Los grandes consumidores de electricidad no siempre tienen simples contratos con una comercializadora de luz como la mayoría de los clientes. En ocasiones, y cada vez más, grandes compañías sellan acuerdos de compra directa de electricidad a las plantas –por lo general renovables- que las producen.
Son los denominados contratos de compraventa de energía (PPA, por sus siglas en inglés), que se han convertido en uno de los puntales para impulsar la instalación de nuevos proyectos de producción con renovables. Las compañías consumidoras se garantizan un precio fijo de la electricidad durante varios años y las plantas renovables cuentan con la seguridad de colocar toda o parte de su producción sin temer los vaivenes del mercado.
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La epidemia de Covid-19 y su impacto en el sector energético están provocando un parón en la firma de nuevos contratos de venta directa luz en un momento en que empezaban a despuntar en España.
Desde la patronal fotovoltaica UNEF se alerta de que el desplome del precio del mercado eléctrico durante lo peor de la pandemia está impidiendo que compradores y productores se pongan de acuerdo para fijar el coste de la electricidad en los nuevos acuerdos y también está haciendo que los bancos tengan más dudas para financiar al sector y hayan endurecido las condiciones de los préstamos.
“Nadie quiere firmar a los precios de antes”, resume José Donoso, director general de UNEF. El desplome de la demanda de electricidad durante las fases más duras del confinamiento y el mayor peso de las renovables en la producción total de electricidad en el país provocaron un derrumbe “espectacular” del precio del mercado mayorista (conocido como pool), en el que eléctricas y brókeres compran y venden la energía.
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Frente a las previsiones medias que apuntan a precios sostenidos de la electricidad de entre 40 y 50 euros por megavatio hora (MWh), durante el estado de alarma la cotización se hundió a momentos por debajo de los 10 euros, y durante semanas se situó casi de manera permanente entre los 20 y los 30 euros. Y con este contexto, las grandes empresas consumidoras de electricidad no quieren jugársela pagando de más, y las plantas de generación no pueden asumir precios bajos a largo plazo para cubrir las inversiones y garantizar la rentabilidad.
Crecer menos tras un año de récord
El pasado fue el mejor año de la historia de la energía fotovoltaica en España. Se instalaron nuevas plantas solares con una potencia conjunta de 4.201 megavatios (MW), pulverizando el anterior récord de 2008 –en pleno boom de las renovables de la era Zapatero-, con 2.718 MW. Tras el año récord, llega un 2020 de crecimiento mucho más modesto.
Según las previsiones de UNEF, hechas públicas durante el acto de presentación del Informe Anual de la organización, en 2020 se instalarán en España en torno a 1.500 MW de nuevas capacidad fotovoltaica, poco más de un tercio que el pasado año.
España se prepara para un aluvión de nuevas energías renovables en la próxima década. Pero la burbuja de solicitudes para […]
El actual será el segundo mejor año en más de una década, pero el parón se produce por el frenazo en los procesos administrativos provocado por la epidemia, lo que retrasará la puesta en marcha de algunos proyectos hasta el próximo año, y por la ausencia de nuevas subastas de renovables en los últimos años. De hecho, de los 4.200 MW instalados el año pasado, 3.800 MW eran producto de las megasubastas realizadas en 2017.
En 2019 también hubo récord de instalaciones de autoconsumo, con un total de 459 MW, casi el doble que el año anterior gracias a los cambios regulatorios del Gobierno para su incentivación. No obstante, UNEF también alerta del fuerte impacto provocado en este ámbito por el Covid-19, especialmente por el parón de su desarrollo en el sector servicios.
El crecimiento del sector fotovoltaico ha generado un impacto positivo también a nivel económico y social, con una contribución directa al PIB español fue de 3.220 millones de euros (un 0,26% del total), continuando la tendencia de aportación creciente que se observó los años anteriores (0,22% en 2018 y 0,20% en 2017). Además, el sector de la energía fotovoltaica se ha confirmado como un exportador neto y el impacto económico de las exportaciones fue de 3.540 millones de euros en 2019, un 54% más que en 2018. Desde el punto de vista del empleo, se produjo un incremento en la generación de puestos de trabajo, alcanzando la cifra de 58.699 empleos de los que 17.194 fueron directos, 21.292 indirectos y 20.213 inducidos, respectivamente.
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