El turismo afronta este año una auténtica debacle económica. El sector es con mucho el que más directamente ha sufrido las consecuencias del parón económico por el estado de alarma. Las restricciones a los movimientos para evitar contagios y el cierre forzoso de hoteles y también de las fronteras han provocado una parálisis total de la actividad durante más de tres meses.
Durante ese tiempo, el sector ya acumula pérdidas de actividad (medidas en términos de PIB turístico) de 43.460 millones de euros y 1,4 millones de empleos afectados (1,1 millones acogidos a ERTE y 300.000 despidos), aunque la reactivación de los viajes está arrancando ahora y se busca salvar algo de la temporada de verano, las previsiones de las grandes del sector es que las pérdidas sean de otros 40.000 millones más hasta final de año y con 725.000 empleos afectados en diciembre.
Las estimaciones de Exceltur –un lobby que agrupa a grandes empresas como Meliá, Iberia, Globalia, NH, Riu, Iberostar o Renfe- anticipan que las pérdidas en la actividad serán de 83.134 millones de euros en el conjunto de 2020, un desplome que dejará a la locomotora económica del país un 54% por debajo de los niveles del año pasado. El turismo concentrará así el 57% de la caída del 11,6% del PIB de toda la economía española.
La debacle de este año se da por descontada, pero ahora las compañías temen que la crisis particular del sector sea larga y que la recuperación plena y la vuelta a los niveles previos a la pandemia no lleguen hasta dentro de cuatro años. Incluso con el rebote del conjunto de la economía que se prevé para el año próximo, el sector se prepara para que la demanda de los viajes no se recupere de igual forma por falta de confianza, por la caída del poder adquisitivo y por una muy lenta reactivación de los viajes de empresa y del sector de los congresos y reuniones.
“Para la recuperación vamos a tener que esperar a 2023 o 2024, como mínimo”, sentencia el consejero delegado de Barceló Hotel Group, Raúl González, en un encuentro digital con prensa. “Del parón total ahora hemos pasado a una recuperación tibia”. La cadena tiene previsto reabrir menos de un tercio de sus hoteles, y algunos de sus hoteles no abrirán hasta octubre y otros hasta el año que viene ante la falta de demanda.
Igual de claro fue Juan José Hidalgo, fundador y presidente del grupo turístico Globalia (Air Europa, Halcón Viajes, Viajes Ecuador, Travelplán…), en su sonada intervención en la cumbre empresarial organizada por CEOE para diseñar la reconstrucción tras la pandemia. Todo se ha derrumbado y no sé cuándo será la recuperación. Jesucristo resucitó al tercer día, pero el turismo va a tardar tres o cuatro años”, apuntó el empresario. En la vida yo he pasado de todo, he sufrido mucho, pero ahora creo que es imposible quitarnos esta losa que nos está aplastando”.
“Se tardará varios años en recuperar los niveles de empleo e ingresos de 2019”, auguraba Gabriel Escarrer, vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels International, en una entrevista con El Independiente. Pero la velocidad e intensidad de la recuperación dependerá fundamentalmente de dos factores: la agilidad del gobierno español para reactivar la demanda turística internacional, recuperando la confianza en nuestro país como destino seguro y confiable, y la activación de un plan específico de apoyo a la recuperación del sector”.
Para afrontar esa crisis que se anticipa que será larga, los grandes grupos turísticos reclaman un plan a medio plazo que supere con mucho los periodos que maneja el plan de rescate del Gobierno para el sector y también que multiplique su presupuesto.
Desde Exceltur -cuyo presidente de turno es ahora precisamente Gabriel Escarrer- se pide un plan a cinco años dotado de 27.000 millones para relanzar el sector y reposicionar el producto turístico nacional. “El sector turístico aspira no a los 4.262 millones del Gobierno, sino a 27.000 millones en cinco años que deberían venir mayoritariamente de la UE”, ha apuntado Zoreda.
Del enorme presupuesto del plan diseñado por Exceltur, 10.000 millones de euros irían destinado a remodelar los destinos turísticos maduros de sol y playa; 5.000 millones para cubrir el coste de ampliar los ERTE hasta finales de año; 2.000 millones para reducir el IVA al sector; y 1.000 millones para impulsar la digitalización del sector, entre otras medidas.
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