Los rendimientos millonarios que el Rey emérito obtuvo entre 2008 y 2012 por su cuenta abierta en la entidad Mirabaud -en Ginebra- eran muy difíciles de encontrar para un particular en aquellas fechas. Mientras el anterior jefe de Estado obtenía una rentabilidad media anual del 7,7% en esos años, muy turbulentos para la historia económica de España, en nuestro país era imposible acceder a intereses superiores al 5%, ni en cuentas ni en depósitos. Invertir en Bolsa tampoco era mucho más rentable, pues el Ibex 35 perdió un 46% en ese periodo y el S&P500, casi un 3%. El bono de Estados Unidos a diez años también tuvo una rentabilidad negativa esos años.

Aunque el patrimonio del Juan Carlos I y los detalles de los productos financieros en los que tenía depositadas estas cantidades son aún un misterio, estos días se ha conocido que la cuenta en la que depositó los 64,8 millones de euros recibidos del rey saudí Adul Aziz Al Saud en 2008 -y que la Fiscalía del Tribunal Supremo investiga si derivaban de una comisión por su mediación en las obras del AVE a La Meca- le generaron un rendimiento medio anual del 7,7% hasta 2012, según publica El Confidencial. Un importe considerablemente alto para la remuneración de una cuenta si se tiene en cuenta que en aquellos años los tipos de interés que marcaba el Banco Nacional de Suiza, la autoridad monetaria del país, eran de entre el 2,2% y el 0,5%.

Para establecer un paralelismo, en aquellos años en la zona euro los tipos se situaron entre el 3,75% (2008) y el 0,75% (2012), lo que obligó a los bancos a ir rebajando los intereses con los que remuneraban cuentas y depósitos poco a poco. Así, en 2008 ofrecían tipos del entorno del 0,7% para las cuentas, que cayeron al 0,3% en 2012. En el caso de los depósitos, en 2008 se ofrecían intereses entre el 3% y el 5%, mientras que en 2012 eran de entre 2,5% y 3%. Las entidades se ajustaban al ritmo de intereses que marcaba el Banco Central Europeo (BCE), como ocurre ahora, pues los bancos ofrecen cuentas sin remuneración o con una muy baja, porque los tipos de interés están en cero y los depósitos directamente están en proceso de desaparición.

En esas fechas el Ibex 35 cayó un 46,2% y el índice S&P500 sufrió pérdidas del 2,8%

Entretanto, en aquellos años invertir en Bolsa no daba mucha más rentabilidad. En esas mismas fechas, en las que España sufrió su peor crisis desde la Guerra Civil, el Ibex 35 cayó un 46,2%, impactado por las turbulencias financieras que azotaron a la economía entre 2008 y 2012. Wall Street también experimentó pérdidas, aunque no tan abultadas: el índice S&P500 se dejó un 2,8% en esos cinco años.

En ese periodo, el bono a diez años de Estados Unidos, un activo habitualmente considerado como refugio ante las tempestades financieras, también ofreció una rentabilidad negativa, al pasar del 2,22% en 2008 hasta el 1,756% al final de 2012. Tampoco los fondos de inversión ofrecían rentabilidades mucho mejores. Al cierre del año 2012, la rentabilidad media de los fondos de inversión mobiliaria se situó en el 0,68%.

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Sin embargo, sólo entre el 1 de enero de 2012 y el 11 de junio de ese año, el rey emérito logró incrementar su fortuna en casi 1,5 millones de euros invirtiendo los fondos de su cuenta offshore en distintos productos financieros como valores de bolsa y ETF, según la información periodística citada.

Corinna recibió en Bahamas casi 65 millones

Así, con la ayuda del gestor de fondos Arturo Fasana y el abogado Dante Canónica, Juan Carlos I habría mantenido prácticamente intacta la suma que recibió de Arabia Saudí (un "puro regalo" de su "hermano" Al Saud, según declaró su gestor ante la Fiscalía suiza) a pesar de haber sacado grandes sumas de dinero de la cuenta. De hecho, esos casi 65 millones los reintegró una vez disuelta su cuenta suiza en otra del banco Gonet & Cie en Nassau (Bahamas) a nombre de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, su amante. El exjefe de Estado se empeñó en dejar claro que la empresaria alemana no era su "testaferro", según publicó El Español.

Antes de que el banco Mirabaud le instara a cerrar la cuenta adscrita a la fundación Lucum tras el escándalo de su accidente de Botsuana en 2012, el padre de Felipe VI habría extraído de golpe cerca de cinco millones de euros. Corinna contó al comisario José Manuel Villarejo en un encuentro en Londres en octubre de 2016 que el exjefe de Estado español llegó a trasladar, él mismo, millones de euros en efectivo desde países árabes a España en maletas a través del aeropuerto de Barajas aprovechando la falta de controles puesto que viajaba en misión diplomática. En una grabación de dicho encuentro desvelada por Okdiario, Larsen afirmó que el emérito llevó el dinero a Zarzuela, donde "tenía una máquina para contar billetes, lo vi con mis propios ojos", afirmó.

Investigación en Suiza y la Fiscalía del Supremo

El fiscal suizo Yves Bertossa investiga a Fasana, Canónica y Larsen por presunto blanqueo agravado en la gestión de la cuenta del emérito. Ha interrogado a los tres para despejar la procedencia de los casi 65 millones de euros, pues sospecha que se corresponden con el pago de comisiones.

La Fiscalía del Tribunal Supremo tiene ya en sus manos la información de esa investigación helvética y la analiza para saber si el emérito pudo incurrir en delitos fiscales al no declarar en España dichos fondos o en uno de blanqueo por su procedencia.

El fiscal de Sala Juan Ignacio Campos, que dirige la investigación que afecta "directamente" a Juan Carlos I y los tres fiscales expertos en delitos económicos que le apoyan tendrán que despejar si pudieron darse dichos delitos. En ese caso, tendrán que valorar también si la inviolabilidad como jefe de Estado protegía a Juan Carlos I en el momento que se produjeran y si ahora estarían prescritos o no. Si después de analizar toda la información -aunque también podrían solicitar nueva a otros países- consideran que hay indicios contra él, podrán presentar una querella avalada por Dolores Delgado ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, ante la que el exjefe de Estado está aforado desde su abdicación. Esta sería la única vía para activar una investigación judicial contra el padre de Felipe VI.