La Guardia Civil dispone de un buzón de correo electrónico que sirve para recibir de alertas de los ciudadanos sobre posibles estafas online y otras amenzas en el mundo digital (ciberestafas@guardiacivil.org).
En las últimas semanas, su actividad se ha disparado. Cada día llegan más de 200 correos con avisos sobre ciberdelincuencia y muchos están vinculados con engaños que tratan de utilizar la epidemia de coronavirus como señuelo.
El buzón no sirve para realizar denuncias formales ante la Guardia Civil, no tienen validez jurídica si se utiliza esta vía. Pero los mensajes recibidos sí se convierten en señal de alerta y primera pista para las investigaciones del grupo de delitos telemáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
En pleno estado de alarma, y con la epidemia como gancho, están proliferando los intentos de estafas y las amenazas a la ciberseguridad mediante whatsapps y mensajes SMS, apuntan fuentes de la UCO, muy por encima de las tentativas por correo electrónico. La ola de cibercrimen ha puesto en alerta tanto a la Guardia Civil como a la Policía Nacional, que han intensificado su labor de vigilancia.
Un ciberpatrullaje que ha servido para que la Policía detecte y dé la señal de alarma sobre el registro o compra de 12.000 dominios para páginas web vinculadas al coronavirus en apenas unos días. Direcciones web que se registraron casi simultáneamente y bajo los mismos proveedores de servicios, lo que hace sospechar a la Policía que se trata de un paso previo a su uso para actividades delictivas, desde la distribución de virus informáticos o para estafas online.
“La gran mayoría de estas páginas han sido abiertas para aprovecharse de la inseguridad y el miedo de la población de sufrir contagio. Aunque la mayor parte de esos 12.000 dominios no muestran contenido alguno actualmente, se ha detectado que algunos de ellos ya comienzan a mostrar tiendas online fraudulentas que ofrecen la venta de vacunas para curar el Covid-19”, apuntaba hace unos días el director adjunto operativo de la Policía, el comisario José Ángel González.
“Estos productos milagrosos se muestran como una alternativa eficiente para curar los síntomas producidos por el virus, sin embargo, la verdadera intención del supuesto comercio no es otra que obtener los datos personales y bancarios de los compradores”, indica el comisario principal.
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) también está toma medidas para reforzar la ciberseguridad del país, singularmente las Administraciones y sectores estratégicos (en especial el sistema de salud), en pleno estado de alarma por la crisis del coronavirus. El Centro Criptológico Nacional (CCN-CERT), el brazo de ciberseguridad del CNI, ha puesto en marcha una operación especial para coordinar a diferentes empresas del sector de la ciberseguridad que han decidido prestar servicios y soluciones gratuitos para blindar de manera altruista diferentes organizaciones, principalmente del sector público, durante la emergencia sanitaria.
Los peligros en la red
Desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), el organismo dependiente del Ministerio de Economía encargado de coordinar las actuaciones y asesorar al sector privado cuando se producen ciberataques, se advierte de la proliferación de los fraudes en la red ligados al coronavirus. Los hay de todo tipo, desde estafas para recibir dinero directamente de las víctimas a intentos de captar datos personales o la propagación de virus informáticos.
El Incibe, a través de su Oficina de Seguridad del Internauta, ha alertado de cuáles son las estafas digitales más comunes que se están cometiendo en las últimas semanas con el coronavirus como excusa. Entre ellos, el organismo advierte de algunos whatsapps con consejos para frenar el coronavirus que contienen enlaces maliciosos o que piden compensaciones económicas o datos a cambio de la ayuda.
El Instituto de Ciberseguridad también ha detectado mensajes en redes sociales pidiendo donaciones con la fórmula de “manda ‘ayuda’ al teléfono o mail xxxxx” que no son reales, así como oleadas de de correos electrónicos o sms mediante los que el ciberdelincuente suplanta la identidad de instituciones (el servicio de empleo u hospitales) para acceder a los datos bancarios de la víctima o para difundir virus informáticos.
Otras fórmulas de ciberdelincuencia son las estafas en la venta de material sanitario de protección que nunca llega al comprador o que no se parece a los productos adquiridos; mensajes anunciando que el Gobierno repartirá “corona-cheques” a los ciudadanos con links maliciosos; ofertas de trabajo fraudulentas, falsos servicios de soportes técnicos o la oferta de servicios gratuitos que sólo buscan captar datos personales de las víctimas, singularmente bancarios, o propagar virus informáticos.
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