Los máximos dirigentes de los Veintisiete miembros de la Unión Europea empiezan este viernes a debatir sobre el fondo de reconstrucción europeo, aunque la previsión es el que acuerdo aún se demore algunas semanas. Junto a los países del Sur, España se va a centrar en lograr el apoyo de los cuatro frugales (Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca) para que la mayor parte de las ayudas lleguen en forma de transferencias y no de deuda y para sean asumibles las condiciones que impongan los socios, sobre las que ya hay pocas dudas de que serán un hecho.
"La realidad es que los partidos en el Parlamento Europeo están todos muy de acuerdo en que por supuesto que esto tiene que tener una condicionalidad, nadie piensa que esto tenga que venir sin condiciones", explica Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos, en una entrevista con este periódico. En su opinión, existe "un falso debate" político en España en torno a esta cuestión, que en los foros europeos está clara.
El fantasma de la gran crisis por la que España transitó, no sin consecuencias, hace una década, no deja de sacudir el debate con el estigma de acudir a un rescate y sus austeras consecuencias en el pasado, a pesar de las diferencias que existen entre aquella y la que dejará la pandemia. Las cosas ahora son diferentes y también lo serán las consecuencias de beneficiarse de las ayudas de la Unión Europea, especialmente para España e Italia, que serán las mayores receptoras.
"En el tema del control de déficit creo que está de acuerdo todo el mundo en que no es el momento. La condición tiene que ser que se hagan reformas que incrementen la productividad, la economía real, que sirvan para mejorar las cosas, para que la economía crezca más y para que haya más cohesión", explica Garicano. Es por eso que "la condicionalidad ligada a la austeridad que tuvimos el pasado está completamente descartada en este momento".
Segunda oportunidad en julio
El debate sobre el fondo de reconstrucción empieza este viernes, pero es poco probable que el encuentro entre los máximos dirigentes de la Unión Europea se cierre hoy mismo. Esta primera sesión tendrá una función de diálogo, de acercar posturas y escucharse unos a otros, más que de acuerdos y toma de decisiones.
Los Veintisiete, previsiblemente, se emplazarán a una nueva reunión en julio en la que ya será urgente el acuerdo para poder poner en marcha cuanto antes la disposición de los 750.000 millones de euros contemplados en el plan de reconstrucción que diseñó la Comisión Europea.
Un plan al que, según Garicano, le falta claridad sobre "de dónde va a salir el dinero", una cuestión que la Comisión Europea ha dejado abierta. "El Parlamento ha propuesto que tiene que ser vía recursos propios, ingresos directos para la Unión Europea y no contribuciones de los países que negocien cada vez".
Con todo, hay esperanza para el acuerdo, habida cuenta de que las posiciones entre los países del Norte y los del Sur ya no se encuentran tan alejadas. "Hay una buena sensación en cuanto a los posibles acuerdos y hay una cosa muy buena que es que la presidencia de la Unión Europea pasa a ser de Alemania a partir del 1 de julio. Que Alemania esté a cargo es muy buena noticia y da mucha esperanza", añade Garicano.
No en vano, Alemania ha experimentado un giro en los últimos meses desde su posición más distanciada de países como España en las negociaciones europeas. "Alemania no solo no está enfrente, sino que está muy alineado con nosotros. Estamos muy en la misma página. Eso lo veo muy bueno, creo que ha habido un cambio que tiene una importancia enorme y que es muy positivo", explica a este periódico el eurodiputado.
Momento complicado para España
En la fase previa a la presentación del plan, España ha jugado un papel importante, como ha subrayado en varias ocasiones Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos. Representante, pues, de España en el Eurogrupo.
Sin embargo, el papel del país "todavía no está al nivel de lo que debería ser la cuarta potencia europea a la hora de proponer y de plantear ideas, le falta influencia", a juicio de Garicano.
La oportunidad de presidir el Eurogrupo que se le vuelve a presentar a España podría representar una oportunidad para coger más peso en Europa. "Que nuestros representantes tengan posiciones de influencia en el exterior siempre es buena noticia para España", opina el eurodiputado.
No obstante, es posible que el camino de Calviño hacia la presidencia del Eurogrupo se trunque una vez que los países del Norte han mostrado su oposición. "El momento para España puede ser complicado porque es una de las mayores receptoras de este programa", explica Garicano, quien, sin embargo, espera que Calviño "tenga suerte".
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