Los datos de empleo conocidos este jueves han sido, mayormente, halagüenos: el paro ha bajado más que nunca en un agosto. A pesar de que este suele ser un mes malo por la menor actividad de muchos sectores con motivo de las vacaciones, en esta ocasión los desempleados han disminuido y lo han hecho en todos los sectores, salvo la construcción, y en 13 comunidades autónomas. Un récord. La ministra de Hacienda ha calificado el dato de "magnífico".
A eso se le suma que julio registró la mayor caída del desempleo de cualquier mes de la serie histórica, así que el verano ha terminado con un balance muy positivo para el Gobierno, y eso que en lo que va de año han visitado España un 25,8% menos de turistas internacionales (¡incluso!) que el año pasado, cuando estalló la pandemia. El gasto de los nacionales que no han salido al extranjero, al parecer, ha compensado.
La parte "gris" de esas cifras aparece cuando se consulta la otra cara de moneda, las cifras de afiliación a la Seguridad Social (es decir, de los trabajadores que hay dados de alta en el país). Esos datos desvelan que este agosto se ha batido otro récord, en esta ocasión, de temporalidad: el 31 de agosto de 2021 fue el día en que se destruyeron más empleos en un solo día desde que existen registros.
Fueron casi 290.000, en concreto, 289.982. Es la diferencia entre los empleados que se dieron de alta (47.468) y los que se dieron de baja (342.276) en ese día, según lo recogen los documentos (públicos) del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Así, aunque el balance de todo el mes, desde el punto de vista del empleo, es positivo, esta sangría de trabajadores en un solo día muestra el abuso de los contratos temporales en nuestro país, en este caso, que abarcan del primero al último día del mes, y que se ha revelado aún más flagrante en un mes en el que habitualmente se hacen muchos contratos de corta duración.
No se alcanzó una cifra tan alta de empleos destruidos ni siquiera en marzo de 2020. El día 16 de marzo de 2020 supuso la peor jornada recordada en años después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciase la declaración del estado de alarma que obligó a multitud de empresas a cerrar, causando la baja inmediata de 178.569 trabajadores.
Este año, la única cifra cercana a la de este 31 de agosto fue la del 30 de junio, con 231.824 bajas en términos absolutos, y la del 31 de marzo, con 202.416. O la del 31 de agosto del año pasado, también sangrante por una variación de más de 211.000 bajas al final de una (otra) atípica temporada de verano.
A lo largo de la historia, el hasta ahora peor día en términos de destrucción de empleo en una sola jornada era el 30 de junio de 2017, con 257.014 bajas, al que le seguía el 31 de agosto de 2016.
El director de Randstad Research, Valentín Bote, ha explicado ya a El Independiente que muchos contratos se suelen ceñir al mes natural, algo que sucede "de siempre" en España y que Inspección de Trabajo intenta pero no consigue atajar. Es el caso, indica Bote, de los camareros, que «firman varios contratos a lo largo del mes», algo que sucede en muchos otras profesiones.
La temporalidad que quiere combatir Yolanda Díaz
Es ese el marco en el que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, está negociando la reforma laboral con sindicatos y organizaciones empresariales, una reforma que se ha comprometido en aprobar antes de que termine el año y que busca combatir el exceso de temporalidad en España. Los contratos temporales en España representan la inmensa mayoría, y es algo que no gusta al Gobierno, pero sobre todo no gusta a Bruselas, que considera imprescindible cambiar esta realidad. De cumplir con esta exigencia depende, también, la llegada de los fondos europeos.
La hostelería es uno de los sectores con más trabajadores con contratos temporales, representando estos el 31% (350.900, frente a un total de 1,12 millones de empleados), según los cálculos que ha realizado este medio en base a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En la educación, el 32% de sus trabajadores son temporales (441.800 con contrato temporal frente a un total de 1,38 millones de empleados en el sector) y en la construcción, un 36% (353.700 sobre un total de 967.600).
Los únicos sectores con mayor índice de contratos temporales frente a indefinidos que los mencionados son la agricultura (con un 53% de temporalidad y 526.000 empleados totales en España) y las actividades sanitarias y de servicios sociales (con un 34% de temporalidad y 1,72 millones de trabajadores en el país).
Por eso, Trabajo propone reducir los tipos de contrato: de los 33 que ahora están en vigor en España, a tres, uno indefinido o «estable», otro el temporal y uno más, de formación. Uno de los cambios de mayor calado que esta propuesta lleva consigo sería el fin del contrato de obra y servicio y del fijo de obra, de manera que estos trabajadores pasarían a ser indefinidos (con contratos fijos-discontinuos).
Por otro lado, tampoco podrán utilizarse contratos temporales para trabajos de naturaleza estacional o vinculados a campañas (para los que, de nuevo, deberá usarse el fijo-discontinuo), sino que solo se dejarán para razones de carácter productivo y organizativo. A la vez, Díaz busca castigar a las empresas que abusen de la temporalidad, por ejemplo estableciendo que serán nulos los despidos ligados a la temporalidad. Lo que aún es una incógnita para el público es cómo se repercutirá esta reforma en las cifras de empleo.
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