La pandemia de coronavirus, que se ha cobrado ya en España alrededor de 11.000 muertos, y la posible prolongación hasta el 25 de abril del estado de alarma, provocará en Semana Santa una pérdida del 15 % del negocio turístico, que emplea a más de dos millones de personas y representa el 12 % del PIB.
Fuertemente estacional, el sector del turismo genera en torno al 70 % de sus ingresos anuales con la campaña de verano, entre junio y octubre, el 15 % en fines de semana y puentes y alrededor de otro 15 % en Semana Santa, que comienza este domingo y se prolonga hasta el 12 de abril.
En 2019, el mal tiempo y las lluvias impidieron una buena campaña, y la Encuesta de Ocupación Turística del Ministerio de Industria reveló que la ocupación de la Semana Santa fue del 76 %, frente al 76,8 % del año anterior. No obstante, el nivel de ocupación en los hoteles se situó en el 82,7 %, 4,2 puntos porcentuales por encima del de 2018 (78,5 %).
En abril de 2019 -la Semana Santa se prolongó desde el domingo 14 al domingo 21 de ese mes- por los aeropuertos españoles pasaron 22,2 millones de pasajeros, frente a los 21,6 del año anterior.
Aunque es difícil calcular con exactitud cuál será el efecto de la pandemia de Covid-19, de las restricciones a la movilidad y del cierre de fronteras, los datos de enero y febrero, cuando aún no se había decretado el estado de alarma en España, revelan ya cierto retraimiento del turismo.
En los dos primeros meses del año España recibió cerca de 8,6 millones de turistas extranjeros, lo que supone un descenso del 0,2 % respecto del mismo periodo de 2019. Particularmente significativo resulta el descenso del 59,1 % de viajeros procedentes de China, donde ya estaba en pleno apogeo la pandemia de Covid-19.
El turismo chino hacia España venía aumentando en tasas por encima del 20 %, aunque en cifras absolutas todavía está por debajo del millón de visitantes, pero, con un gasto medio por turista muy elevado, por encima de los 2.500 euros, frente a una media en torno a los 1.000 euros.
De momento, la caída de las reservas de Semana Santa pone en peligro en torno a un 15 % de la facturación anual del sector a nivel nacional, que observa también un descenso significativo de las prerreservas para el verano, según fuentes del sector.
Según datos de la Confederación Española de Hoteles, las reservas han caído entre un 20 y un 30 % e incluso en determinadas zonas han llegado al 40 %, especialmente en las comunidades más turísticas.
El consejero delegado de Mapa Group, Alberto Díaz, explica que las entradas de turistas internacionales "se han caído" y están al 20 % de sus niveles habituales en esta época del año, especialmente los procedentes de Asia (China, Corea del Sur, Malasia y Singapur, sobre todo) pero también las de Latinoamérica.
El Gobierno ha puesto en marcha medidas de apoyo para empresas y autónomos, entre ellas un sistema de bonos para abordar las devoluciones de los productos cancelados.
La federación de agencias de viajes Fetave ve insuficiente la medida, que no podrá evitar el colapso de la industria turística española y pide un plan de rescate de 15.000 millones de euros.
Desde Fetave alertan de las catastróficas consecuencias de una eventual quiebra generalizada del sector por la necesidad de reembolsar automáticamente los importes de los billetes aéreos, noches de hotel, espectáculos y otros productos turísticos y culturales suspendidos o aplazados.
Aunque valoran la iniciativa, las agencias de viajes consideran que no soluciona el "gravísimo" problema, al que se enfrenta todo el sector turístico, y más particularmente, las agencias de viaje, y que únicamente permite a estas ganar tiempo para encontrar fórmulas que flexibilicen las devoluciones de todos los productos turísticos que hayan comercializado.
De ahí que reclamen un plan de rescate del sector para autónomos, pymes y no pymes, con una línea de avales públicos del 90 % con no menos de 15.000 millones de euros (de los 100.000 comprometidos por el Ejecutivo).
Según la normativa comunitaria que ha adoptado España, las agencias, aclaran desde Fetave, son responsables ante los clientes de todo lo que hayan vendido, lo que las deja en situación de indefensión desde el momento que alguno de los proveedores de los servicios entre en quiebra.
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