El acuerdo firmado entre Francia y Alemania como propuesta para el fondo de reconstrucción europeo trae noticias buenas y malas para España. En el lado positivo, supone el paso de Alemania hacia la aceptación de una mutualización de la deuda, pero, en el negativo, supondrá la imposición de unas condiciones que aún deben debatirse en el seno de los Veintisiete.
Que el mercado tiene confianza en que el acuerdo sería bueno para España lo demuestra el hecho de que la prima de riesgo del país acumula una caída superior al 11% en los últimos dos días. Y no es para menos. La deuda española celebra así que las bases del acuerdo de la Unión Europea se asienten sobre la posibilidad de emitir deuda conjunta, un punto en el que tanto España como Italia han sido muy insistentes.
A pesar de perder la batalla por los eurobonos o coronabonos, estos dos países han puesto sobre la mesa desde un principio la necesidad de que exista una cierta mutualización de la deuda, dado que esta crisis se ha generado a partir de un shock externo y tendrá afectación en todos los Estados miembros. A ello se han negado siempre los países del Norte, entre los que se encuentra, o encontraba, Alemania.
La propuesta, conocida el lunes, implica la creación de un fondo dotado con 500.000 millones de euros, el equivalente al 3,6% del PIB de la Unión Europea, en subvenciones no reembolsables (es decir, nada de préstamos), para que los Estados puedan disponer de ellos con el objetivo de mitigar el efecto económico del Covid-19. Este importe se sumaría al presupuesto comunitario y se financiaría a través de deuda emitida por la Unión Europea, que se repartiría en función de la aportación de cada país al presupuesto comunitario para los próximos siete años. Así, Alemania, por ejemplo, asumiría el 27%, en línea con su aportación al presupuesto.
Aunque solamente se trata de una propuesta a la que los Veintisiete tienen que dar su visto bueno, el acuerdo se presenta como una importante base de cara al plan de reconstrucción que presentará Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, la semana próxima. Así lo creen desde Berenberg: “Aunque no será fácil persuadir a los gobiernos holandés, danés y sueco, esperamos que la propuesta francoalemana sea la base para un acuerdo final”. Desde Austria, por su parte, ya advierten de que su plan es ayudar, pero solo mediante préstamos.
El apoyo “se basará en un claro compromiso de los Estados miembros para implantar políticas económicas sólidas y una agenda de reformas ambiciosa”
Los expertos de la casa de análisis alemana creen, además, que la propuesta comunitaria elevará ese importe de 500.000 millones hasta el billón de euros gracias algún tipo de “alquimia” comunitaria, como fomentar planes para “empujar a la inversión privada” o bien “reetiquetar” fondos ya existentes.
Mutualizar deuda
Con todo, el país que dirige Angela Merkel ha accedido a lo que el economista José Carlos Díez califica de “embrión” de los eurobonos. “El acuerdo sugiere un grado de mutualización de la deuda que podría ser potencialmente más significativo de lo que se anticipaba”, valoran, por su parte, los analistas de UBS en un informe.
Esta mutualización de la deuda será a todas luces positiva para España que, con todo, no ve aún necesario acudir a los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). “Un uso productivo de estas transferencias podría estabilizar los niveles de deuda pública y, por lo tanto, reducir potencialmente los riesgos para los ratings soberanos”, explican desde Scope Ratings. Además, coadyuvaría a rebajar la incertidumbre sobre la salida de la crisis, que sigue pesando en el mercado español.
Desde el Gobierno, de hecho, la propuesta se ha acogido con alegría e, incluso, se considera que el acuerdo ha sido “en gran parte impulsado por España”, como indicaba la ministra Portavoz, María Jesús Montero este martes. La titular de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, por su parte, defiende que está en línea con lo defendido por España e Italia.
No saldrá gratis
Con todo, el plan acordado por Francia y Alemania no saldrá gratis a los países que acudan a él. La propuesta incluye el matiz de que el apoyo “se basará en un claro compromiso de los Estados miembros para implantar políticas económicas sólidas y una agenda de reformas ambiciosa”. Es decir, de aplicarse vendría acompañado de la esperada condicionalidad, un punto por el que ni España ni Italia querían pasar y que deberá ser discutido en el seno de los Veintisiete.
Los países del Sur salvaron la posibilidad de que los 240.000 millones en fondos del MEDE aprobados hace semanas para financiar el gasto sanitario de los países más afectados estuvieran sometidos a condiciones, si bien, vista la oposición de los países del Norte, es difícil que el fondo de reconstrucción esté cortado por el mismo patrón.
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