Los españoles echan cuentas por el incremento del precio de la luz, que se sitúa en precios históricos tras un mayo con el kilovatio por las nubes. Pero no solo la factura eléctrica ha subido. El coste de los carburantes ha cogido carrerilla desde inicios de año, pero el encarecimiento de los derivados del petróleo se viene dando después del fin del confinamiento, hace justo un año.
En concreto, el coste de gasolina para los usuarios ha aumentado un 24% desde la misma semana del año pasado con respecto a este ecuador de 2021. De acuerdo a los datos aportados por el Boletín Petrolero de la Unión Europea, la gasolina se sitúa en España en los 1,35 euros por litro. Hace justo un año, la misma cantidad se quedaba en 1,09 euros.
En lo que va de año, el precio medio del litro de gasolina acumula ya un encarecimiento del 12,6%, mientras que el del gasóleo remonta más de un 11,5%. Lo mismo ocurre con el diésel, derivado petrolífero en el que recaerá más impuestos por ser más contaminante. En concreto, el diésel ha pasado de costar 0,91 la primera semana de junio del año pasado a 1,21 que marca el Boletín Petrolero de la Unión Europea, que se actualiza cada semana.
Pero el precio que se fija en algunas gasolineras es mucho mayor. Las gasolineras de Repsol en la Comunidad de Madrid fijan el precio de la gasolina 95 a 1,45 euros por cada litro, mientras que el diésel se queda en los 1,29 euros. Dichos precios se asemejan a las estaciones de servicio de Cepsa. El litro de gasolina 95 se fija en 1,48 euros mientras que el diésel asciende a 1,31 euros.
Este escenario ha derivado en que veamos los dígitos de mediados de 2019, momento en el que el precio de los carburantes suelen subir por la mayor demanda gracias a los viajes veraniegos. Además, en la actualidad ya se han sobrepasado los niveles previos a la pandemia del coronavirus, época en la que se hundieron debido a la baja demanda por el confinamiento severo en casi la totalidad del mundo.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advirtió recientemente que, de continuar con esta tendencia alcista en el mercado de los carburantes, podría suponer un coste extra de 180 euros para los usuarios de automóviles en España.
Cabe recordar que el cliente final tiene que pagar más de un 50% en concepto de impuestos. También influyen otros costes fijos como las reservas, el almacenamiento o la comercialización de la gasolina y de otros productos derivados del petróleo.
El petróleo, por las nubes
Pero lejos de solucionarse el problema, se prevé un verano con precios por las nubes, por lo que llenar el depósito para disfrutar de las vacaciones será más caro que otros años. Una tormenta perfecta descarga sobre los barriles de Brent, de referencia en Europa, y los de West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos.
Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, firmó un decreto este martes para suspender los arrendamientos de petróleo y gas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, por lo que se prohibirán las perforaciones en búsqueda de crudo. Cabe recordar que Donald Trump dio el visto bueno a esta técnica, hogar de cientos de miles de caribúes y aves acuáticas migratorias, así como de los osos polares del sur del mar de Beaufort, apenas medio mes antes de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca tomase posesión.
Las perforaciones en esta región son fundamentales para Estados Unidos puesto que es una de las vías de aprovisionamiento para el país, por lo que la potencia mundial tendría que tirar de importaciones para cubrir la demanda.
Por otra parte, los países de la OPEP+, asociación de los principales países extractores de petróleo, acordaron las nuevas bases de la hoja de ruta para la normalización en los mercados del sector. Así, el cártel decidió elevar en 2,1 millones diarios el bombeo de barriles. Hace meses, en pleno desplome del precio del crudo -que llegó a estar en negativo- el cártel acordó reducir en casi diez millones de barriles diarios su producción para incrementar el precio.
Varios analistas estiman que el barril de Brent llegue hasta los 80 dólares durante los próximos meses. A cierre de los mercados europeos, el Brent se encareció un 1,24% y su precio se elevó hasta los 71, 13 dólares. Por su parte, el WTI registró subidas del 1,36% (68,65 dólares).
Un marco poco propicio para las rebajas
Además, el marco regulatorio tampoco ayuda a que el precio de la gasolina y el diésel baje. El precio por emitir emisiones de dióxido de carbono en Europa se encuentra en máximos históricos (50 euros por tonelada).
Arianna Fox, analista de renta variable europea de Schroders, explica que “la subida de los precios del carbono encarece la energía procedente de los combustibles fósiles. Al mismo tiempo, hace que la energía verde -como la eólica o la solar- sea más competitiva, lo que debería fomentar un cambio en el comportamiento de los consumidores y de los proveedores”.
Por otra parte, este martes el Consejo de Ministros aprobó el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), con el que se pretende eliminar el coste de financiación del recore de la factura de la luz, que abonan directamente los consumidores de forma habitual. Ahora, serán las compañías energéticas las que asuman estos cargos y serán las empresas que más emisiones de CO2 emiten las que más tengan que aportar a la hucha. El Gobierno, de acuerdo a sus previsiones, quiere recaudar hasta 7.000 millones de euros.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia aseguró en un informe recientemente publicado que dicho reparto tendrá un impacto en el precio final de los consumidores de energía, en la medida en que las comercializadoras de gas, electricidad, operadores al por mayor y distribuidoras de GLP y productos petrolíferos, trasladen dicho coste o una parte del mismo al precio final que paga el consumidor.
Dependiendo de los escenarios que maneja la institución dirigida por Cani Fernández, los consumidores finales en el año 2025 podrían estar soportando un gasto en hidrocarburos líquidos superior al actual en más de cuatro céntimos de euro por litro o en más de seis céntimos de euro por litro.
A su vez, el Gobierno plantea otros gravámenes a los carburantes fósiles. En el 'Plan de Recuperación y Resiliencia' enviado a Bruselas recientemente, el Ejecutivo explica que se quieren revisar los impuestos a la gasolina o al diésel.
"Se revisarán las bonificaciones de los hidrocarburos utilizados como carburante. El objetivo es profundizar en el diseño de una fiscalidad verde que contribuya a la sostenibilidad, protegiendo al medioambiente como herramienta de lucha contra el cambio climático y atender además a los compromisos asumidos internacionalmente", se extrae del texto enviado a la Unión Europea.
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