Julio Bruno es uno de los directivos españoles de mayor éxito a nivel internacional. En los últimos meses -y especialmente a raíz de la devastadora entrada en nuestras vidas del coronavirus- se habla mucho de cambio de paradigmas en las empresas, de capitalismo humanistas, de volver a poner a las personas al centro de las empresas. Julio Bruno lleva toda la vida haciendo de su gente el centro de las empresas, de los valores su palanca clave y de la ética en los negocios un ingrediente de éxito imprescindible. Es uno de los directivos más visionarios, eclécticos, magnéticos y capaces de contagiar a su organización de una forma inspiradora y tremendamente contagiosa. CEO mundial de Time Out, compañía líder internacional en el campo del ocio y del entretenimiento, desde 2016. Su carrera está repleta de éxitos e impregnada de una expresión que es el leit-motiv que mejor le define: el ser un «hombre de mundo».
Su currículum es impresionante. Fue vicepresidente global de Ventas de TripAdvisor, vicepresidente de Travelport para Canadá, América Latina y el Caribe y Presidente de Cendant Corporation (TDS) para Europa Continental y América del Sur. Anteriormente, Bruno también ocupó altos cargos internacionales en Regus, Energizer y Diageo.
Julio ama a España, adora a su querida Asturias y venera a Madrid, la ciudad que le adoptó. Ha sabido imponer su estilo y su españolidad por todo el mundo y lo ha hecho con orgullo, tesón, energía y capacidad de seducción.
La crisis del Covid ha afectado de una forma extraordinaria también su empresa y junto a los desafíos del Brexit llena de retos un 2021 de posible renacimiento pero también de desafíos fundamentales.
Pregunta.- El Reino Unido ha entrado de lleno en un nuevo ‘lock down’ total debido a las trágicas cifras de contagios. ¿Cómo estás viviendo estos trágicos meses a nivel personal?
Respuesta.- Los estoy viviendo con cierta normalidad dentro del caos general, trabajando desde casa, concentrado en el presente y futuro de Time Out, y rogando que las vacunas se administren rápido para dar la vuelta a esta tragedia. Los seres humanos nos acostumbramos a casi todo, pero es muy extraño vivir en esta especie de mundo Matrix confinado en tu casa mayoritariamente. Echo de menos los viajes, la familia, los amigos, comer fuera, el teatro, los museos, la cultura en general. El confinamiento nos ha hecho valorar nuestra vida mucho más y hasta replantearnos el futuro.
P.- ¿Cómo han sido estos meses y qué decisiones clave han tenido que tomar?
R.- 2020 ha sido un año de cambio constante de innovación, de adaptación y de pasión renovada. En una empresa dedicada al ocio y la restauración te puedes imaginar el terrible impacto que esta pandemia ha causado. En marzo cerramos temporalmente nuestros famosos mercados Time Out Market a nivel mundial, además de cambiar el enfoque de nuestra marca de Time Out a Time In, pasando de recomendar los mejores planes para salir en la ciudad a las mejores cosas que hacer desde casa. También dejamos de imprimir nuestras revistas y nos enfocamos en nuestro contenido digital. Fue un giro importante en nuestro contenido que el equipo abrazó y desarrolló prestamente para mantener la relevancia de nuestra marca y los números de audiencia. Y por supuesto lo hicimos trabajando desde casa.
Entre julio y agosto, cuando parecía que la pandemia estaba un poco más controlada, reabrimos los mercados y volvimos a enfocarnos en el ocio, pero manteniendo los contenidos caseros, por así llamarlos. Tras unos meses la situación empeoró con la segunda y tercera olas de Covid-19 y desgraciadamente tuvimos que volver a cerrar los mercados temporalmente.
Con la llegada de las diferentes vacunas empezamos a ver la luz al final del túnel, y esperamos que en unos meses podamos ver un cierto regreso a la normalidad, con todos los cambios en Time Out/In que ya se quedarán con nosotros.
Nunca antes he experimentado y lidiado con algo exógeno y tan destructivo como el Covid-19. Claramente hay un antes y habrá un después del Covid. Estamos en un paréntesis donde la vida -tal como la conocemos – se ha detenido. Aprendamos de ello.
Las claves de supervivencia para las empresas se pueden resumir en tres macrotemas: innovación, adaptación y agilidad"
P.- ¿Cuáles son las claves de supervivencia y renacimiento para las empresas en el periodo actual y después del covid?
R.- Siempre se ha dicho que cada maestrillo tiene su librillo; no obstante, yo creo que se pueden resumir en tres macrotemas: innovación, adaptación y agilidad.
Innovación porque en una crisis repentina lo que tenías ya no vale, o no es suficiente, así que se necesita ser creativo y buscar soluciones a ese problema. Pero la innovación sola no basta ya que se necesita adaptarse a los cambios drásticos que esta crisis impone. Y por ultimo la agilidad en el desarrollo de lo anterior. Si te quedas teorizando sobre el problema sin dar soluciones inmediatas pierdes el tren.
P.- ¿Cómo cambiará el mundo esta pandemia?
En unos meses hemos acelerado una década en ciertas tendencias que ya existían antes de la pandemia: la digitalización de las empresas, el crecimiento del comercio electrónico, la distribución de productos, la educación a distancia, etc. Esta aceleración no es reversible, y como en todo cambio profundo, hay ganadores y perdedores.
También ha aumentado la división entre los obreros y los trabajadores de cuello blanco; los que pueden trabajar desde casa y los que no tienen esa opción. Esto creará mas divisiones a nivel socioeconómico y político, generando más tensión y desarraigo. Se dice que el dolor es vehículo de conciencia y creo que en estos meses estamos todos concienciándonos de nuestra propia fragilidad, la necesidad de colaborar para resolver un problema común y la importancia de la solidaridad.
Como en toda crisis se generan mayoritariamente dos reacciones, dos polos opuestos: el proteccionismo y la apertura, tanto a nivel económico como a nivel personal. Esto se traduce en cambios políticos que darán forma a las siguientes décadas y cuál será nuestra vida. ¿Qué queremos ser, a qué aspiramos, qué lecciones podemos sacar de esta crisis? Es una pregunta que nos llevará mucho tiempo desgranar.
P.- Muchos han dicho que esta crisis nos haría mejores. ¿Lo ves de esta forma?
R.- Creo que en todo cambio siempre hay una oportunidad, y que, como dije antes, a pesar de generar dos reacciones opuestas, esta crisis nos está haciendo meditar sobre nuestras vidas y futuro queramos o no. Debido a la crisis tenemos muchas menos distracciones y tenemos más tiempo para reflexionar y preguntarnos qué tipo de vida queremos tener. Toda reflexión es buena y me gustaría creer que ello nos llevará a ”ser mejores” como tú dices, no obstante hemos visto lo mejor y lo peor de nosotros. ¿Recuerdas cómo salíamos a aplaudir diariamente a los profesionales de la sanidad? ¿Y que paso después? La gente tiene fatiga de todo y quiere pasar página, por lo que buenas intenciones se convirtieron en recriminaciones y los aplausos en reproches.
Estoy seguro de que alguna lección hemos aprendido y nos ayudará a pensar un poco más en el resto del mundo. Como optimista me gusta creer que la humanidad siempre mejora a largo plazo, a pesar de notorios pasos atrás en nuestra historia.
P.- ¿Cómo hemos podido llegar a esta locura que supone la salida del Reino Unido de la Unión Europea?
R.- Hay y habrá muchos estudios sobre las verdaderas razones del Brexit. En mi opinión, tras tantos años viviendo en Londres ha habido una multitud de factores que combinados han producido esta tormenta perfecta.
Históricamente el Reino Unido siempre fue reacio a entrar en la entonces llamada Comunidad Económica Europea y tras su primera entrada en 1973 (con un gobierno del partido conservador bajo el primer ministro Edward Heath), hubo ya un referéndum de permanencia tan solo 2 años y medio después, en 1975, al ser una promesa electoral del partido laborista liderado por Harold Wilson, que ganó las elecciones en 1974. Hubo una renegociación del acuerdo con Europa primero y después un referéndum donde ganó la permanencia con un 67% de los votos.
En resumidas cuentas, la entrada del Reino Unido en Europa no fue fácil desde el inicio y los diferentes partidos políticos han tomado posiciones cambiantes durante los últimos 45 años, usando Europa como blanco de sus críticas. Las famosas negociaciones del cheque británico de Margaret Thatcher en 1985 son un claro ejemplo del escepticismo del Reino Unido respecto a Europa.
Los ciudadanos apoyaban la Unión siempre y cuando percibieran que les estaba dando beneficios económicos, una cierta mayor presencia global, además de una regularización y protección contra la inmigración ilegal. Pero nunca aceptaron la pérdida de soberanía, percibida o real, que suponía el Parlamento Europeo. Además, tras la gran recesión del 2008 muchos ciudadanos se sintieron marginados y los partidos políticos ahondaron en esta herida para sacar réditos. Si a esto añadimos que la inmigración ilegal tras la famosa Primavera Árabe del 2010 puso a muchos británicos en contra de las decisiones políticas de Europa. Se generalizó un sentimiento de impotencia porque “estas decisiones se nos imponen desde Europa”, y políticos como Nigel Farage y después Boris Johnson se sumaron al carro de culpar a Europa de todos los males en Gran Bretaña. La antigua argucia de buscar un enemigo exterior para unificar al pueblo en torno a una idea.
Reino Unido no puede competir de igual a igual con las tres grandes potencias: China, EEUU y Europa"
P. ¿Qué consecuencias económicas y financieras tendrá el Brexit para el Reino Unido, la Unión Europea y el mundo?
R.- Es una pregunta que requiere expertos y mucho tiempo, y aun así no nos pondríamos de acuerdo. Yo te puedo dar mi opinión nada más.
Las consecuencias económicas ya se empiezan a ver con compañías cambiando su sede europea del Reino Unido al continente, la conclusión de la libre circulación de trabajadores, y el propio tratado de comercio que impone diferentes cuotas y aranceles a productos que antes no los tenían. Esto repercutirá en el ciudadano de a pie en su consumo diario, pero también en el turismo, la facilidad de trabajar e invertir en Europa y viceversa.
La Unión Europea pierde una de las grandes potenciales mundiales, una referencia a nivel político, y abre las puertas a que otros países se replanteen su permanencia en la Unión, el efecto contagio.
En un mundo donde hay dos grandes superpotencias, China y EEUU, Europa -con permiso- es la otra pata de ese trípode al que ahora le falta un jugador clave. Pera el Reino Unido, creo, a pesar de todo su potencial económico -y político con la Commonwealth- que no puede competir de igual a igual con esas tres grandes potencias. Si creemos que la unión hace la fuerza, la desunión nos hace más débiles. Yo creo que en este mundo es importante una Unión Europea fuerte que sirva de contrapeso a China y EEUU. El Reino Unido seguirá en todas las instituciones mundiales con un peso propio e importante, y un socio geoestratégico con el que Europa debe seguir trabajando, pero el peso de sus decisiones fuera de la UE será diferente.
P.- Tú has vivido muchos años en Estados Unidos donde, además, Time Out tiene una presencia muy importante. ¿Te alegras de la victoria de Joe Biden? ¿Cómo cambiará el mundo desde el 20 de enero?
R.- No solo he vivido allí si no que además poseo la doble nacionalidad, con lo que sigo muy de cerca la política norteamericana ya que como votante me gusta estar informado. Mi posición con respecto a Donald Trump y su Administración no ha cambiado desde el principio de su mandato, y tras cuatro años nefastos estoy contento de tener un nuevo Presidente, Joe Biden y Vicepresidente, Kamala Harris que devuelvan la normalidad, el buen hacer y la decencia a las instituciones norteamericanas y la Casa Blanca; a pesar de los constantes y desesperados intentos de Trump para subvertir las instituciones y hasta la democracia misma. La tragedia que presenciamos el 6 de enero en el Capitolio con el intento de insurrección por parte de un grupo numeroso de seguidores de Trump, incitados y alentados por éste, ha sido la culminación a un mandato histriónico y absurdo. La historia no se portará bien con Trump y sus habilitadores en el Congreso y en el Senado. Las escenas vividas son propias de una república bananera y un ataque a la democracia que no se ha visto en América en más de 200 años. Este es el legado del trumpismo, un mundo en el que las opiniones valen más que la realidad, donde los hechos no cuentan y mentir es lo normal. Es un mundo binario “conmigo o contra mí”, y lo que nos deja es una secta alimentada por todas las teorías conspiratorias entremezcladas. La gente que vivía en los márgenes de la sociedad y contra la sociedad se convierte en este caso en lo convencional. Es el mundo al revés, y por eso el trumpismo es una secta destructiva con el ingrediente básico de culto al líder. Los adeptos le siguen ciegamente, le dan su dinero y se creen el discurso demonizador del mundo: “Todos están contra mí”; por lo que solo en la creencia ciega en las promesas del líder esta mi salvación. Es bastante trágico.
Así hemos visto que cuando se deja al poder campar a sus anchas sin ningún control por parte de las personas elegidas para hacer ese trabajo -Congreso y Senado- y en este caso concreto el Partido Republicano, el poder corrompe y se convierte en algo nocivo y destructivo.
No obstante, y a pesar del ataque constante a las instituciones democráticas, los valores y la decencia, la democracia ha sobrevivido y hemos visto cómo el Congreso y el Senado han ratificado a Joe Biden como próximo presidente de los EEUU. El suspiro de alivio se ha oído en todo el mundo. Además, tras la reciente elección de senadores en Georgia donde los dos senadores demócratas ganaron, el Senado pasará a estar en manos del Partido Demócrata, con lo que será un poco mas fácil gobernar, legislar y avanzar en los grandes retos que los EEUU (y el mundo) tiene por delante. Desde aquí envío mis mejores deseos al presidente Biden y a la vicepresidente Harris. Tienen una tarea por delante harto difícil y que espero incluya un reforzamiento de las instituciones y leyes básicas de la democracia para que un nuevo Trump no puede actuar con la impunidad con lo que lo ha hecho este último.
El trumpismo es una secta destructiva con el ingrediente básico de culto al líder"
P.- Trump, Boris Johnson, Jair Bolsonaro... ¿La victoria de Biden puede representar un antes y un después en el avance de los populismos?
R.- A los populistas que mencionas habría que añadir más líderes como Putin, Maduro o Duterte, entre otros. Los populismos no son ni de derechas ni de izquierdas, son lo que son, y desgraciadamente tras la crisis del 2008 y las políticas de austeridad han crecido considerablemente en el mundo. Los ciudadanos buscan respuestas que no encuentran en los políticos de viejo cuño y se aferran a algo nuevo con la esperanza del cambio, de que alguien diferente les diga por dónde ir. Existe un vacío de valores en la sociedad que charlatanes populistas se dedican a llenar con sus mentiras y vacuas promesas.
En el caso de Trump, hemos contemplado atónitos los 4 años de un mandato atroz para los Estados Unidos. Trump se ha dedicado a romper el orden establecido para servir su propia causa, su ego y su cuenta bancaria. Sus largos mítines me recuerdan los mítines de cierta estirpe de dictadores que se pasaban horas y horas regalándose los oídos y bañándose en la adoración ciega de unas masas perdidas y con hambre de soluciones.
El presidente Biden es una vuelta a la normalidad y a la reflexión de quién queremos ser en la sociedad. Espero y deseo que sea una lección que el mundo esté preparado para aprender.
P.- Los populismos y muchos gobiernos de extrema derecha están limitando algunos derechos fundamentales en estados europeos como Hungría y Polonia. ¿Qué debería hacer la Unión Europea y la comunidad internacional para frenar esta peligrosa deriva?
R.- La Unión Europea existe, entre otras cosas, como garante de los derechos humanos. Estamos en una pancomunidad en la que hay unas reglas que hemos acordado entre todos. Ser parte de este llamémosle club implica seguir las normativas y directrices que hemos acordado. En mi opinión, la UE debe ser firme en sus planteamientos y utilizar el poder que libremente hemos otorgado a Europa para frenar este asalto a los derechos humanos, incluyendo la expulsión de los miembros que no quieran acatar sus normas.
P.- ¿Qué sentiste el día que encontraron al eurodiputado József Szájer, supuesto homófobo y anti gay, en una gang bang gay en Bruselas?
R.- “Típico y tópico” pensé. Una vez más el político de turno que hace una cosa y dice otra. El poder que se cree por encima del bien y del mal. El poder que habla de unas reglas para los demás y ninguna para mí. Y por encima de todo el cinismo y la hipocresía de una persona que se ha dedicado 30 años a desmontar los derechos humanos en su país, y en particular los de la comunidad LGTBQ+, siendo él mismo homosexual por lo que hemos leído. A eso hay que añadir que ocurrió en medio del confinamiento, por lo que el despropósito fue doble. Con políticos así no es de extrañar que la gente piense que “todos son iguales” y mejor votamos a un populista que nos dice lo que queremos oír, aunque al final sea igual de pésimo o peor.
Al final sus mentiras, su duplicidad ha salido a la luz y ahora espero tenga su penitencia.
Aconsejo no tomar decisiones vitales en medio de un confinamiento ya que nuestros sentidos están un poco abotagados y ciertas decisiones hay que tomarlas con calma"
P.- ¿Qué foto podrías darme de la clase política española en este momento? ¿Ves algunos líderes merecedores de tu respeto?
R.- España, como el resto del mundo, está en medio de los mismos cambios y zozobras que vivimos todos en el siglo XXI. Los políticos quieren dar soluciones a problemas en base a una concepción del problema muy partidista. Es difícil abrirse a personas que no piensan como nosotros, y en el mudo de las redes sociales no hace falta contrastar opiniones. Las redes sociales funcionan como cámaras de resonancia donde solo escuchamos nuestros propios pensamientos reflejados y aumentados. No escuchamos ni leemos opiniones diferentes a las nuestras y nos enrocamos en nuestra concepción del mundo sin dialogar.
Ser político no debe ser fácil, pero desgraciadamente y en general la clase política vive separada del mundo real, donde debemos y tenemos que escuchar a todos y dialogar y tratar de ponernos en el lugar del otro, negociar. Y sobre todo hay que decir la verdad, parece fácil, pero algunos políticos tienen un miedo atroz a la verdad. La verdad nos hará libres, pero si uno sólo piensa en el poder y se deja seducir por él, nos encontramos con la tergiversación y manipulación y finalmente el político deja de ser el representante del pueblo y se convierte en una clase aparte, con privilegios injustos y alejados de la realidad del pueblo al que representa.
A mí me gustan los políticos que dicen verdades sin calcular el coste político, que son transparentes y quieren mejorar el país. Los políticos que no se dedican a vender heroicidades y buscar titulares. Los políticos que se equivocan porque al menos están intentando hacer algo y reconocen su equivocación y siguen adelante, luchando. Los políticos que no buscan el halago de las masas ni la fama y en cambio se dedican día a día en mejorar aspectos de nuestras vidas que a la larga repercuten en grandes cambios de convivencia de progreso y por qué no, de felicidad.
P.- ¿Te planteas volver a España? ¿Cuáles son tus metas futuras?
R.- Sí. Llevo la mayor parte de mi vida en el extranjero, hasta el punto de que ya no me sabe a extranjero; sin embargo, España es donde nací y donde está mi familia y una gran parte de mis amistades. Siempre he intentado llevar la buena imagen de España por donde he ido y estoy orgulloso de mi país, con todos sus defectos y todas sus promesas. Hay tantas cosas interesantes que hacer en España que espero tener la oportunidad de volver y participar en la continua construcción de un país mejor. Tenemos mucho que ofrecer al mundo y a veces nos miramos demasiado el ombligo y nos perdemos en peleas internas que no conducen a nada.
Los medios de comunicación, donde trabajo, me interesan mucho, sobre todo a nivel internacional, en lo que tengo una mayor experiencia y donde puedo aportar más valor. El turismo siempre ha sido parte de mi vida profesional. Lo conozco bien y me gusta, y España es un referente mundial en el sector. También me atrae todo lo relacionado con el futuro de las ciudades en la era post-Covid, la cultura, el arte, las nuevas tendencias del trabajo y la evolución las ciudades ante esta nueva realidad.
Como decía al principio, durante estos meses de confinamiento, de privación, pones en valor muchas cosas que antes dabas por sentado. Es un buen momento para reflexionar y mirar hacia el futuro y hacer planes. Eso sí, aconsejo no tomar decisiones vitales en medio de un confinamiento ya que nuestros sentidos están un poco abotagados y ciertas decisiones hay que tomarlas con calma.
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