El ideario económico del movimiento 15-M era tan utópico como inconcreto. Sin embargo, su discurso promovió una mayor transparencia de los organismos públicos y abrió el debate sobre los mercados financieros a una sociedad poco acostumbrada a oír palabras como la prima de riesgo, la deuda o la dación en pago. Los indignados lo estaban por la situación económica del país, en mitad de una crisis financiera global, y reclamaban vacunas sociales como un mayor parque de vivienda pública, la prohibición de los expedientes de regulación de empleo (ERE) en empresas que presentasen beneficios o la implantación de impuestos globales que ayudasen a redistribuir la riqueza.
Entre los impuestos que proponía el movimiento estaba la Tasa Tobin, un impuesto a las transacciones financieras que actualmente en España está en vigor, pero todavía no tiene un reglamento que lo desarrollo. También por entonces se hablaba de reducir la jornada. Trabajar cuatro días a la semana como ha propuesto recientemente Más País no es una idea de esta década.
Varios economistas que redactaron propuestas económicas a raíz del 15-M han rechazado participar en este artículo. Algunos argumentan que no recuerdan qué se proponía entonces, otros, que las ideas eran demasiado idealistas y algunos que se encuentran en la actualidad en cargos públicos han preferido no comentar su participación en la que fue la mayor revolución de la sociedad española en las últimas décadas.
En el segundo trimestre de 2011, cuando los indignados acampaban en la Puerta del Sol, la tasa de paro en España era superior al 20%. En el caso de los menores de 25 años, lo que las estadísticas clasifican como paro juvenil ascendía al 45,87%. En la actualidad, la tasa de paro está en el 15,98% y el paro de los jóvenes se sitúa en el 39,53%. La deuda pública en ese año alcanzó el 69,9% del producto interior bruto (PIB) y la prima de riesgo, los 200 puntos.
Ante esta realidad, el 15-M proponía moratorias en el pago de las deudas, tanto de terceros países con España como de nuestro país con otros. En esta línea, un documento de trabajo del Grupo de Economía de Acampada Sol instaba a la realización de auditorías externas para determinar la “legitimidad o ilegitimidad” de dichas deudas. “En caso de que una deuda se declare ilegítima se repudiará su pago y se exigirán responsabilidad civiles o penales tanto a los deudores como a los acreedores”, apunta el documento.
Empleo
Entre las propuestas, el Grupo económico solicitaba la “equiparación de derechos de los trabajadores” entre autónomos y asalariados. Además, se reclamaba el incremento del salario mínimo, fijado entonces en 641,40 euros al mes. Ya entonces se insistía en la necesidad de que este se equiparase a nivel europeo y que tuviese una "correspondencia real con las condiciones de vida". Sin embargo, pese a que el SMI ha aumentado todavía no cumple con la carta social europea que establece que debería ser del 60% del salario medio, unos 1.000 euros, en el caso de España.
El 15-M alzó la voz sobre los cuidados no remunerados, una realidad que se ha vuelto a poner de manifiesto en la crisis del coronavirus. Las pensiones también requerían cambios a criterio de los indignados, que pedían que se incluyesen criterios de "disposición, equidad y dureza del trabajo" para calcular la edad de jubilación.
Vivienda
La dación en pago y la paralización de los desahucios también formaban parte de las propuestas del 15-M. Aunque la plataforma de afectados por la hipoteca (PAH), de la que formaba parte Ada Colau, actual alcaldesa de Barcelona, se fundó antes, lo cierto es que la vivienda era una de las patas del discurso económico de la Acampada de Sol.
Un año después, en 2012, el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó un Real Decreto que incluía medidas para aliviar los desahucios que incluían medidas como la dación en pago.
El 15-M propuso crear un parque de vivienda social en régimen de alquiler a partir del stock de viviendas vacías para dar acceso a personas en dificultades económicas, sin "construir más viviendas, con lo cual se ahorra tiempo, dinero y recursos", justificaban en el documento mencionado anteriormente. Además, instaba a la creación de organismo tasador público e independiente de la banca.
Política económica
Las reivindicaciones del 15-M excedían las fronteras españolas, la lucha contra los paraísos fiscales, las exigencias de la Unión Europea o el Banco Central Europeo ocupaban su discurso con la voluntad de cambiar reglas supranacionales.
También los bancos tenían un lugar destacado en el ideario político del 15-M. Lo que se convirtió en un eco repetido por Podemos, la banca pública, ya se exigía en las asambleas de Sol. Se planteaba decidir por referéndum cualquier rescate bancario o "cualquier medida o recorte impuesto por organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo o la Comisión Europea". Además, se proponía la nacionalización de las cajas de ahorros.
La corrupción, el paro, los desahucios, las preferentes, dieron lugar a que los indignados intentaran cambiar el mundo desde la Puerta del Sol. En 2021, aunque el contexto es distinto, muchas de sus reivindicaciones siguen sobre la mesa.
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