El sector turístico español afronta el segundo verano de la pandemia con una mezcla de optimismo e incertidumbre. Los diferentes actores implicados manejan cálculos variados sobre la recuperación de la actividad, pero todos coinciden en que si todo va bien, podrán recuperar hasta un 60% el volumen de negocio en el tercer trimestre respecto al mismo período de 2019. El avance de los niveles de vacunación y la próxima aprobación del pasaporte europeo para viajar dentro de la UE son dos factores clave que elevan el ánimo de un sector que acumula pérdidas de 116.000 millones de euros en los últimos trece meses, según cálculos de Exceltur.
Precisamente, la asociación que agrupa a 33 de las más relevantes empresas de toda la cadena de valor turística estima que se puede recuperar el 90% de la demanda española y el 50% de la extranjera en a lo largo del verano. Un extremo que permitiría llegar a final del ejercicio con alrededor del 47% de la actividad registrada en 2019. En cualquier caso, su vicepresidente ejecutivo, José Luis Zoreda, avisa de que “hacer previsiones con tal cantidad de incertidumbres es muy aventurado”.
La postura de Reino Unido respecto a España se mira con mucha preocupación, pues es el principal mercado emisor de turistas para nuestro país. En 2019 aportó 18 millones de visitantes, el 21% del total. Y la decisión de dejar a España fuera de la lista de destinos seguros genera especial incertidumbre. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha asegurado que los viajeros de Reino Unido podrán venir a territorio nacional sin PCR a partir del 20 de mayo, tras la previsible modificación de la recomendación 912 que regula los viajes no esenciales desde fuera de la UE.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez no ha conseguido de momento ejercer la presión diplomática suficiente para convencer al Gobierno de Boris Jonhson para que califique a España por zonas diferenciadas en lugar de como un bloque conjunto. En todo caso, desde el departamento de Maroto confían en que el Ejecutivo británico acabe revisando su semáforo que ha calificado a nuestro país con el color naranja, complicando el flujo de visitantes por los requisitos que se les imponen para viajar. “Lo importante no es que España les dé la bienvenida, sino que a la vuelta a su país no se encuentren con cuarentenas”, recalca Zoreda.
Aumento de las reservas
De momento, desde la patronal hotelera sí han podido constatar que el fin del estado de alarma ha supuesto un aumento importante en el interés de los españoles por desplazarse en vacaciones dentro de nuestro país. “Las búsquedas y reservas por internet de destinos de proximidad llevan días incrementándose, sobre todo para los meses de julio y agosto”, explica Ramón Estalella, secretario general de CEHAT (Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos).
Como el resto de actores del sector, los hoteleros creen que todo depende de la recuperación de la conectividad aérea, la apertura de fronteras y del incremento del ritmo de vacunación a nivel global. En este sentido, “en el turismo nacional, posiblemente podamos llegar a alcanzar en verano unos niveles cercanos al 60%-65% respecto a lo que teníamos en 2019”, prosigue. Sin embargo, llama a “no engañarse”, pues el mercado doméstico solamente cubre el 30% del total de las camas turísticas españolas, tanto urbanas como vacacionales. “Necesitamos el turismo extranjero y ahí sí que no podemos dar fechas”, remata.
En cualquier caso, si finalmente se pone en marcha en junio el pasaporte vacunal europeo, “esto puede significar que para agosto o septiembre podamos tener unos niveles de turismo extranjero en algunas de las zonas que más dependen de ello cercanas al 60-70% respecto al año 2019”, dice Estalella. Pero de momento, añade, “hay demasiadas claves y componentes que nos hacen no tener ninguna certeza”.
Entre las aerolíneas también manejan datos que invitan a pensar en una recuperación del flujo de actividad previo a la crisis sanitaria. “A día de hoy tenemos programados el 58% de los vuelos que se realizaron en el verano de 2019”, explican fuentes de la patronal ALA (Asociación de Líneas Aéreas), consultadas por El Independiente. Aunque piden tomar la cifra con “cautela", pues el pasado invierno había programados el 70% y finalmente se acabaron operando sólo un 35%. Sin embargo, la nueva temporada estival se afronta con más de optimismo, aunque “todo dependerá de las medidas que adopten los distintos gobiernos”, arguyen.
Todas las partes tienen claro es que el mercado doméstico será el primero en contribuir a la recuperación
Por su parte, desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) también dibujan dos escenarios. Tras un arranque del año muy malo para el sector, la patronal empresarial considera que la caída se irá moderando y creen posible que se facture en el trimestre de verano entre un 40 y el 50% menos que en 2019. Así, la actividad turística podría haber recuperado entre el 60 y el 70% de su actividad al final del ejercicio. Con estas estimaciones, el PIB turístico anual de 2021 acabaría situado entre los 66.000 y los 77.000 millones de euros; apenas la mitad que en 2019.
Recuperación desigual
En lo que todas las partes están de acuerdo es que el mercado doméstico será el primero en impulsar la recuperación. Y en eso tienen especiales esperanzas puestas en el sector de los bares y restaurantes. El presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, considera que será “un verano bueno” en el que calculan facturar sólo un 30% menos que en el de 2019. Es decir, tras meses de restricciones, podrían recuperar hasta el 70% de la actividad del verano previo a la crisis sanitaria. Yzuel reclama, eso sí, “destinar todos los recursos para vacunar” y cree que en el mes de agosto se podrá llegar a un verdadero “punto de inflexión”.
Sin embargo, ya avisa de que “la recuperación será territorialmente asimétrica”. En especial buena posición se coloca toda la cornisa cantábrica así como a ciertas áreas del arco mediterráneo, donde hay abundancia de segundas residencias. “Ahí va a ser un verano muy bueno”, destaca Yzuel. En cualquier caso, critica que las ayudas decretadas por el Ejecutivo central aún no han llegado al tejido empresarial, pues son las Comunidades quienes deben canalizarlas. “Quedan muchos deberes por hacer y el Gobierno debe hacerlos más rápido”, remata.
Tampoco dicen haber visto rastro del dinero prometido entre las agencias de viajes, donde se muestran conscientes de que serán uno de los últimos actores en notar la ansiada recuperación. “Tras el estado de alarma ya se están abriendo la mayoría, pero el nivel de reservas sigue siendo muy bajo”, traslada Carlos Garrido, presidente de CEAV (Confederación Española De Agencias De Viajes).
Hasta ahora, se está reservando mayoritariamente producto nacional, que representa sólo un 25% de su volumen de negocio. “Pero para poder funcionar bien, necesitamos que se recupere el turismo emisor y los viajes de negocios”, afirma. Y reclaman al Gobierno que levante ya la prohibición que mantiene al tráfico internacional de cruceros, un producto que se comercializa en un 98% a través de las agencias.
Esta semana, la ministra Maroto confía en que la Feria Internacional de Turismo Fitur que se celebra en Madrid sirva para relanzar la imagen de España como destino seguro. Asimismo, el Gobierno ha decidido invertir ocho millones de euros en una campaña promocional para intentar recuperar al turista foráneo. Según las estimaciones que maneja el Ejecutivo, nuestro país podría llegar a recibir en todo el año a 45 millones de visitantes extranjeros, que suponen algo más de la mitad de los 83,5 millones que llegaron en 2019.
Fuentes del Ministerio consideran que la estimación es “conservadora”. “No estamos pecando de excesivo optimismo”, apuntan. En cualquier caso, las zonas más expuestas a turismo internacional como las islas, algunas zonas de la costa o los entornos urbanos se podrían ver más dañados, mientras que las destinadas al turismo doméstico sí pueden sentir una recuperación más notable.
En cualquier caso, desde varios de los sectores consultados consideran que sería positivo imitar la política que están poniendo en marcha algunos países como Grecia o Malta, implantando medidas adicionales de cara a reforzar la seguridad del destino turístico. Entre otras, garantizar la vacunación de todo el personal turístico, o haber inmunizado a toda la población de algunos destinos clave para los visitantes. De momento, el Gobierno español se muestra partidario de no tomar decisiones al margen de la estrategia común de la UE.
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