La negociación presupuestaria entre el Gobierno y Esquerra Republicana de Catalunya ha sacado del cajón del Ministerio de Hacienda el debate sobre la armonización fiscal y la financiación autonómica. Esquerra ha condicionado su apoyo a los presupuestos a impulsar una reforma fiscal que termine con “el paraíso fiscal de Madrid”.
Cataluña y la Comunidad de Madrid son dos caras de una misma moneda. La capacidad que tienen las autonomías para subir o bajar impuestos en función de sus competencias y de sus políticas públicas. Un claro reflejo de estas dos formas de ejercer la política fiscal lo ejemplifica el hecho de que Cataluña tenga 15 tributos propios y la Comunidad de Madrid tenga solo 3.
Obviamente, la recaudación por estos impuestos es mucho mayor en Cataluña, ascendió a 678 millones de euros en 2018. En el caso de la hacienda madrileña, los ingresos por tributos propios fueron de 49,3 millones. Mientras que los catalanes pagan impuestos regionales por la gestión de residuos, las bebidas azucaradas, las viviendas vacías, protección civil o por las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos de tracción mecánica, por poner algunos ejemplos de la quincena que existe; en Madrid, sólo existen tres tributos propios: el impuesto sobre actividades económicas, sobre la instalación de máquinas en establecimientos de hostelería autorizados y sobre el depósito de residuos.
Más allá de la creación de estas tasas, las comunidades autónomas también recaudan algunos de los impuestos de carácter nacional. Estos son el impuesto sobre el patrimonio, el de sucesiones y donaciones y también una parte del impuesto sobre las personas físicas.
IRPF
En el caso del IRPF, es un tributo parcialmente cedido. Esto significa que las comunidades autónomas pueden decidir la mitad de este impuesto. La otra mitad, está fijada por el Estado. Ya en este impuesto existen diferencias entre el modelo elegido por Cataluña y el que aplica la Comunidad de Madrid.
A los tipos regionales hay que sumar los tipos establecidos por el Estado, que van del 9,5% al 22,5%. Teniendo en cuenta estos porcentajes, el tipo mínimo en Cataluña es del 21,5%, mientras que en Madrid es del 18,5%. En los tramos máximos, los catalanes tributan un 48% y los madrileños un 43,5%. Según los datos recopilados por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (Reaf), Cataluña es la región donde se aplica un tipo mínimo más alto y Madrid, junto a Canarias, donde el tipo es más bajo.
Además de las diferencias ya vigentes, durante la pandemia, la Comunidad de Madrid ha anunciado una rebaja del IRPF de medio punto en todos los tramos.
Patrimonio
Si hay un impuesto al que Madrid ha renunciado y que crea diferencias sustanciales con el resto de comunidades, ese es el impuesto sobre el patrimonio. La región tiene en vigor una bonificación del 100% de este tributo, independientemente del nivel de riqueza. En el caso de Cataluña, los tipos van desde el 0,21% al 2,7% aunque están exentos los primeros 500.000 euros.
Precisamente el de Patrimonio es uno de los impuestos que centra la disputa entre aquellos que defienden una armonización fiscal que obligue a Madrid a recaudar por este concepto y quienes defienden que el modelo tributario de la capital ha permitido atraer a más inversión.
Si se observan los datos de recaudación del Ministerio de Hacienda, Cataluña obtuvo más de 512 millones de euros en 2018 por el impuesto de Patrimonio. Madrid, sin embargo, no obtuvo ingresos, al estar bonificado al 100%.
Sucesiones y donaciones
Las recaudaciones por el impuesto sobre Sucesiones y Donaciones también ejemplifica las diferencias entre Madrid y Cataluña, aunque en términos de recaudación son más parecidos. Los datos disponibles muestran que mientras la capital recaudó 410 millones en 2017, Cataluña ingresó 433.
En el caso de las herencias y las donaciones, en Madrid los herederos tienen bonificado hasta el 99% este tributo si son descendientes, cónyuges, ascendientes y adoptantes con límites de hasta 48.000 euros. Además, también hay bonificaciones para otros parientes, como hermanos o sobrinos.
En Cataluña, donde también existía una bonificación parecida, se redujo del 99 al 60% este año para las bases imponibles de herencias que no superasen los 100.000 euros. Actualmente, solo se mantiene esta bonificación para los descendientes menores de 21 años. Dependiendo de las bases imponibles se aplican deducciones diferentes.
Imitar a Madrid o subir los impuestos
Los economistas defienden que hay que llevar a cabo una reforma de la financiación autonómica, y de hecho, antes de la llegada del coronavirus, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tenía entre sus planes presentar un esquema por el que empezar antes de final de año. La pandemia cambió los planes.
Por otra parte, desde la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) creen que la armonización fiscal debería imitar el sistema “competitivo” de la capital, en lugar de forzar a la región a subir sus tributos.
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