Mientras media España inicia su desescalada entrando en la esperada Fase1, el sector aéreo se mantiene en una parálisis casi total en todo el país (menos en las islas, que empiezan a recuperar parte de su actividad aérea). Y Aena profundiza en la reorganización de sus aeropuertos para adaptarse al parón casi total de la aviación.
Las restricciones a la movilidad por el estado de alarma han supuesto la paralización de la actividad de las aerolíneas y han hecho que muchos aeropuertos se queden prácticamente sin vuelos. El gestor de la red de aeropuertos en España ha optado por cerrar casi la mitad de sus centros y reactivarlos sólo por encargo de las aerolíneas para vuelos concretos.
Una drástica medida que Aena ha ido extendiendo cada vez más y que ya se aplica en un total de 21 aeropuertos, casi la mitad de las 48 instalaciones de la red (46 aeropuertos y 2 helipuertos.
En un primer momento Aena congeló cinco aeropuertos (Granada-Jaén, A Coruña, Vigo, Asturias y Santander) y empezaron a funcionar sólo bajo demanda. Posteriormente sumó también los de Murcia, Almería, Jerez, Logroño, Pamplona, Son Bonet y el helipuerto de Ceuta.
Y ahora ha decidido cerrar también Zaragoza, Huesca San Sebastián, Valladolid, León, Salamanca, Badajoz, Córdoba, Albacete, según la información actualizada de la compañía. En ese modo de operación sólo por encargo también se encuentra la terminal de aviación general del aeropuerto de Valencia.
Todos estos aeropuertos permanecen cerrados a la espera de que una aerolínea requiera su utilización. Los aeropuertos tienen capacidad de activarse y preparar la operación en apenas unas horas. La petición para aterrizar o despegar ha de hacerse con al menos tres horas de antelación para ser atendida por estos aeropuertos regionales que funcionan como un retén.
En cualquier caso, según se subraya desde el Ministerio de Transportes, estos aeropuertos están cerrados para los vuelos comerciales, pero las operaciones sanitarias y de actividades esenciales quedan garantizadas en todos ellos y en todo momento.
Sin apenas operaciones y con un reducidísimo número de pasajeros, Aena ha revolucionado la actividad también los aeropuertos que no funcionan bajo demanda. Por ejemplo, cerrando terminales completas en los grandes aeropuertos (en Barajas sólo funciona a T4 y en El Prat sólo la T1), concentrando la facturación en un puñado de mostradores en cada centro, suspendiendo el uso de parte de las puertas de embarque, clausurando parte de las instalaciones, incluso baños o tiendas, para evitar la circulación de personas…
Aena puso en marcha hace un mes un Grupo de Recuperación Operativa, que estudia los procesos necesarios para la reactivación de los aeropuertos cuando se vayan levantando las restricciones y medidas de seguridad para hacerlo sin riesgo para los empleados y para los pasajeros. Un grupo en el que se integran las diferentes áreas de la propia empresa y que estudia los mecanismos para controlar el aforo en las instalaciones, para garantizar distancias de seguridad, para gestionar los espacios y las colas, para reforzar las tareas de limpieza y desinfección…
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