Mientras que hace exactamente una semana el Gobierno alertaba de que no existía una postura común entre ministerios con respecto a la reforma laboral, a pesar de que lleva meses debatiéndose con sindicatos y empresarios y urgían a consensuarla lo antes posible para poder avanzar en las negociaciones, hoy la crisis ya no existe. Y parece que nunca existió.
El complejo presidencial de Moncloa fue testigo este martes de una 'cumbre' al más alto nivel que se saldó con el "compromiso" conjunto de los socios de coalición de cumplir el acuerdo que tanto PSOE como Podemos firmaron en diciembre de 2019, y que implica literalmente derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy. Pero el pacto se midió en términos políticos, no prácticos. Por el momento, Moncloa prefiere no abordar los detalles de la negociación ni profundizar en los preceptos de su contrarreforma pese a las fuertes discrepancias entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño en algunos supuestos que no llegaron a pulirse en la cita de ambas ministras con Sánchez y el resto de agentes ministeriales. Sólo se acordó recuperar el término 'derogación', una palabra que el ala socialista del Ejecutivo rehuía y que ahora abraza para avanzar en la "recta final" del acuerdo, como celebró ayer la ministra portavoz, Isabel Rodríguez
La falta de concreción respecto a los contenidos de la reforma que socialistas y morados esperan aprobar antes de que finalice el año ha sido recibida de forma distinta entre los sindicatos y los empresarios. Mientras que en CCOO y UGT creen que el choque dentro del Gobierno se ha cerrado, vista la postura expresada por los ministros este martes, y esperan que las reuniones sobre la reforma laboral continúen con normalidad; fuentes de la CEOE manifiestan su intranquilidad e inquietud porque ven este supuesto acuerdo "vacío" y desconocen qué les presentarán ahora desde Moncloa.
Los sindicatos también desconocen exactamente qué ha decidido hacer el Gobierno en su 'cumbre' de este martes, o al menos así lo manifiestan a los medios, pero no alzan la voz de alarma y confían en seguir adelante. También en cumplir los plazos, es decir, en conseguir derogar la reforma laboral antes de que termine el año como Díaz ha reiterado que hará. "No queremos especular", aclaran al ser preguntados por cuál puede ser la estrategia que seguirá el Gobierno ahora para contentar a ambas ministras.
Asimismo, confían no solo en aprobar la nueva reforma laboral, sino en hacerlo con el apoyo de los empresarios: "Estoy convencido de que la CEOE no se va a descolgar de la negociación. Y creo que el acuerdo con CEOE es difícil pero no imposible", expresaba el recién reelegido secretario general de CCOO, Unai Sordo, quien reiteró además que las medidas que se están negociando tienen el visto bueno de Bruselas: "No es cierto que haya ningún veto de Europa a las medidas que estamos planteando para corregir la reforma laboral de Mariano Rajoy", sentenció. En cambio, el mensaje que el Gobierno está dando a los empresarios es el mismo, que pueden estar tranquilos, a pesar de que a nadie se le ocurre una fórmula mágica que pueda contentar a ambas partes.
Lo que las organizaciones sindicales tienen claro es que no van a dar pasos atrás en lo que ya se ha decidido con Trabajo a lo largo de las decenas de reuniones que han tenido lugar desde marzo, así como en lo que ya se había pactado con la ministra anterior del ramo, Magdalena Valerio. Sin embargo, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, no ha entrado a valorar en los últimos días aspectos concretos de la reforma, pero sí recuerdo que su organización tiene libertad para oponerse a la derogación de la reforma laboral de 2012 en los términos que plantee el Gobierno.
Según el modus operandi que ha fijado el Gobierno, a partir de ahora todos los miércoles tendrá lugar la reunión tripartita de la reforma laboral con los dos sindicatos y las dos patronales (como viene sucediendo desde marzo) pero con la presencia también de representantes del Ministerio de Asuntos Económicos y del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Además, todos los martes por la tarde tendrá lugar una reunión de los secretarios de Estado de los ministerios implicados para preparar la sesión de los miércoles, y los miércoles por la tarde los mismos secretarios de Estado vuelven a reunirse para repasar lo decidido por las mañanas.
Yolanda Díaz se anota un tanto
Ni el escueto comunicado de Moncloa ni las explicaciones de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, profundizaron en los detalles sobre cómo abordar la efectiva derogación de la reforma laboral, pero el acuerdo sí reflejó un importante cambio de postura en el ala socialista del Gobierno, donde se aceptó emplear del término "derogación" para referirse al marco legislativo de Mariano Rajoy. Además, y ante la insistencia del Ministerio de Trabajo, el PSOE despejó ayer dudas respecto a su compromiso de avanzar en una negociación más "justa y equilibrada" -es decir, que cuente con el visto bueno no sólo de sindicatos sino también de la patronal- en los términos del acuerdo de coalición y del Plan de Recuperación remitido a la Comisión Europea.
En el departamento que dirige Yolanda Díaz no tardaron en celebrar el acuerdo y en anotarse el primer tanto de la batalla por la derogación de la reforma laboral. En el entorno de la vicepresidenta segunda entienden que, de entrada, la dirigente ha ganado a nivel de relato pese a que a la derogación de la reforma laboral aún le queda la parte más dura de la negociación por solventar con un calendario especialmente apretado: el texto debe salir del Consejo de Ministros "antes de Navidad" para su aprobación en tiempo y forma en el Congreso. Los plazos, de momento, se mantienen.
Alto el fuego en la crisis Díaz-Calviño
"Nos encontramos en la recta final. Una mayor coordinación del Gobierno es positiva para avanzar en el diálogo y conseguir el mejor acuerdo para los trabajadores", expresó la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa de este martes tras el Consejo de Ministros. Rodríguez insistió en que "existe un compromiso" y en que "el Gobierno está comprometido". Sin acusaciones ni reproches.
Desde el Ejecutivo tratan de quitar hierro a la polémica que hace tan solo unos días colmaba titulares, el choque Díaz-Calviño por cómo y quién va a llevar a cabo la reforma laboral que España ha prometido a Bruselas que aprobará antes de final de año. Todo empezó con Podemos denunciando el viernes 22 de octubre que Calviño se estaba entrometiendo en la negociación. Once días después, ambos socios de Gobierno han enfriado el tono considerablemente.
Por ahora han terminado las declaraciones cruzadas entre los ministerios de Trabajo y Asuntos Económicos, las acusaciones de injerencia y la disparidad de opiniones sobre qué tipo de reforma laboral debe aprobarse y qué medidas permitirá o no Bruselas. Este martes, la reunión entre el mismo presidente del Gobierno y las vicepresidentas y ministras de los departamentos ahora (desde hace una semana) implicados en la reforma laboral terminó sin ningún tipo de mensaje sobre qué se hará para modernizar el mercado de trabajo, pero con aparente consenso.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero; la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría; el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, y la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, mantuvieron la tan ansiada reunión para decidir la postura común del Ejecutivo sobre la reforma laboral.
Al finalizar, Moncloa envió un comunicado a los periodistas -redactado conjuntamente por PSOE y Podemos, según fuentes gubernamentales- con poco contenido, pero un cambio en la manera de nombrar lo que están haciendo: "El Gobierno está comprometido con la derogación de la reforma laboral de 2012". El comunicado no entró en qué han decidido sobre ningún aspecto concreto, incluida la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa, que ha sido uno de los principales baches entre ambos ministerios, con Calviño insistiendo en que la Comisión Europea no permitirá tal cambio y con Díaz recordando que está más que hablado con Bruselas y jamás han puesto ningún inconveniente.
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