificios de oficinas. En estos momentos, sus edificios están abiertos y son sus inquilinos los que deciden cómo gestionar a sus plantillas. Mientras tanto, explican, los contratos de arrendamiento continúan en vigor y las rentas se siguen pagando. La socimi tampoco prevé cambios ante el Covid-19 gracias a la “calidad” de sus clientes.
Merlin también participa, junto al BBVA y San José, en la sociedad Distrito Castellana Norte (DCN), promotora de la Operación Chamartín, uno de los mayores desarrollos urbanos de Europa. Un macroproyecto que la Comunidad de Madrid aprobará este miércoles y que contempla la construcción de 10.500 viviendas y un nuevo centro de negocios junto a los cuatro rascacielos.
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