José María Álvarez-Pallete llegó a Telefónica con el firme propósito de continuar con el liderazgo de la teleco española en nuestro país y en otras áreas europeas y sudamericanas. También, el presidente actual aterrizó con una enorme losa a sus espaldas puesto que la compañía arrastraba una deuda de casi 50.000 millones.
Los primeros meses no fueron nada sencillos. La Comisión Europea echaba por tierra los planes de la empresa española de vender su filial en Reino Unido (que ahora está cerca de fusionarse con Virgin) a Hutchison por 13.000 millones. Además, la decisión de la CE se dio en un momento crítico para los intereses de Telefónica puesto que ese mismo año los británicos abogaron por abandonar la Unión Europea, dejando una crisis bursátil histórica.
Volviendo a la deuda, las obligaciones con los acreedores siempre fueron una de las grandes obsesiones del ejecutivo desde que ocupó el despacho con más importancia en el Distrito C de Las Tablas. Año a año, progresivamente, lo ha conseguido. En las últimas cuentas anuales, la deuda de Telefónica es de 35.000 millones, por lo que ha conseguido adelgazarla en casi 17.000 millones de euros.
Y es más que previsible que la cifra siga reduciéndose. Una de las operaciones que tiene pendiente de cerrarse obtuvo el espaldarazo del regulador británico. La CMA dio el visto bueno provisional a la creación de la joint venture entre O2 y la filial de Liberty. Cuando se concrete la fusión, la empresa de telecomunicaciones prevé una reducción de deuda de entre 6.300 y 6.652 millones de euros, y un pago inicial de 6.500 millones.
Durante 2020, la compañía que preside Álvarez-Pallete recortó la deuda en más de 2.500 millones de euros y la meta del ejecutivo es reducirla hasta "los 25.000 millones de euros en unos pocos meses", siempre y cuando las condiciones de las operaciones abiertas se concreten.
Ventas para eliminar la deuda
Para ganarle terreno trimestre a trimestre a la deuda, Telefónica se ha visto en la necesidad de acometer ventas importantes de negocios que hasta hace un lustro eran de capital importancia, pero que con el nuevo rumbo de la compañía se consideraban "activos no estratégicos".
Una de las más significativas se oficializó este enero. El 13 de enero, la empresa anunció la venta a American Towers de las torres de su filial Telxius por un valor de 7.700 millones de euros. En total, la teleco se desprendía de 30.722 emplazamientos, situados en España, Alemania, Brasil, Perú, Chile y Argentina, una operación que logró el beneplácito de los mercados, con subidas de hasta el 9% ese mismo día. Antes, en 2017, la empresa vendía 10.100 torres de telecomunicaciones a Telxius por 1.500 millones de euros.
No han sido las únicas. Telefónica ha replegado velas en Latinoamérica. Por ejemplo, el pasado 22 de febrero, la compañía vendió a KKR el 60% de la fibra óptica de Chile. Antes, se deshizo de Costa Rica y en su mente está desinvertir en Ecuador, Colombia o Uruguay. Hay ofertas sobre la mesa, pero desde la teleco siempre han insistido en que esperarán para monetizar de la mejor manera dichas operaciones.
Las filiales del operador español en Nicaragua y Panamá también se vendieron, en este caso en febrero de 2019, por unos 952 millones de euros al grupo Millicom. Sólo un mes antes Telefónica llegaba a un acuerdo con América Móvil para la venta de sus negocios en Guatemala y el Salvador por 570 millones de euros. Con todo, José María Álvarez-Pallete ha logrado unos ingresos superiores a 11.000 millones de euros en la venta de activos desde que llegara a la presidencia de la empresa.
A pesar de replegar velas en Latam, Telefónica sigue considerando a Brasil como uno de sus principales mercados. En marzo de 2021, Telefónica anunció la creación de un gigante de la fibra óptica en Brasil junto a la canadiense CDPQ. Además, la empresa liderada por Álvarez-Pallete junto a América Móvil y Telecom Italia cerraron la compra de los activos de la telefonía móvil de Oi, su rival en Brasil, por 16.500 millones de reales (unos 2.700 millones de euros).
La Nueva Telefónica
2019 marcó un antes y un después en la gestión de Álvarez-Pallete. Ese año, la compañía diseñó un plan estratégico con las líneas a seguir muy definidas: creación de dos filiales (Telefónica Tech y Telefónica Infra) y definir como mercados estratégicos a Alemania, Brasil, España y Reino Unido.
El presidente de la compañía tampoco se olvidó de la gran revolución que vive la economía mundial, con la digitalización como motor de este cambio. "La Cuarta Revolución es, indiscutiblemente, una revolución tecnológica, pero también una revolución social que alterará nuestro futuro inmediato. Una revolución que va a generar billones de euros de valor y, probablemente, nos ayude a solucionar retos que hasta ahora el ser humano no había podido conquistar. No podemos imaginarnos muchas de las cosas que esta revolución nos va a traer, pero sabemos que, para que sea buena para todos, debe ser justa e inclusiva. Debe ser humana", decía Álvarez-Pallete en su presentación de la nueva estrategia.
El coronavirus ha servido para que Telefónica dedique aún más esfuerzos para seguir dotando a los mercados en los que está presente una conectividad de calidad, una de las prioridades de Pallete en este lustro.
La empresa cuenta con un cobertura 4G de más del 90% de la población en los cuatro principales países en los que opera (España, Alemania, Reino Unido y Brasil), ha progresado en el despliegue de fibra no sólo en áreas urbanas, sino también en zonas rurales, y ha expandido sus redes de 5G en sus grandes mercados; en el caso de España ya están a disposición del 80% de la población. Con el impulso de Telefónica, España se encuentra a la vanguardia de la conectividad, con más fibra que la suma de Alemania, Francia. Reino Unido e Italia. De hecho, se estima que destina alrededor de 4.000 millones en la extensión del 5G en Europa.
"En estos cinco años se han puesto las bases para el futuro de Telefónica, asentadas en el plan estratégico presentado en 2019, cuyo cumplimiento pone ya a la compañía rumbo a la Nueva Telefónica", destacan desde la compañía sobre la efeméride.
Por otra parte, en este lustro, Telefónica ha duplicado el número de unidades inmobiliarias con fibra hasta el hogar (FTTH), con 47,8 millones de unidades, y cerró 2020 con una cifra récord de 134,8 millones de unidades inmobiliarias pasadas por su red de ultra banda ancha.
Un sector penalizado
Otro de los grandes retos al que tiene que hacer frente el presidente de Telefónica es el de levantar el valor de sus títulos. Álvarez-Pallete siempre ha sido un firme defensor del valor de la compañía, penalizada ahora por diferentes reveses bursátiles, que han propiciado que la empresa pierda un 60% en cinco años. No obstante, desde el inicio de año Telefónica ha ganado casi 5.000 millones sobre el parqué.
El presidente de la teleco ya avisó en la presentación de los resultados anuales de 2020 que la enorme competencia que existe en Europa lastra la rentabilidad de las acciones sobre el parqué. Álvarez-Pallete aseguró recientemente que "mientras en Estados Unidos las empresas de telecomunicaciones ganan en bolsa, en Europa no ocurre lo mismo".
Al igual que Telefónica, Orange y Vodafone han sufrido el revés bursátil. Por ejemplo, la cotizada gala se deja un 30% en el último lustro mientras que Vodafone ha menguado su capitalización bursátil en un 40%.
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