Había dudas sobre si el fallo del Tribunal Constitucional alemán frenaría los planes del Banco Central Europeo (BCE), pero los de Christine Lagarde las han despejado de un plumazo. El supervisor sorprendía el jueves al mercado con una ampliación del programa de compras de deuda puesto en marcha por la pandemia superior a la esperada, con lo que borraba toda duda sobre su independencia semanas después de que la Justicia alemana sembrara el temor de que el BCE no podría hacer todo lo que fuera necesario para mitigar el impacto económico del Covid-19.
El instituto emisor puso toda la carne en el asador en la última reunión de política monetaria de su Consejo de Gobierno. Decidió ampliar el programa de compra de activos de emergencia en 600.000 millones de euros, por encima de lo esperado por el mercado, que ya advertía de que el plan de estímulos anterior, cifrado en 750.000 millones, iba a agotarse antes del otoño.
La independencia del BCE no está comprometida"
Christine Lagarde, presidenta del BCE
El plan salvavidas del BCE, un verdadero whatever it takes dotado con un total de 1,35 billones de euros en compras de activos, lanzó un doble mensaje contundente. Por una parte, fue la prueba que confirma que el supervisor está preparado para hacer lo necesario frente a las consecuencias económicas de la pandemia, como ha repetido en más de una ocasión. Por otra, marca la línea roja de su independencia, dejando a un lado el fallo del Tribunal Constitucional alemán que cuestionó el programa de compra de bonos que Mario Draghi lanzó en 2015.
"Como efecto colateral, el BCE está demostrando que permanece como una institución verdaderamente independiente totalmente comprometida con su mandato de mantener la estabilidad de precios y no está de ninguna manera constreñida por el veredicto del Tribunal Constitucional alemán", valoran desde la firma alemana Berenberg.
Durante la rueda de prensa posterior a la reunión telemática del Consejo de Gobierno, Lagarde no quiso entrar al trapo de la cuestión alemana y se limitó a señalar que el BCE ha "tomado nota" del fallo y que está segura de que se encontrará una "buena solución" al tema. "La independencia del BCE no está comprometida", añadió.
Sin embargo, los actos del BCE hablan más que las palabras de sus portavoces. "Esta es, quizás, la razón por la que el BCE ha tenido una reacción más fuerte de lo esperado, para demostrar y afirmar su independencia. Esta es la respuesta que el mercado esperaba ante las dudas ligadas a la sentencia de Karlsruhe [Tribunal Constitucional alemán] y que apoya las esperanzas ligadas a las propuestas sobre el plan de recuperación de la Unión Europea", apunta François Raynaud, gestor de Asignación de Activos & Deuda Soberana de Edmond de Rothschild Asset Management.
El riesgo de deflación como mensaje
El BCE también dio a conocer el jueves sus proyecciones macroeconómicas para la zona euro, que pintan un panorama muy negativo. El supervisor tiene tres escenarios (optimista, base y pesimista) y en aquel al que considera más probable el Producto Interior Bruto (PIB) de la región caería en torno a un 8,7%, con crecimiento del 5,2% en 2021 y del 3,3% en 2022. Es decir, con una recuperación del desplome de este año que solamente se produciría pasados dos años.
El BCE cree que la inflación se mantendrá lejos de su objetivo del 2% aún en 2022
En este escenario, la inflación se situaría en el 0,3% en 2020, en el 0,8% en 2021 y en el 1,3% en 2022, aún muy lejos del objetivo del BCE, que se encuentra en el 2% o por debajo pero muy cerca de ese umbral.
Para Azad Zangana, economista y estratega senior de Schroders, el "énfasis" puesto por Lagarde en explicar el riesgo de deflación "bien podría haber servido de respuesta al fallo del Tribunal". "Casi no hubo mención del riesgo de deflación cuando el programa de emergencia fue anunciado originalmente, pero esto se ha colado en la comunicación del BCE este mes", analiza el experto.
El Constitucional alemán dio al supervisor tres meses para demostrar la proporcionalidad de su programa de compras, por lo que el BCE cuenta aún con un plazo que vence en agosto para responder. Por el momento, al menos oficialmente, el supervisor se limita a "tomar nota", pero sus anuncios de esta semana denotan que su independencia sigue intacta. Al menos por el momento.
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