En la Meca del sol y playa español se da por seguro un mal verano. Benidorm, cuna en pleno franquismo del turismo de masas patrio, está acostumbrada a temporadas turísticas que prácticamente duran todo el año. En verano, cuando se concentran aún más las llegadas de visitantes extranjeros que se suman al reguero constante de españoles, la cosa se dispara. Pero en este verano loco de pandemia la ciudad casi se conforma con salvar los muebles… Un poco… Lo suficiente.
“El turismo de Benidorm llevaba 60 años abierto. No es estacional como en otros destinos de playa. Es un turismo de 365 días y no cierran nunca los negocios. Hasta ahora”, explica Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera regional Hosbec, que subraya que tras el parón forzoso de varios meses por el estado de alarma ha costado a los hoteles de Benidorm volver a ponerse en marcha.
En la capital del turismo, en plena costa alicantina, hay una planta de 140 hoteles con unas 41.000 plazas. La reactivación avanza ahora tras la parálisis total durante el estado de alarma. La semana pasada funcionaban 41 establecimientos y 8.600 plazas. Al final de ésta, ya son 52 hoteles operativos con 12.500 plazas, en torno a un tercio de la capacidad total.
Otros establecimientos se irán sumando en las próximas semanas, pero son decenas los que van a renunciar a abrir este año por la incertidumbre extrema sobre si habrá clientes suficientes o no. “Hay hoteles que van a optar por mantenerse hibernados hasta el próximo año. Si la demanda de los turistas sigue débil, entre un 40 y un 50% no abrirá. Y aunque empiece a haber más reservas e interés por venir, seguirá hibernado un 30% de los hoteles”, anticipa Montes. En la ciudad en que el turismo no cierra nunca, este año lo va a hacer.
“Va a estar la cosa muy jodida”, resume de sopetón y más gráficamente Miguel Ángel Sotillos, presidente de Aptur, la asociación de empresas de apartamentos turísticos de la Costa Blanca alicantina. “Aún hay demasiado miedo e incertidumbre, y las semanas de noticias contradictorias sobre cuándo se podría viajar y cómo han hecho que la gente aún no se fíe”.
"El turismo de Benidorm lleva abierto 60 años. Nunca cierran los negocios. Hasta ahora", dice la patronal hotelera de la ciudad
En verano el turismo de Benidorm se reparte prácticamente a partes iguales entre clientes españoles e internacionales (y entre éstos son mayoría, con mucho, los británicos). Los viajes nacionales ya han arrancado y los pocos alojados que tiene ahora la ciudad son casi en su totalidad clientes domésticos. La llegada masiva de los turistas extranjeros (menos masiva que cualquier otro año) no se espera hasta bien entrado este mes o incluso ya a partir de agosto. “Para volver a algo parecido a la normalidad es fundamental que haya turistas extranjeros”, subrayan desde la patronal hotelera.
Tanto en el sector hotelero como el de los apartamentos turísticos se reconoce que actualmente los alojamientos están funcionando muy a medio gas, con ocupaciones de apenas un tercio de la capacidad. Y se encuentran casi con la imposibilidad de hacer previsiones certeras sobre qué esperar del verano porque casi todas las reservas se están realizando a última hora, casi sin margen para reaccionar. Unos y otros han flexibilizado al máximo su política de reservas para animar la demanda y dar confianza al cliente, así que no penalizan las cancelaciones lo que provoca una extrema volatilidad en el negocio.
Hoteles y apartamentos manejan como previsión, más bien como objetivo que, “en el mejor de los casos y si no hay rebrotes del Covid-19 u otras malas noticias”, alcanzar durante el conjunto de los meses de verano una ocupación de entre el 50 y el 60% de las plazas. Unas ratios que para un ciudad enteramente dependiente del turismo y acostumbrada a ocupaciones de entre el 80 y el 90% resultan un desastre.
“El verano se da por descontado, por perdido. Hoy la cosa no pinta nada bien”, explicaba este viernes Toni Mayor, presidente de Hosbec, en el encuentro que mantuvieron este viernes los Reyes con empresarios y sindicatos de Benidorm como parte de la gira que están haciendo para apoyar al sector turístico de todo el país. “El sector no espera alegrías este verano”.
El turismo de masas... sin masas
Tras los meses de parálisis total, todo el sector turístico lucha por su reactivación estas semanas con el fin de las restricciones a la movilidad y la apertura de fronteras con los grandes mercados emisores europeos. Y lo hace lidiando con la desconfianza y los miedos sobre la seguridad frente a la epidemia que aún tienen los viajeros y que va a hacer que muchos opten por no ir de vacaciones este verano (dos tercios de españoles no lo harán, según el último barómetro del CIS).
En el caso de Benidorm, tiene que superar además las dudas adicionales que generan su imagen totalmente vinculada con el turismo de masas y ser la ciudad de los rascacielos, con hoteles y viviendas turísticas ubicados en edificios mastodónticos en los que conviven centenares de personas. Ser uno de los máximos exponentes del turismo vertical amenaza con convertirse en un lastre añadido.
El reparto de las reservas por tipo de alojamiento en Benidorm de momento están haciendo buenos los vaticinios de las encuestas y estudios de todo pelaje que anticipan que los turistas este año se volcarán con los alojamientos unifamiliares y en lugares poco masificados, y que optarán por espacios abiertos frente a destinos urbanos de alta afluencia.
Mientras que a los hoteles y a los apartamentos ubicados en bloques de viviendas les está costando arrancar, las reservas de villas, bungalows y casas de campo de la provincia sí que funcionan, y ya prevén ocupaciones del 50% para este mismo mes y entre el 70 y el 80% en agosto, según datos de Aptur. “Las villas están funcionando mucho mejor que los apartamentos y se están alquilando sin necesidad de bajar los precios, con las mismas tarifas que el año pasado”, explica el presidente de la patronal de apartamentos. “La gente este verano prefiere tener piscina privada y no compartirla con otros turistas”.
“Benidorm es una ciudad vertical y es un destino de alta densidad de turistas. Eso puede llegar a generar la imagen de que es más peligroso en estos momentos, y es lo que ha hecho que hayamos tomado más medidas de seguridad sanitaria y hayamos trabajado mucho más para difundir nuestro posicionamiento como destino totalmente seguro”, subraya Leire Bilbao, directora de la Fundación Turismo de Benidorm (VisitBenidorm), un ente mixto público-privado para la gestión y la promoción del turismo de la ciudad.
Una labor de difusión que se ha volcado en trasladar las medidas de seguridad excepcionales a los grandes touroperadores internacionales, singularmente los británicos, para que den tranquilidad a sus clientes y que también se ha promocionado a través de los medios nacionales e internacionales, según destacan desde VisitBenidorm.
El Ayuntamiento de Benidorm ha lanzado un plan de peatonalización de calles de su núcleo más turístico para favorecer la distancia de seguridad, ha adelantado obras para conseguir crear grandes espacios urbanísticos donde no los había… Y también ha puesto en marcha un sistema de reparto del espacio de sus playas por parcelas (de 4 por 4 metros) para garantizar la distancia entre bañistas y un aforo razonable, con un máximo de 31.000 personas a la vez. Unas parcelas que los turistas han de reservar por días mediante una app o en la propia recepción de los hoteles y que, en caso de exceso de demanda, sólo pueden ocuparse en turnos de mañana o tarde.
“La imagen de Benidorm como ciudad de uso intensivo es lo que ha hecho que todo el negocio esté volcado en garantizar la seguridad del viajero. En Benidorm se han tomado medidas más drásticas de seguridad que en otros destinos”, apunta la secretaria general de la patronal hotelera.
Unas medidas, además, que se han adaptado a las particularidades arquitectónicas de la ciudad por sus decenas de rascacielos. Con colosos de varias decenas de plantas el uso del ascensor es imprescindible, y hoteles y administradores de fincas han establecido medidas específicas adaptadas a las características de cada edificio. Por lo general, sólo puede coger el ascensor una persona o varias si conviven o están en la misma habitación de hotel; y en los ascensores de mayor capacidad (en algunos casos incluso para más de 20 ocupantes) se establece un aforo máximo de cuatro o cinco personas y algunos establecimientos marcan las ubicaciones concretas en que han de situarse.
“Este verano los turistas prefieren ir a destinos no masificados. Pues Benidorm este verano no lo va a estar. No hay ni atascos ni calles llenas ni tampoco las playas. Este año Benidorm es una bicoca para el turista”, explica Sotillos, de la asociación de empresas de apartamentos. Un mensaje que aparentemente hace de la necesidad virtud y que también comparten los hoteleros: “Este verano, frente a la masificación de otros lugares, se va a poder descubrir otra forma de hacer turismo en Benidorm”.
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