Naturgy se lanza a acelerar la transformación de la compañía. Lo hace en plena crisis sanitaria y económica, lo hace con una auténtica revolución en la cúpula directiva del grupo, y lo hace adelantando los objetivos que marcaba el plan estratégico con el que se estrenó Francisco Reynés cuando llegó a la presidencia de la eléctrica.
El plan se presentó en junio de 2018, con una visión del grupo para un lustro. Pero ahora Reynés ha decidido acelerar los cambios e incluso anticipa que parte de los objetivos que se esperaban para 2022 se podrán conseguir este mismo año, según ha confirmado el presidente de Naturgy en la junta de accionistas que se celebra este martes de manera telemática.
“Necesitamos acelerar nuestra transformación. Entrar en una segunda fase del plan. Hacer de esto una compañía diferente”, ha proclamado Reynés en su discurso en la junta. Una nueva senda con la que busca “reducir riesgo, reducir volatilidad y reducir complejidad” en el grupo, para optimizar los procesos operativos y corporativos, reforzar la liquidez, y fortalecer la compañía en el aspecto financiero, en reputación, en objetivos medioambientales y en gobierno corporativo. El grupo, que en los últimos años ha lanzado sucesivos planes de bajas voluntarias, descarta medidas traumáticas de recorte de plantilla (mediante ERE o ERTE).
Reynés ha apostado por una “redefinición de las operaciones para mejorar nuestro compromiso de ser más competitivos". "Sobrevive no el más fuerte o el más rápido, sobrevive el que mejor se adapta", ha insistido Reynés en un encuentro con prensa posterior. "Y aceleramos nuestra transformación para adaptarnos a un nuevo entorno, a un nuevo mundo" desatado por la pandemia.
“Objetivos que nos planteábamos para 2022 los podremos conseguir dentro de 2020”, ha anticipado el presidente. El grupo se dispone a revisar algunas sendas de su plan estratégico, pero confirma como inamovible el mantenimiento del dividendo (el plan promete lluvia de dividendos de 6.900 millones en cinco años), aunque este año ha renunciado a la retribución que supone la recompra de acciones (700 millones en los dos años anteriores) para luego amortizarlas.
Revolución interna
Y para lanzar esta transformación acelerada, Naturgy emprende una revolución en la organización del grupo. Naturgy crea tres nuevas áreas dentro de la compañía: la Unidad de Gestión de Energía y Redes, la Unidad de Renovables, Innovación y Nuevos Negocios; y la Unidad de Comercialización Minorista. Y para dirigir las nuevas áreas ha realizado el fichaje de tres nuevos altos ejecutivos que suponen de facto una revolución en la cúpula de la corporación.
Naturgy incorpora a Pedro Larrea, ex de Endesa y ex del Grupo Villar Mir, para liderar el negocio tradicional de gestión y redes; a Jorge Barredo, ex presidente de X-Elio y de la patronal fotovoltaica UNEF, para dirigir el área de renovables y nuevos negocios; y Carlos Vecino, ex director de Marketing de Vodafone y fundador de República Móvil, se encargará de gestionar el conocimiento de los clientes para crecer en el negocio minorista y competir en un mercado de luz y gas en el que, sobre todo en el caso español, no dejan de surgir nuevos actores muy ágiles (Repsol, Cepsa, ahora Total con la compra de activos de EDP...)
Las tres nuevas áreas se convierten en las puntas de lanza de la transformación del grupo y se colocan en lo más alto del escalafón de la organización de Naturgy, reportando directamente al presidente. Las cuatro áreas existentes hasta ahora (Gas & Power, dirigida por Manuel Fernández; Infraestructuras en España, con Rosa María Sanz al frente; Latinoamérica Norte, a cargo de José G. Sanleandro y; Latinoamérica Sur, encargada a Antonio Gallart) estarán bajo el control de la unidad que dirigirá Larrea.
Liquidez para compras y para "dormir tranquilo"
Reynés lleva desde su llegada a Naturgy hace algo más de dos años planteando que la compañía está atenta a las oportunidades de operaciones corporativas en el sector, aunque no haya prisas ni obligación. El presidente de la eléctrica española presume de que la compañía cuenta con la liquidez suficiente para "poder bailar" y ser "proactiva" en los futuros movimientos corporativos que se den en la industria energética.
Naturgy cuenta con una liquidez que supera los 10.000 millones de euros que le permiten, en primer lugar, "dormir tranquilo", sin necesitar "somníferos", y también le garantizan "tickets para poder bailar" ante la posibilidad de una operación corporativa. "Pero eso no significa que vayamos a bailar seguro, ni que vayamos a bailar con nadie en concreto, pero nos hace seguir siendo proactivos en el análisis y la valoración de alternativas".
El directivo se mostró convencido de que de la actual crisis por el coronavirus van a surgir "oportunidades" en el sector, en las que Naturgy podrá decidir si quiere ser protagonista o no gracias a ese respaldo financiero que posee. No obstante, todas las operaciones deben respetar "la religión" marcada en la 'hoja de ruta' del grupo, que es "la disciplina financiera, priorizando la creación de valor al tamaño".
Batalla legal por los contratos de gas
Por otro lado, como ya anticipó el propio Reynés durante la presentación de los resultados trimestrales del grupo, Naturgy se ha lanzado a renegociar los contratos de suministro de gas para adaptarlos a las actuales condiciones del mercado, en el que los precios ya estaban cayendo y ahora se han hundido en pleno parón económico por la pandemia.
La primera opción que maneja Naturgy es la negociada, la del pacto con los proveedores ("con un acuerdo ambas partes quedan satisfechas, es una solución más rápida y es la más práctica", ha apuntado el presidente), pero no descarta “procedimientos judiciales o arbitrajes sólo como último recurso”. Incluso no los descarta con su socio argelino Sonatrach, que también es accionista de la eléctrica.
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