El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se plantea retomar la atención presencial el próximo 15 de junio. La intención de la administración es abrir en aquellas comunidades autónomas donde la desescalada está más avanzada y hacerlo más adelante en Madrid y Barcelona. Sin embargo, los sindicatos lo siguen considerando precipitado.
Los representantes de los trabajadores creen que no se puede diferenciar entre áreas y se niegan a abrir por territorios. Además, consideran que con “250.000 prestaciones” por abonar no es seguro recuperar la atención presencial. Como ya publicó este periódico, temen disturbios si se reabre al público y hay afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) esperando su prestación.
El Ministerio de Trabajo ha insistido en varias ocasiones en que las causas de los retrasos en los pagos de los ERTE son fallos en la transmisión de datos por parte de las empresas. Por ello, publicó una guía para solucionar posibles errores, ya fueran por el número de cuenta, el documento de identidad o la cantidad percibida. Además, desde Trabajo se afirma que se ha pagado el 98% de las prestaciones, una cifra que no encaja con la que dan los sindicatos.
Medidas de seguridad
Entre las oficinas que el SEPE se plantea abrir de forma más inmediata están las de Castilla - La Mancha, Baleares y Aragón. En las islas es precisamente donde más ha aumentado la carga de trabajo con respecto al año pasado, indican fuentes sindicales. También añaden que en Baleares se han producido ataques a algunas oficinas.
Por otra parte, fuentes de Movimiento SEPE, una plataforma de trabajadores no asociada a ninguna organización sindical, explican a este periódico que en muchas oficinas todavía no se han tomado medidas de seguridad como la instalación de mamparas o la separación de las mesas para poder atender a los ciudadanos. Según indica el SEPE, esto es competencia de las Comunidades Autónomas, y es que, en muchas ocasiones, el SEPE comparte oficinas con los servicios de empleo autonómicos.
La misma plataforma señala que ha optado por dejar de realizar horas extraordinarias y ceñirse a trabajar únicamente en su jornada habitual. Desde que empezó el aluvión de ERTE, los empleados públicos han trabajado fines de semana durante largas jornadas. La carga de trabajo se ha multiplicado exponencialmente y se han incorporado unas 800 personas para reforzar la plantilla, de las 1.000 que se indicaron.
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