El pasado 21 de octubre Reyes Maroto, ministra de Industria entonces en funciones, cogía a primera hora de la mañana en Barajas un avión. El destino era París y el motivo del viaje, mantener una reunión secreta (“discreta”, prefieren decir en el entorno de la ministra) con el presidente de Nissan Europa, Gianlucca de Ficchy.
Maroto quería sentarse cara a cara con el máximo responsable del grupo automovilístico en el continente para conocer de primera mano los planes, o al menos las sensaciones, de la compañía acerca del futuro de sus factorías en España, singularmente la de la Zona Franca de Barcelona (la mayor de las tres en territorio español).
Gobierno y Generalitat enviaron a Nissan el 12 de febrero un plan industrial ofreciendo ayudas para relanzar la producción
Ya entonces había señales, cada vez más evidentes, de que el panorama de la compañía japonesa empezaba a ser sombrío. Con España en plena precampaña electoral (otra vez), el encuentro se celebró directamente en uno de los hoteles del aeropuerto de Orly y el viaje fue relámpago. La ministra aterrizaba de vuelta en Madrid a las 16.30 horas de ese mismo lunes.
Ya había habido contactos esporádicos y con contenido más o menos genérico entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Nissan, incluso con altos directivos en encuentros en Japón. Pero fuentes del Ministerio de Industria apuntan que aquella reunión de París fue el arranque definitivo de decenas de contactos, telemáticos o directos, mantenidos de manera "discreta" por la propia Maroto y por su secretario general de Industria y Pyme, Raúl Blanco, durante meses con la compañía para garantizar el futuro de sus plantas en España.
En enero, en el Foro Económico Mundial, en Davos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo un encuentro directo con la cúpula de Renault, que comparte una estrecha alianza con Nissan. Tras la reunión con el presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, con la consejera delegada interina, Clotilde Delbos, y con el consejero delegado adjunto y director mundial de fabricación y logística de Renault, José Vicente de los Mozos, asegurado en un tuit que "el mantenimiento del empleo en la planta de Nissan en Barcelona está garantizado". Un comentario demasiado confiado que a la postre no se ha cumplido.
Fuentes cercanas al Gobierno explican al este diario que hay que entender esas declaraciones antes de que estallara la crisis del coronavirus. "La caída de la demanda mundial lo cambia todo", señalan las mismas fuentes. En este sentido, dejan la puerta abierta a que Nissan haya cambiado de estrategia a raíz de la crisis del Covid-19. "Cualquier previsión o número antes del coronavirus ahora no tiene sentido", subrayan. Las mismas fuentes consideran que el cierre de Nissan es un punto de inflexión que deja atrás la crisis sanitaria para empezar a mostrar los efectos más devastadores de una crisis económica.
En la escalada de contactos y de intentos para impulsar el futuro industrial de la factoría de Nissan en Barcelona, la mítica antigua Motor Ibérica, el Gobierno ha trabajado mano a mano manera permanente con la Generalitat catalana, según confirman varias fuentes conocedoras del proceso.
Fue el pasado 12 de febrero cuando la ministra Maroto y la consellera de Empresa, María Àngels Chacón, firmaban una carta dirigida al presidente de Nissan Europa en la que presentaban un plan concreto para sortear el comprometido futuro de la planta barcelonesa –funcionando apenas a una cuarta parte de su capacidad- e incrementar su producción con un nuevo modelo de automóvil.
“Queremos que Nissan pueda permanecer en España y reforzar su presencia en nuestro territorio. Ambos gobiernos han trabajado juntos en una propuesta para su compañía, con el objetivo de impulsar y guiar un renovado proyecto industrial”, apuntaban ministra y consellera en la carta, a la que ha tenido acceso El Independiente. “Este proyecto es de importancia estratégica para los intereses de Nissan en Europa así como para las plantas del grupo en España”.
"Por mucho que nos hubiera ofrecido el Gobierno no nos hubiéramos quedado", dice la empresa
El objetivo era convencer al grupo de que fabricara un coche eléctrico en Barcelona y para ello ofrecían todo tipo de “facilidades”, según fuentes gubernamentales. Esto es, ayudas para impulsar la inversión y para abaratar costes mediante bonificaciones al el I+D+i. No funcionó.
Desde el Gobierno se calcula que las inversiones que tenía que acometer Nissan para traer aquel nuevo modelo rondaban los 300 millones de euros. El grupo japonés finalmente ha decidido cerrar de planta de Zona Franca y prescindir de sus casi 3.000 empleados, y dejando en jaque otros entre 25.000 y 30.000 empleos indirectos. Según el Ministerio, el cierre le va a costar al fabricante nipón unos 1.000 millones de euros. "No tiene lógica económica el cierre", apuntan.
Estrategia global
Desde el Gobierno se ha intentando mantener el empleo, tal como demuestran las reuniones citadas anteriormente. Con todo, la salida de Nissan de Barcelona tiene que ver con el plan estratégico de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi. De hecho, fuentes de la compañía aseguran que “por mucho que nos hubiera ofrecido el Gobierno no nos hubiéramos quedado, ya que la estrategia se debe meramente a factores globales”.
Las tres firmas han dividido su operativa entre los diferentes mercados mundiales. Será Renault quien asuma el control del mercado europeo, así como de Rusia, Sudamérica y África del Norte. Nissan, por su parte, centrará su actividad en China, Norteamérica y Japón. Por último, Mitsubishi se ocupará del Sudeste asiático y Oceanía.
La situación de la fábrica de Zona Franca se ha ido complicando en el último año. A finales del pasado año se presentó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con 600 prejubilaciones y la fábrica trabajaba a menos del 30% de su capacidad. Desde hace más de veinte días los trabajadores están en huelga indefinida y prevén continuar con las movilizaciones.
El Gobierno ya mantiene contactos para buscar un sustituto industrial que ocupe la planta de Nissan
Fuentes cercanas Ejecutivo indican que ya se están produciendo conversaciones para que algún competidor de Nissan u otro grupo industrial ocupe su sitio. Sin embargo, no aclaran si se está hablando de reubicar a los trabajadores, de aprovechar las instalaciones o de la llegada de una empresa de una industria auxiliar. "La reconversión debe ser deseablemente industrial", apuntan.
En esta misma línea se expresó la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño: "El Gobierno va trabajar con la Generalitat, la Zona Franca, el Ayuntamiento de Barcelona, la empresa y los trabajadores para ver cómo se puede encauzar de la mejor forma posible esta decisión, o bien buscar soluciones alternativas".
Tras la salida de Nissan de Barcelona, quedarán en territorio español once fábricas de montaje de vehículos. Renault cuenta con dos, ambas en Castilla y León, que podrían asumir la producción de Nissan, según ha publicado la prensa japonesa. Además, Mercedes-Benz con una planta en Vitoria, Ford en Valencia, Iveco en Madrid y Valladolid, Volskwagen en Pamplona, Seat en Barcelona y PSA en Vigo, Madrid y Zaragoza, completan las plantas de ensamblaje con las que cuenta España.
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