Las medidas excepcionales para frenar la propagación del Covid durante el estado de alarma provocaron un auténtico apagón económico. El confinamiento casi total durante semanas, el parón de actividad de muchas empresas o mantener el funcionamiento a medio gas tuvo un reflejo directo en la evolución del consumo de los principales suministros energéticos que es uno de los baremos que sirven para medir la actividad económica.
Durante los algo más de tres meses de vigencia del estado de alarma (del 14 de marzo al 20 de junio) la demanda de electricidad, de gas natural y de combustibles registraron fuertes caídas que llegaron a se desplomes históricos en lo más duro del confinamiento y cuando el teletrabajo se impuso se manera forzosa a muchas compañías de sectores no esenciales.
La demanda de electricidad cayó un 12,7% durante el estado de alarma en relación a los niveles normales del año pasado y el consumo de gas natural (no incluido el utilizado por las centrales para generar electricidad) sufrió un descenso del 15,5%, según los datos desvelados por el Ministerio para la Transición Ecológica en una jornada telemática organizada por Enerclub.
El descenso de la demanda eléctrica fue tal que se vivieron hitos históricos como la caída del consumo a niveles de la Gran Recesión y, también, que se registrara el día de menor consumo de luz en España de todo el siglo, según los datos de Red Eléctrica de España (REE).
No obstante, el reparto de las caídas fue desigual. El confinamiento provocó un parón de la actividad empresarial presencial y el parón de instituciones y centros educativos, pero provocó una ola de teletrabajo masivo y de educación en casa que trasladó parte del consumo a los hogares. Según datos de la patronal eléctrica Aelec, mientras que el consumo eléctrico industrial caía un 20% y el del sector servicios lo hacía un 18%, la demanda de los clientes residenciales creció un 4% durante los peores meses del confinamiento.
El desplome del consumo de carburantes fue aún mayor que los registrados por luz y gas. Durante el estado de alarma, la demanda de gasolinas se derrumbó un 60%, el consumo de gasóleos de automoción lo hizo un 43% y el uso de carburantes de aviación, con el sector aéreo paralizado, sufrió un hundimiento del 88%, según los registros de Cores recopilados por el Gobierno.
Desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) se subraya que el descenso en el consumo de carburantes de automoción llegó a ser de hasta el 80% en la primera quincena de abril, coincidiendo con el periodo de mayores restricciones en la actividad económica para hacer frente al coronavirus. Y aún ahora, según el presidente de BP España y de AOP, Luis Aires, el consumo de combustibles sigue un 20% de los niveles del año pasado, aunque registra recuperación de alrededor del 5% cada semana.
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