El sector eléctrico considera que va a ser muy complicado que España pueda asumir la capacidad de generación de energía sin echar mano de las centrales nucleares en el año 2035. Esa fecha es la fijada por el Gobierno de Pedro Sánchez para que se cierre la última instalación para caminar hacia la transición ecológica y, de acuerdo a fuentes del sector, el Ministerio de Transición Ecológica tendrá serias dificultades en completar los plazos.
Los datos que maneja el sector indican que hasta 2028 el índice de cobertura, baremo que mide la autosuficiencia española de suministro, está asegurado. Otra cosa es lo que puede ocurrir dentro de seis años. Las eléctricas inciden en que de continuar con el plan de cierre de las centrales nucleares sin inversiones paralelas para ser suficientes con la energía renovable, España tendrá un “grave problema”, con una “difícil solución”.
“Se requieren inversiones adicionales posteriores y, de momento, no se han presentado los suficientes proyectos”, apuntan fuentes del sector. Es más, auguran que España tiene una difícil situación aunque se promuevan nuevas partidas para las energías renovables.
De hecho, la situación podría empeorar si se retrasan las inversiones en baterías y bombeos de las diferentes energías renovables y no se modifica el calendario actual para el cierre de las centrales nucleares. En este sentido, si no se cumplen los plazos, España podría tener problemas de suministro en el año 2025.
Otro escenario que maneja el sector eléctrico es que se aceleren los cierres de las centrales nucleares españolas y que se retrasen las inversiones promovidas por el Gobierno para poder tener capacidad suficiente para poder depender de energía renovable. En este caso, España podría tener problemas de suministro eléctrico en dos años.
¿Cierre anticipado?
Esta situación, aunque parece improbable, no puede descartarse ya que fuentes del sector apuntan que las centrales nucleares se mantienen abiertas “a pérdidas”. De hecho, las mismas voces recalcan que los costes fijos son demasiado altos, a los que hay que añadir los variables.
No obstante, el sector apunta que mientras “los ingresos cumplan los costes variables, las centrales nucleares seguirán abiertas”. Pero las empresas eléctricas entienden que este escenario podría cambiar, según avance el impulso de las energías renovables. “La viabilidad económica no está garantizada. El calendario de cierre que está asociado no está garantizado no sea viable”, resaltan fuentes del sector.
Además, las mismas fuentes revelan que, a pesar de que las cuentas no salieran a las compañías, deberían permanecer abiertas ya que sería el propio Ejecutivo el que debe dar luz verde a la clausura de las plantas. Escenario poco probable ante el problema de deficiencia energética que se presenta en España.
El Gobierno mueve ficha
Precisamente, para intentar crear una red de almacenaje suficiente de cara a los próximos años y no depender de la energía nuclear, el Gobierno aprobó en el Consejo de Ministros de esta semana la Estrategia de Almacenamiento Energético, que respaldará el despliegue de energías renovables y será clave para garantizar la seguridad, calidad, sostenibilidad y economía del suministro.
La nueva ley aprobada asegura disponer de una capacidad total de unos 20 GW en el año 2030, contando con los 8,3 GW de almacenamiento disponible a día de hoy, y de unos 30 GW de almacenamiento en 2050.
“Tendremos que buscar el mejor modo de integrar esta capacidad en el sistema, tanto a nivel técnico como facilitando el despliegue, gracias a la regulación, de esta tecnología”, señaló la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, este martes.
El documento identifica un amplio abanico de tecnologías de almacenamiento. La Estrategia pone en relieve, las centrales hidráulicas de bombeo, que permiten impulsar el agua para almacenarla en depósitos a gran altura y liberarla para producir electricidad cuando hay alta demanda; o las baterías, que son especialmente relevantes tanto por su aplicación en movilidad eléctrica como en sistemas de autoconsumo para viviendas o negocios, donde, en combinación con placas solares, permiten almacenar la energía sobrante para utilizarla en los momentos en los que no hay sol, dos de las inversiones que pide el sector que se agilicen para que no haya déficit energético en España.
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