Invierno negro el que le espera al mercado energético. La crisis en la que está instaurado el sector eléctrico, gasista y petrolero pueden tirar por la borda todas las previsiones económicas que manejaba el Gobierno de Pedro Sánchez.
Con los precios en el mercado mayorista de la electricidad en máximos históricos y los futuros del gas y del petróleo escalando mes a mes, se antoja complicado cumplir con lo estampado en el cuadro macroeconómico que presentó recientemente la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que obvió durante su presentación en rueda de prensa al Consejo de Ministros la temida inflación.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) ha escalado este mes de septiembre un 4% por encima del registrado hace un año, según reveló el pasado miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE). Dicha subida es consecuencia del subidón registrado en la factura eléctrica ya que es casi un 40% más cara que hace justo un año. Lo mismo ocurre con el precio de la gasolina, que escala un 25% interanual, o la compra de los futuros del gas, que se revalorizan un 123% desde el pasado octubre.
De hecho, el Gobierno se ha puesto una venda en los ojos y echa balones fuera, diciendo que el incremento del IPC será transitorio. Escrivá dice que el alza del indicador es "transitoria" y pide al INE un mayor uso de registros administrativos
"La inflación que viene de mercados energéticos es muy volátil (...) Yo entiendo que haya inquietud, que tiene efectos sobre las rentas mensuales (...) Lo que hay que mirar es el medio plazo", dijo el ministro en declaraciones a Onda Cero.
Pero atendiendo a los futuros de las materias primas, que han provocado que se dispare la inflación hasta máximos de hace 13 años, todo hace indicar que el IPC se situará en cotas parecidas a las que nos hemos acostumbrados en las últimas presentaciones de dichas cifras.
La electricidad va camino de nuevos récords
Desde la llegada de la tormenta Filomena a España, el recibo eléctrico ha escalado mes a mes. Si bien es cierto que se han sucedido aislados episodios de bajadas, el encarecimiento es notable, hasta llegar a los nuevos máximos históricos que ha dejado septiembre.
Pero lo peor está por llegar. O, al menos, eso nos dicen los futuros energéticos negociados en los mercados. A pesar de que octubre traerá consigo un pequeñísimo respiro ya que el precio medio del megavatio a la hora se situará en los 213 euros, de aquí hasta marzo no habrá cifras inferiores.
Noviembre y diciembre, según los datos ofrecidos por el Mercado Oficial de Futuros y Opciones Financieros en España (MEFF), serán los meses más caros de 2021 con 220 euros y 222 euros por megavatio de media.
El 2022 se estrenará con el mercado eléctrico tensionado y el precio que ha prevé el mercado es de 217,09 euros el MWh, para dejar paso a febrero, que marcará nuevos máximos históricos y el megavatio a la hora subirá casi tres euros más hasta los 219,86.
Será con la entrada de la primavera y las temperaturas más suaves, cuando tormenta remita tímidamente. Marzo aliviará los costes energéticos de la electricidad puesto que el megavatio descenderá hasta los 184 euros y ya en mayo y junio, el mercado mayorista rondará los 100 euros por megavatio a la hora.
El gas marca máximos hasta marzo del 2022
El encarecimiento de la electricidad viene dado, en gran parte, por el alto coste que supone adquirir gas desde hace meses. Tal y como ha publicado este medio, la mayor demanda de esta materia prima, junto a factores geopolíticos, han provocado que se superen precios históricos.
Los analistas de Alea Soft advierten que los niveles bajos de las reservas de gas y la oferta insuficiente para cubrir la demanda favorecieron la tendencia ascendente registrada por los precios de los futuros del gas durante todo el tercer trimestre de 2021. A su vez, explican que la “decisión de Rusia de no incrementar el suministro de gas a Europa a través de Ucrania a partir de octubre también contribuyó a las subidas al final del trimestre”.
Además, recuerdan que en el inicio del cuarto trimestre, los niveles de las reservas todavía “siguen estando bajos”, en una época en la que se acerca el invierno “lo que continuará ejerciendo su influencia al alza sobre los precios”. Tampoco se puede obviar las negociaciones entre Marruecos y Argelia, con España de por medio, ya que las malas relaciones diplomáticas podrían ocasionar el cierre del gasoducto que transporta materia prima desde África a Europa.
Con todo, de aquí a final de año, los futuros apuntan a que de aquí a final de año el precio por MMBtu (unidad de medición de gas) se situará entre los 5,93 y 6,03 dólares, mientras que el inicio de año el coste volverá a incrementarse hasta los 6,15 dólares. Una vez que acabe el invierno, el mercado anticipa cierto desahogo y el precio cae hasta los 3,85 euros por MMBtu en mayo.
El petróleo, disparado
Por último, el petróleo continúa con su espiral alcista tras un año y medio en el que el barril del petróleo llegó a verse en terreno negativo, debido a que se acumulaban millones de litros de oro negro en los yacimientos. El confinamiento en dos tercios de la población del mundo imposibilitó que fuera utilizado el fuel mundial.
Durante las últimas jornadas, el barril de Brent, de referencia en Europa, superó la barrera de los 80 dólares y se revaloriza un 52% en lo que va de año, provocando que llenar el depósito de la gasolina sea un 25% más caro.
Y lo que queda. Los analistas de Goldman Sachs lo sitúan ya en 90 dólares por barril este mismo año y alertan del posible frenazo en la recuperación económica. Por ahora, los futuros de octubre a mayo del año que viene se sitúan entre los 75 y 77 dólares, pero a diferencia del resto de materias primas, el mercado del petróleo no tiene previsto dar tregua.
El Gobierno tendrá un gasto extra
Por tanto, y como es de prever, los próximos seis meses vendrán con una inflación igual o similar a la del último dato. Por tanto, el alza de la inflación, además, repercute directamente en cuánto va a tener que desembolsar el Gobierno en pensiones, ya que desde el 1 de enero de 2022 las pensiones estarán ligadas al IPC medio del año anterior, como aprobó el Ejecutivo en julio. También afecta a su gasto en sueldos de funcionarios.
Es decir que el aumento de la inflación repercutirá directamente en los gastos que el Estado deberá asumir el próximo año. Y estos, a su vez, condicionarán las cuentas que el Ejecutivo debe sacar adelante con apoyo parlamentario.
De hecho, tal y como narra El Economista, el incremento del coste de la cesta de la compra provocará que el Estado tenga que gastar 11.000 millones de euros extra por ligar las pensiones al IPC, así como a los funcionarios.
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