La pandemia ha supuesto un verdadero shock para la economía, pero algunos sectores van a salir peor parados que otros. La paralización de la actividad en la primera fase de la pandemia, a la que siguieron los cierres de bares y restaurantes impuestos por algunas comunidades autónomas para frenar la segunda ola de contagios y el deterioro general de la economía han condenado a miles de empresas del sector de la hostelería a un abismo financiero que les llevará a cerrar el ejercicio en pérdidas.
El Banco de España ha puesto cifras a los mayores temores sobre el futuro de las empresas españolas y, especialmente, de la hostelería, la restauración y el ocio. Concretamente, el 75% de las compañías de este sector, es decir, tres de cada cuatro, terminará el año con una rentabilidad negativa, según su análisis realizado a partir de los datos de empresas no financieras recopilados por su Central de Balances.
Este sector experimentará así una caída en su rentabilidad que la situaría en el -12,4% al cierre del año, aunque es cierto que la hostelería llegó a esta pandemia con una rentabilidad muy baja, del 2,4%. El impacto será mayor que en el sector automovilístico, el siguiente más perjudicado, en el que la rentabilidad caerá del 3,5% al -5,6%.
Las medidas puestas en marcha para frenar el impacto económico de la pandemia sobre las empresas, como las moratorias o los créditos con aval del Estado han sido vitales para asegurar la subsistencia de las compañías, especialmente de las pymes, pero han elevado considerablemente su endeudamiento.
La situación es tan crítica que el Banco de España considera que entre el 14,5% y el 18,7% de las empresas será insolvente al cierre del año, dependiendo de si se materializa el escenario malo o el peor. Son muchas más de las que se encontraban en esa situación al cierre de 2019 (10,5%) y entre ellas destacan las empresas dedicadas a la hostelería, la restauración y el ocio.
Entre los datos que aporta el Banco de España se encuentra el de las empresas que se encuentran en la cuerda floja financiera. Considera bajo presión financiera elevada a aquellas compañías cuyos resultados corrientes son insuficientes para cubrir sus gastos financieros. En esta situación se encuentra el 40% de las empresas españolas y el perfil que más se repite es el de empresa de tamaño medio reducido, con poco empleo y con un bajo nivel de deuda.
Los datos se agravan en relación con los hosteleros. El 72,4% de las empresas de este sector estará al cierre del año en esta situación de cuerda floja, muchísimas más que las que estaban en esta situación en 2019, que tan solo representaban el 17,1% del total.
No obstante, más allá de la hostelería hay otros sectores al borde del abismo. Entre las automovilísticas, más de la mitad de las empresas están también bajo una presión financiera elevada (concretamente, el 64,6% del total) y no muy lejos se encuentran las compañías más perjudicadas del comercio (42,4%), el transporte y el almacenamiento (41,6%) y la construcción (40,5%).
Rescate al sector
Con estas perspectivas, no es extraño que el sector reclame una y otra vez la llegada del plan de salvación que la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, prometió hace algunas semanas para la hostelería.
"Tras nueves meses de restricciones, e incluso el cierre en gran parte del país, la hostelería se encuentra en una situación desesperada y de desamparo total por parte del Gobierno. Es incomprensible que anunciaran hace más de un mes un plan de rescate al sector y parece que nunca llega", critica el presidente de Hostelería de España, la patronal del sector, José Luis Yzuel.
La hostelería lamenta que en el resto de Europa los anuncios de restricciones hayan ido acompañados de ayudas y no haya ocurrido así en España, donde las empresas, especialmente las pymes, mayoritarias en este sector, se enfrentan a un verdadero abismo financiero.
Distintas soluciones
En esta situación, el Banco de España plantea la necesidad de discriminar el tratamiento a las empresas en función de sus perspectivas de solvencia. Así, cree que es necesario seguir apoyando a las rentas e incentivando que los bancos den crédito a las empresas que sean solventes, es decir, a las que podrán amortizar su deuda con resultados futuros.
Las empresas insolventes pero viables, es decir, cuyos resultados futuros esperados serán positivos pero insuficientes para amortizar su deuda, deberán recibir apoyo a través de fórmulas que permitan reestructurar su deuda, como las quitas o la conversión de deuda en acciones.
Finalmente, el destino de las empresas insolventes y que, además, son inviables, es decir, que tienen perspectivas negativas de resultados, debe ser la liquidación, según el Banco de España, que aboga por agilizar y hacer más eficientes los procesos de concursos de acreedores.
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