«El cambio climático es, por definición, un reto global que requiere una respuesta global. La ciencia sugiere que salvo que hagamos algo rápido, el cambio podría ser irreversible. Ahora son los líderes mundiales quienes tienen que entender las consecuencias», señaló Ana Botín durante su intervención el pasado martes en la XIV Conferencia Internacional de Banca.
Esta cita, que organiza con gran éxito Banco Santander desde 2008, reunió a altas personalidades del mundo financiero, la política, las empresas o la tecnología para buscar respuestas a las numerosas incertidumbres que planean en el mundo post Covid. Entre ellas, la importancia de construir una economía alejada de las emisiones de carbono, las oportunidades que genera este nuevo modelo, el ritmo y la naturaleza de la transición y la necesidad de un nuevo pacto social global para que ninguna comunidad ni región se quede atrás en el camino hacia una economía y una sociedad más verdes.
Botín se ha sumado en los últimos años a las voces que alertan sobre la urgencia de tomar medidas para frenar los devastadores efectos del cambio climático. Un desafío que no puede quedar relegado a un segundo plano pese a la pandemia sanitaria. «Cuando la crisis del coronavirus haya pasado, la emergencia del cambio climático seguirá. Si queremos que el mundo haga una transición ordenada hacia un futuro más verde debemos trabajar todos juntos: gobiernos, empresas, clientes y comunidades», ha recordado Botín en varias ocasiones.
Una oportunidad única
Un mensaje en el que insistió de nuevo en la Conferencia Internacional de Banca. En esta ocasión, la máxima ejecutiva del banco señaló que «tenemos una oportunidad única en Glasgow. Quizá la última de mantener vivos los compromisos establecidos en París en 2015: alcanzar cero emisiones netas en 2050».
«La buena noticia», añadió, «es que el mundo financiero global se está movilizando para apoyar la transición a la economía verde». Un ejemplo es Banco Santander, líder global en financiación de renovables. La entidad se ha comprometido a movilizar 120.000 millones de euros en financiación verde hasta 2025 (ya ha alcanzado 51.198 millones), cifra que se elevará a 220.000 millones hasta 2030. Botín recordó que sólo desde 2020, los proyectos de renovables que ha financiado el grupo han creado energía suficiente para abastecer una ciudad tres veces el tamaño de Londres.
La máxima ejecutiva del banco reclamó la necesidad de una planificación y marcos regulatorios a largo plazo para la transición a bajas emisiones de carbono, «incentivos y desincentivos regulatorios claros y coherentes». Pero además, destacó la importancia de que los ciudadanos entiendan la importancia de estas políticas públicas y acepten los cambios que están por venir; que los gobiernos creen redes de seguridad social para aquellos cuyos puestos de trabajo cambiarán o desaparecerán, y políticas que incentiven y ayuden a las empresas a crear los millones de nuevos puestos de trabajo que los sustituyan; que las grandes empresas estén dispuestas a tomar la iniciativa, a ser un ejemplo; y que bancos y mercados de capitales proporcionen la financiación que impulse esta transformación y el crecimiento que traerá consigo. «Para ello es fundamental una regulación global que permita financiar la gran transición», destacó.
Liderazgo financiero global
Banco Santander es miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance (NZBA), promovida por la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unepfi), y se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas en 2050 (ya el año pasado alcanzó la neutralidad en carbono en su propia actividad). Este pacto sectorial agrupa a más de 40 entidades de 23 países y nace para movilizar el apoyo financiero necesario para construir una economía global de emisiones cero. Junto a la entidad cántabra están otras españolas como Caixabank, BBVA e Ibercaja, además de grandes bancos internacionales como Credit Suisse, Citi, Deutsche Bank, HSBC, Lloyds, Morgan Stanley, UBS o BNP Paribas.
Para llegar a esta meta, el Santander se ha trazado una detallada hoja de ruta de descarbonización que pasa, entre otros objetivos, por dejar de prestar servicios en 2030 a clientes con más del 10 por ciento de sus ingresos procedentes del carbón térmico y eliminar toda exposición a la minería de carbón térmico para cumplir con los compromisos de París. Al mismo tiempo, seguirá adoptando medidas para reducir su propia huella y acompañar a sus clientes en la transición hacia una economía verde. «Estoy muy orgullosa de los pasos que está dando el Santander, pero soy consciente de que, al igual que para nuestros competidores, esto es sólo el principio y lo más difícil de conseguir, Net-zero, está por delante», señaló Botín.
Desafíos de un tiempo de cambio
La Conferencia Internacional de Banca se celebró en la sede corporativa del grupo, en la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte (Madrid). Contó con la asistencia de en torno a 1.000 personas que pudieron seguir el acto un formato mixto (online y presencial). Además del debate sobre cambio climático, en el que Ana Botín compartió su visión junto a Håkan Samuelsson (CEO de Volvo Cars), Theodor Weimer (CEO de Deutche Börse) y Bill Winter (CEO de Standard Chartered), otros temas de actualidad centraron estas charlas.
Entre ellos, los desafíos que afronta Europa, con altos niveles de deuda pública, la retirada de las medidas de apoyo por la Covid o las dificultades que podría plantear la creciente presión inflacionista; el aumento de la brecha en materia de renta y bienestar que ha provocado la emergencia sanitaria y la necesidad de un consenso mundial para impulsar la dinámica de las economías emergentes en el que intervengan gobiernos, empresas, bancos y organismos multilaterales; la importancia de gestionar de forma más robusta futuras pandemias y los retos que sigue presentando la Covid, en especial la mejora de la distribución de vacunas en los países en vías de desarrollo; y los riesgos y las oportunidades que representa la aparición de nuevos competidores en el sector financiero, y la importancia de garantizar unas condiciones de competencia equitativas.
La clausura corrió a cargo de Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Economía y Digitalización del Gobierno de España. Calviño explicó la importancia del crecimiento para salir con fuerza de la crisis y garantizar que la recuperación económica no es temporal. Además, hizo hincapié en las oportunidades que brinda la llegada de los fondos europeos para apoyar una recuperación sostenible, basada en la transición verde, la transformación digital, la cohesión territorial y social y la igualdad de género. «Tenemos un buen plan de recuperación, los recursos para que sea real y la determinación para beneficiarnos de esta singular oportunidad para construir un futuro mejor, así que hagámoslo juntos», señaló.
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