La "nueva normalidad" de los hoteles pasa por el minimalismo y la tecnología. La crisis del coronavirus ha obligado a las grandes cadenas a modernizar sus instalaciones para garantizar a sus huéspedes la comodidad de antes pero con los nuevos estándares sanitarios.
Higienizadores con rayos ultravioleta, alfombras desinfectantes, termómetros y códigos QR por todos lados forman parte de nueva política que pondrá en marcha el grupo Melià después de tres meses de inactividad. "Lo que queremos es que el huésped se sienta seguro en nuestras instalaciones", cuenta a El Independiente Vicente Vilar Sanz, director general del Hotel Melià Serrano, en el barrio Salamanca de Madrid.
Los viajeros que decidan alojarse en este hotel tendrán una experiencia totalmente diferente a antes de la pandemia. Nada más entrar, una alfombra desinfectará la maleta y los zapatos. "Primero pasarán por una alfombra húmeda que está rociada con un producto desinfectante y después viene la alfombra en seco. Con eso se favorece la limpieza y la desinfección".
Una vez dentro del vestíbulo y tras lavarse las manos con gel desinfectante, el cliente tomará un camino bien delimitado que le guiará directamente a los stands de recepción. Allí, manteniendo siempre dos metros de distancia de seguridad, el recepcionista le tomará la temperatura con un termómetro. En caso de que el cliente tenga fiebre, se avisará a las autoridades sanitarias para ver qué protocolo seguir.
"En la recepción, donde hemos instalado mamparas de seguridad, el check-in y el check-out se van a poder hacer con el teléfono. Únicamente se necesitará una firma", añade el director del Melià Serrano. Y si el cliente teme que el bolígrafo esté contaminado, lo puede introducir previamente en un higienizador de rayos ultravioleta. El huésped recibirá entonces una llave con la que acceder a la habitación, pero a corto plazo la idea de la cadena es desarrollar una llave electrónica para que cada uno pueda abrir su habitación el teléfono móvil.
Una habitación minimalista y aséptica
La puerta de cada habitación tendrá un precinto sanitario, para que cada cliente tenga la constancia de que ha sido desinfectada. Dentro, la relación entre el huésped y la estancia también cambia. "La habitación será más minimalista, más aséptica. Hemos eliminado todos los elementos que no se pueden lavar a diario a más de 60 grados", añade Vicente Vilar Sanz. Es decir, no hay cojines, ni mantas. Y tampoco revistas ni ningún papel informativo del hotel.
El Melià Serrano cuenta con 22.000 metros cuadrados, 312 habitaciones, piscina y gimnasio
Entonces, ¿cómo es la interacción? El cliente tiene todo a su disposición en la aplicación móvil de Melià y además cuenta con varios códigos QR en la habitación para pedir mesa en el restaurante, solicitar comida a la habitación o para reservar una hamaca en la piscina de la terraza. "El objetivo de todo esto es eliminar la contaminación cruzada. Y, además, hemos decidido que todos los elementos que se usen para limpiar una habitación no se usen para otra. Se embolsan y se envían a lavar", explica el director.
Un buffet con mamparas y asistido
Los desayunos suelen ser una de las joyas de la corona de los grandes hoteles. Pero pocos se imaginan ahora en un buffet libre, con toda la comida expuesta a posibles contaminaciones. "Lo que habrá a partir de ahora es un buffet asistido", señala Vicente Vilar Sanz. "Es decir, el cliente se acercará y le pedirá al cocinero o al camarero y éste le servirá".
Los trabajadores del restaurante irán protegidos con EPIs y habrá una mampara de cristal que les separe del cliente para que no haya contaminación. "Lo primordial es la seguridad. Y que nadie piense que los buffets van a ser menos atractivos a partir de ahora. Serán iguales, solo que asistidos".
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