El 31 de marzo de 2021 desaparecieron 200.000 empleos. La Seguridad Social registró la baja de 242.816 personas, y en contraposición, solo anotó 40.400 altas, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a los que ha tenido acceso este medio. El bajón en un único día provocó que, aunque el mes terminó sumase 70.790 afiliados nuevos, la diferencia con el fin de febrero sea negativa.
Se trata de una diferencia de empleos destruidos en un solo día que no se alcanzó ni siquiera en las jornadas de marzo de 2020, un mes trágico para el empleo.
Así, tampoco se registró una cifra similar el 16 de marzo, que supuso la peor jornada recordada en años después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciase la declaración del estado de alarma, que obligaría a multitud de empresas a cerrar y provocó una sangría 178.569 trabajadores. El único día que superó a este 31 de marzo de 2021 de todo 2020 fue el 31 de agosto, con una variación de más de 211.000 bajas al final de una atípica temporada de verano.
La fecha anterior que superó a este 31 de marzo en diferencia de afiliados a la Seguridad Social fue el 30 de junio de 2017, con 257.014 bajas. Antes, el día que tenía el título de haber destruido más empleo fue el 31 de agosto de 2016.
Entonces, ¿qué pasó este 31 de marzo? Según los expertos consultados por El Independiente, ese día reunió las condiciones necesarias para conseguir provocar una tormenta perfecta de destrucción de empleo: era Semana Santa y cayó en miércoles, por lo que se trataba del último día laborable de la semana (es decir, que "ejercía" de viernes), lo que se sumaba a que era el último día del mes y a que precedía a una festividad atípica, con restricciones de movilidad entre comunidades autónomas, toque de queda en todas ellas y los contagios disparados, con una incidencia acumulada en 14 días por 100.000 habitantes de 161,62 infectados.
La suma de esos factores provoca que el abuso de los contratos temporales, de lunes a viernes entre semana, o del primero al último día del mes, sea mucho más evidente, y que se aprecie especialmente bien si se dibuja un gráfico con los datos que proporciona Seguridad Social.
Preguntado al respecto, el secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo, apunta que se trata de "un reflejo de una disfuncionalidad ya conocida de nuestro mercado de trabajo, de esa excesiva temporalidad que produce estos vaivenes y esta tremenda rotación".
No es plato de buen gusto para el Ministerio: "Esta tremenda rotación no es buena ni para la productividad, ni para las empresas, ni para los trabajadores", lo tiene claro el secretario. En el mismo sentido, desde Seguridad Social apuntan que en los primeros días de abril más de 120.000 afiliados se han sumado de nuevo a las cifras del organismo.
"Muchos contratos se ciñen al mes natural", confirma el director de Randstad Research, Valentín Bote, algo que pasa "de siempre". Así, es común que los empresarios den de baja a los trabajadores cada viernes y los vuelvan a contratar en lunes, y de la misma manera sucede al terminar un mes y empezar el siguiente, algo que Inspección de Trabajo intenta pero no consigue atajar.
Es el caso, indica Bote, de los camareros, que "firman varios contratos a lo largo del mes", algo que sucede en muchos otras profesiones. Al experto le llama especialmente la atención el bajo número de altas, sobre todo llamativo en un inicio de Semana Santa, que en otras ocasiones hubiese llevado a la creación de un importante número de puestos de trabajo, aunque apunta que es difícil aventurarse a apuntar qué sectores han impulsado esta sangría.
La temporalidad del empleo español
Los contratos de menos de siete días suponen el 25% de todos los firmados en España, según Asempleo. La tasa de empleo a tiempo parcial no deseado llega al 8,3%, el doble de la del resto de socios comunitarios. Sigue existiendo, así, una gran brecha entre los trabajadores con empleo fijo y los temporales, más común entre los jóvenes, y más frecuente en épocas de vaivenes económicos.
Los expertos apuntan que es importante controlar esta hiperflexibilidad en pro del contrato indefinido, que ahora supone uno de cada diez, de manera que solo se recurra a este formato en épocas de crisis, como ha sido el caso de los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTE) durante la pandemia. En el sentido contrario, hay quienes apuntan a que sería preferible reducir el coste del despido de los trabajadores fijos, para que la diferencia fuese menor.
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