Europa se ha convertido en las últimas semanas en el epicentro mundial de la pandemia. Y su hostelería, en una de las principales víctimas. El cerrojazo a los bares y restaurantes se repite en Francia, Alemania o Reino Unido. En España, por ahora, siguen abiertos en casi todas las comunidades autónomas, aunque con los aforos limitados. Las medidas golpean aún más a uno de los sectores más debilitados durante la pandemia.
Desde mediados de octubre, varios países están tomando decisiones drásticas para frenar la expansión del virus. Aunque no son tan dramáticas, sí que recuerdan a las de la primera ola. En España, el Congreso de los Diputados aprobó el pasado jueves extender el estado de alarma hasta el 9 de mayo. Servirá como paraguas legal para que las comunidades puedan imponer restricciones como los toques de queda. Toda Francia está confinada desde el viernes, en Alemania la cuarentena comenzará el lunes y en Inglaterra, desde el próximo jueves. En países como Bélgica, Irlanda o Portugal también han endurecido las prohibiciones.
El efecto dominó afecta a una buena parte del continente. Y la hostelería está saliendo especialmente perjudicada. Los bares y restaurantes europeos ya sufrieron entre febrero y abril un caída del 79,3% de su producción por los confinamientos masivos, según datos de la Unión Europea (UE). Después de la primavera, el sector se preparó a conciencia para aprovechar la temporada de verano. El consumo en el interior de los locales estuvo permitido, aunque con medidas de protección. Los empresarios redujeron aforos, distanciaron las mesas y se equiparon con mamparas y geles hidráulicos.
Aforos, sin barras, sólo para llevar...
En España, la hostelería aportó el año pasado 102.168 millones de euros al consumo final (casi el 11% del total) y empleó a 1,64 millones de ciudadanos, según los datos recogidos por la consultora Foqus. Pero en 2020 el coronavirus podría llevarse por delante a 65.000 establecimientos, según los cálculos de Hostelería España. Los bares y restaurantes podrían facturar hasta el 40 o el 50% menos.
El verano fue un fracaso para el turismo español. El aumento de casos y el veto de países europeos lastró las ilusiones del sector. España fue el primer país de Europa en sufrir la segunda ola. Si en septiembre Madrid concentró todas las preocupaciones, a estas alturas sólo Canarias registra menos de 100 casos por cada 100.000 habitantes.
La situación empujó al Gobierno de Pedro Sánchez a declarar el 25 de octubre un estado de alarma que durará seis meses. En las últimas semanas, las CCAA han venido aplicando restricciones según su situación epidemiológica. No hay medidas homogéneas para todas las regiones. Según donde resida, un ciudadano se encontrará con un esquema de limitaciones diferente para las reuniones privadas, los toques de queda o la hostelería.
Ningún bar o restaurante de España, eso sí, escapa a las últimas restricciones de la segunda ola. Las hay más y menos severas y otras que se quedan a medio camino. Entre las más estrictas están las de Navarra, donde los establecimientos deben cerrar a todas horas salvo si ofrece comidas para llevar. Cataluña solo permite servicio a domicilio y hasta las 23 horas como regla general. Otras regiones prohíben el consumo en barra, adelantan la hora del cierre o reducen el aforo en las terrazas. Pero todas, salvo Canarias, limitan el número de clientes que puede quedarse dentro del bar o del restaurante.
El debate de la transmisión aérea
Los cerrojazos y las restricciones de la segunda ola coinciden con un debate que ha dividido a la comunidad científica y a las organizaciones internacionales: ¿El coronavirus se contagia por el aire? Cada vez más científicos creen que sí. Al principio se negó que el aire fuera una vía principal de contagio. Pero esta tesis sostiene justo lo contrario.
Un contagiado, según la teoría, libera gotitas minúsculas e invisibles cargadas del virus que se quedan flotando a su alrededor en una especie de nube. Entre los escenarios más peligrosos, por tanto, estarían los espacios cerrados y sin ventilación.
Aunque la tesis de la transmisión aérea se sigue discutiendo, el Ministerio de Sanidad ya la asume en documentos oficiales. Desde el sector de la restauración se escudan en las cifras que ofrece el propio Ministerio para defender los bares y restaurantes como espacios seguros frente a los contagios.
Según el último informe de Sanidad, los contagios en establecimientos de la restauración, tanto de clientes como de empleados, representan el 3,05% del total de casos acumulados. Y en la última semana, sólo un 1,25% de los positivos se contagió en un recinto hostelero. Dentro de la categoría ‘establecimientos de restauración’, Sanidad no distingue entre recintos cerrados o espacios abiertos.
De Francia a la República Checa
El cierre total o parcial de la hostelería es una de las medidas más repetidas en Europa en las últimas semanas. De nada han servido las soluciones creativas de los cocineros y empresarios para salvar sus negocios. En Francia dan por hecho que la segunda ola será más grave y mortal que la primera. Por eso el viernes comenzaron un segundo confinamiento más suave que el de primavera. Pero a mediados de octubre ya echaron el cierre de los bares y restaurantes de varias áreas urbanas por el toque de queda. A cambio, el Ejecutivo de Macron prometió entonces 1.000 millones en ayudas para todas las empresas afectadas por los cierres.
Las restricciones que entran en vigor este lunes en Alemania implican la clausura de bares y restaurantes en todo el país para tratar de salvar las Navidades. También se limita el número de clientes en los comercios, las reuniones al aire libre y se prohíben las pernoctaciones en los hoteles. Aunque los niños podrán ir a la guardería y a los colegios. El montante de ayudas para las empresas superará los 7.000 millones para una cobertura de cuatro semanas.
Hay más ejemplos. En Irlanda y Bélgica los bares y restaurantes llevan cerrados cerca de dos semanas. En la República Checa, desde el pasado miércoles. El cierre total de los restaurantes también afecta a los Países Bajos. Y desde el 25 de octubre, los hosteleros italianos tienen que clausurar los locales a las 18 horas y sólo pueden sentarse un máximo de cuatro personas en la misma mesa, a no ser que se trate de convivientes.
Reino Unido y Portugal han sido los últimos en tomar decisiones más duras. El premier Boris Johnson anunció el sábado que Inglaterra entrará el jueves en un segundo confinamiento que se alargará hasta el 2 de diciembre. La medida pone fin a la estrategia de restricciones locales y supondrá el cierre obligado de toda la hostelería y los comercios y negocios no esenciales. El Gobierno también ha renovado este fin de semana el 'estado de calamidad' hasta el 15 de noviembre. Desde el miércoles se confinará de forma parcial al 70% de la población. Los comercios y los restaurantes seguirán abiertos, pero deberán cerrar antes.
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